Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental

Día Mundial de los Humedales

La Argentina cuenta con un poco más del 21% de su superficie cubierta por una amplia diversidad de humedales, desde los extensos Esteros del Iberá y el Delta del Paraná, a los pequeños mallines, vegas, de las marismas costeras a los humedales altoandinos o las turberas en la Patagonia Austral. A pesar de su importancia, en nuestro país los humedales no escapan a las amenazas identificadas en otras partes del mundo. Lxs doctores Analía Nanni y Facundo Schiavi abordan el tema en esta nota.

El 2 de febrero de cada año se conmemora el Día Mundial de los Humedales. Esta fecha tiene su origen en el día en el que se adoptó la Convención sobre los Humedales, en la ciudad iraní de Ramsar, a orillas del mar Caspio en 1971.

¿Pero, qué son los Humedales? 

“Según se los definió en la Convención de Ramsar sobre los Humedales (artículo 1.1), son “áreas de marismas, pantanos, turberas, o áreas cubiertas de agua, ya sean naturales o artificiales, permanentes o temporales, con agua estática o corriente, dulce, salobre o salada, incluidas las zonas de agua marina cuya profundidad durante la marea baja no exceda de seis metros”, explica Facundo Schivo, Doctor e Investigador adjunto del CONICET.

El investigador agrega que estos ambientes son un refugio clave para la biodiversidad, en un contexto en el que está en riesgo de una sexta extinción masiva. Además, cuando se encuentran en un buen estado de conservación, brindan beneficios clave para el bienestar humano, entre los que se pueden destacar algunos tales como:

  • Provisión y almacenamiento de agua potable, alimentos, fibras para manufacturas, hábitat para polinizadores.

  • Regulación del clima junto con la mitigación del cambio climático, el control de carga y descarga de agua de los acuíferos, retención de sedimentos, contaminantes y atenuación de las inundaciones y protección frente a tormentas.

  • Valores culturales, espirituales, recreacionales y educativos.

Por estos motivos, las primeras civilizaciones se han desarrollado asentadas en áreas de importantes humedales. 

A pesar de su importancia, los humedales se encuentran en un estado crítico de conservación debido a la explotación directa de sus recursos, junto con las modificaciones derivadas de obras de infraestructura para el manejo del agua, reconversión a tierras aptas para el cultivo y la ganadería, el desarrollo industrial, minero y urbano, la contaminación y los incendios, entre otras amenazas. Éstas han llevado a la pérdida del 87% de la superficie cubierta por humedales a escala global en los últimos 300 años, con una alarmante aceleración en las últimas décadas.

“Los humedales son ecosistemas con múltiples funciones que se traducen en contribuciones a la sociedad. La flora y fauna que los habita está adaptada a su régimen hidrológico que fluctúa entre períodos más húmedos y otros más secos. Sus suelos presentan características propias y distintivas de estos pulsos de inundación o anegamiento. Estas condiciones, vuelven a los humedales ecosistemas cíclicos, productivos y resilientes”, aporta Analía Nanni, de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la Universidad.

En particular, el mayor centro urbano, la región del AMBA, que concentra al 37% de los habitantes del país, se ha desarrollado desde sus inicios coloniales a orillas del Río de la Plata y se ha ido extendiendo siguiendo en parte las trazas de las cuencas del río Reconquista y del Matanza-Riachuelo. En la actualidad, estos dos ríos son los más contaminados del país, en particular, este último se encuentra entre los más contaminados del mundo.

“Desde hace mucho tiempo los humedales vienen siendo explotados, drenados, quemados y rellenados, en el contexto actual no parece que la situación cambie. Sin una ley que ampare su cuidado y protección, sus valores y su uso sostenible, el futuro de los humedales de nuestro país es incierto y hasta desolador. La gestión, conservación y el uso sostenible de los humedales debe ser abordado a diferentes escalas, teniendo en cuenta el contexto del paisaje y las necesidades culturales y económico-productivas de las personas que los habitan. Desde la ciencia y la academia podemos aportar en su conocimiento, entendimiento, conservación y mejores prácticas de uso sostenible, brindando herramientas claves para ser utilizadas por los tomadores de decisiones y por los actores locales”, 

Nuestro país ha suscrito a una serie de tratados internacionales para la conservación de la naturaleza en general y de los humedales en particular, sobre la base del reconocimiento de la interdependencia del ser humano y de su medio ambiente. Donde el estado de conservación de la naturaleza es clave para la supervivencia de nuestra especie, y asumiendo que su actual crisis está fuertemente impulsada por las acciones humanas. 

Es por todo esto que resulta de vital importancia una Ley de Humedales que pueda revertir esta tendencia, fomentar su protección, restauración y regular las actividades que en ellos (o en sus inmediaciones) se desarrollen.

 

 

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Nota actualizada el 2 de febrero de 2024

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