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La Organización Internacional de Investigaciones del Cerebro y la Fundación Wellcome aportarán 50 mil libras para sumar una nueva dimensión de análisis al estudio interdisciplinario iniciado en 2023 por nuestra universidad junto con el Hospital Eva Perón. El proyecto busca determinar si las consecuencias prolongadas de la enfermedad están vinculadas a cambios neurocognitivos mediante el análisis de resonancias magnéticas, evaluaciones cognitivas, cuestionarios y, ahora también, biomarcadores de estrés en muestras de saliva de voluntarixs.
Una parte importante de la población que contrajo COVID-19 sufrió de fatiga crónica, falta de aire, dolor muscular, pérdida de memoria y/o falta de concentración durante los meses posteriores a su recuperación. La pérdida de memoria y la falta de concentración son problemáticas neurocognitivas que vinculan a la enfermedad con el cerebro, pero no hay evidencia concluyente al respecto, ni certezas sobre si se trata de una afección permanente o transitoria o si puede derivar en otros problemas de salud mental. En ese contexto, investigadores de la UNSAM y el Hospital Eva Perón iniciaron un estudio en febrero de 2023 para determinar si las consecuencias prolongadas del COVID están vinculadas con cambios en el cerebro.
El estudio recibió inicialmente 4 millones de pesos de financiamiento del Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires (FITBA) y en enero de 2024 sumó 50 mil libras esterlinas de la Organización Internacional de Investigaciones del Cerebro (IBRO) y de la Fundación Wellcome, que apoya la ciencia con aplicaciones en salud. Además cuenta con la colaboración del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires para el reclutamiento de las personas voluntarias.
El proyecto, titulado “Estudio del impacto neurocognitivo del COVID prolongado en habitantes de la provincia de Buenos Aires”, integra diversas disciplinas. Inicialmente, el Centro de Imágenes Médicas (CEUNIM) y el Centro de Estudios Multidisciplinarios en Sistemas Complejos y Ciencias del Cerebro (CEMSC3) de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) se unieron con el Área de Neuropsicología del Hospital Eva Perón. Luego, se sumó la colaboración del consorcio de la Agencia I+D+i y, más recientemente, la del grupo de Neurobiología del Estrés liderado por la investigadora Marcela Brocco de la Escuela de Bio y Nanotecnologías (EByN) de la UNSAM.
Este enfoque interdisciplinario se refleja en la diversidad de fuentes de datos, que incluye resonancias magnéticas, evaluaciones cognitivas, cuestionarios de síntomas, muestras de sangre y ahora, gracias a la colaboración con Marcela Brocco, muestras de saliva para la búsqueda de biomarcadores.
“Este financiamiento es para potenciar las capacidades de dos grupos que trabajan sobre distintas áreas de las neurociencias. Para mí, que vengo de la ingeniería y del procesamiento de imágenes médicas, es muy interesante colaborar con colegas que vienen de la biología. Poder combinar distintos biomarcadores es clave en el estudio del COVID prolongado y esta nueva colaboración potenciará mucho el trabajo que estamos haciendo”, cuenta Martín Belzunce, director del proyecto original e investigador del CONICET en la ECyT.
Sobre los aspectos colaborativos del proyecto, Belzunce dice: “El disparador de esta colaboración con colegas de la EByN fueron las primeras jornadas científicas y tecnológicas de la UNSAM (clic aquí). Ahí nos conocimos con Marcela Brocco, que presentó su póster sobre biomarcadores. Después se abrió la convocatoria de IBRO y Marcela me propuso presentar una propuesta conjunta basada en el proyecto original”.
Brocco, quien se desempeña como investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, detalla: “Venimos trabajando en modelos de laboratorio e identificamos una serie de moléculas que se disparan ante situaciones de estrés. Son biomarcadores. Este estudio en curso de colegas de la ECyT es una oportunidad muy valiosa para evaluar si estos biomarcadores en roedores funcionan también en personas que sufrieron estrés por COVID prolongado”. La doctora en Ciencias Químicas y especialista en bioquímica del cerebro agrega: “En caso de que funcione, nuestro panel de biomarcadores será clave para detectar personas en riesgo y también evaluar la eficacia de los tratamientos actuales”.
El estudio ya concluyó el reclutamiento de voluntarios, adquirió los datos de las primeras tres instancias y comenzó su procesamiento. El objetivo era reclutar a 130 personas voluntarias que cumplieran con determinadas características: 50 personas que hubieran cursado COVID severo, 50 personas con diagnóstico de COVID prolongado y 30 personas sanas. Con el financiamiento de la IBRO se suma una cuarta instancia que consiste en recolectar muestras de saliva.
“Queremos obtener muestras del mismo grupo de voluntarios original, pero si no es posible sumaremos nuevos para que completen las cuatro instancias del estudio”, adelanta Brocco, que con su grupo buscará procesar la información provista por todas las instancias con algoritmos de aprendizaje automático para hallar patrones y conexiones que escapan al entendimiento humano.
Sobre los alcances de la iniciativa, Belzunce explica: “Esperamos presentar resultados a fines de 2024, cuando hayamos completado el análisis cuantitativo de las imágenes de las resonancias magnéticas junto con los cuestionarios, las evaluaciones cognitivas y las muestras de saliva y el uso de herramientas estadísticas y de inteligencia artificial para identificar las variables asociadas al COVID prolongado”.
Para contactar al equipo escribir a covidprolongadounsam@gmail.com.
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