Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, INTECH, Notas de tapa
Un equipo de ocho científicxs liderado por Marina Clemente desarrolló un prototipo de vacuna oral contra la enfermedad causada por el parásito intracelular Toxoplasma gondii. La prestigiosa revista Frontiers in Plant Science publicó los auspiciosos resultados de las pruebas en ratones y el ministro de Ciencia Daniel Filmus destacó el aporte realizado desde el Instituto Tecnológico Chascomús INTECH de la UNSAM y el CONICET.
Actualmente no existe una vacuna contra la toxoplasmosis basada en subunidades, segura y efectiva: ni para personas, ni para animales. Por eso es tan relevante el avance que realizaron investigadorxs del Instituto Tecnológico Chascomús (INTECH), de la UNSAM y del CONICET, lideradxs por Marina Clemente: desarrollaron un protototipo de vacuna oral, que dio excelentes resultados en pruebas en ratones. De obtener financiamiento adicional y establecer alianzas con empresas farmacéuticas del sector privado, así como avanzar en el proceso industrial, las pruebas y procesos regulatorios, el prototipo desarrollado podría transformarse en una vacuna para animales y luego quizás en una para humanos, así como también en tratamientos. Por lo pronto, el prototipo demandó más de seis años de trabajo y sus resultados se publicaron en la prestigiosa revista Frontiers in Plant Science.
“Es la primera vez en más de quince años de carrera que una publicación científica de nuestro grupo de investigación genera tanta repercusión: salió una nota en la Agencia TELAM, se compartió mucho en las redes sociales y hasta nos felicitó el ministro de Ciencia Daniel Filmus”, contó la investigadora Marina Clemente. Consultada sobre si tenía alguna hipótesis para explicar este mayor interés, la investigadora destacó: “La toxoplasmosis es una enfermedad que pasa desapercibida salvo para las personas inmunodeprimidas, así como para las embarazadas y sus bebés, que corren los mayores riesgos. Quizás por esto despierte tanto interés en la población que se avance en el desarrollo de una vacuna y tratamientos”.
Las capacidades de la UNSAM en biotecnología no se reducen al estudio de la toxoplasmosis. La noticia aquí quizás sea que un grupo del INTECH avanza en el desarrollo de una plataforma vegetal para la producción de vacunas contra enfermedades infecciosas en general: desde el Síndrome Urémico Hemolítico, la toxoplasmosis o el COVID. ¿Qué es una plataforma vegetal? Así lo explicó Clemente: “Se trata de la puesta a punto de equipamiento y de un conjunto de técnicas de biotecnología para producir proteínas a partir de células vegetales, en vez de microorganismos. Este tipo de plataformas son de fácil escalado y permiten producir proteínas complejas a un costo más bajo”, explicó Clemente.
Esta novedosa plataforma biotecnológica se suma a otras utilizadas en UNSAM para desarrollar la vacuna Delta PGM contra la brucelosis bovina que se exportó a Colombia (clic aquí), o la que se utilizó para desarrollar la vacuna argentina contra el COVID19 más avanzada: la ARVAC Cecilia Grierson (clic aquí), que avanza hacia la pruebas de seguridad en personas (fase 1), en articulación con el Laboratorio Cassará.
El Instituto INTECH ubicado en Chascomús, Provincia de Buenos Aires, fue fundado en 1989 por uno de los pioneros argentinos en el área de la biotecnología: Rodolfo Ugalde, quien fundó también el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la UNSAM, en 1997. Desde entonces, el IIB y el INTECH son una misma institución académica de la UNSAM con dos sedes: la sede del Campus y la sede de Chascomús, frente a la laguna. Uno de los fuertes de la sede Chascomús es el estudio de la toxoplasmosis. Allí trabaja desde hace décadas uno de los grupos más destacados internacionalmente en la materia (clic aquí). Los aportes se enfocaron en mejorar el diagnóstico de la enfermedad, así como comprender sus mecanismos. La noticia ahora es que también han dado un paso importante en el desarrollo de tratamientos y vacunas, de un modo innovador.
El prototipo de la vacuna contra la toxoplasmosis consiste en un extracto vegetal que contiene una proteína compuesta, producto de la fusión de una proteína del parásito y de una proteína de una planta.
“Es una solución para suministro vía oral. Esta solución es un extracto vegetal de una planta de tabaco (la Nicotiana benthamiana), que expresa una proteína diseñada a partir de la fusión de un fragmento de proteína del parásito intracelular (SAG1) y de un fragmento de una planta (la proteína denominada HSP90), que estabiliza a otros péptidos y proteínas y actúa como adyuvante. El extracto vegetal actúa como un vehículo de entrega que encapsula y proteja a la proteína en su paso por el tracto intestinal”, detalló Edwin Sánchez-López, becario posdoctoral de CONICET y co-primer autor del trabajo.
La publicación en Frontiers in Plant Science, que lleva la firma de Clemente como autora correspondiente, se titula “Inmunización con la proteína de fusión HSP90-SAG1 producida en una planta de tabaco generó fuerte respuesta inmune y redujo la cantidad de quistes y los síntomas clínicos en ratones con toxoplasmosis”.
El equipo detrás de la vacuna
Edwin Sánchez López. Becario posdoctoral. INTECH.
Mariana Corigliano. Investigadora asistente. INTECH.
Sonia Oliferuk. Becaria. INTECH.
Víctor Ramos Duarte. Becario. INTECH.
Maximiliano Rivera. Becario. INTECH.
Luisa Mendoza Morales. Becaria. INTECH.
Sergio Ángel. Investigador principal. INTECH.
Valeria Sander. Investigadora adjunta. INTECH.
Marina Clemente. Investigadora independiente. INTECH.
Una vez obtenido el prototipo vacunal, el equipo lo puso a prueba en modelos animales utilizando dos estrategias distintas: a un grupo de ratones lo inmunizó con la vacuna y al otro con el extracto vegetal de N. benthamiana, ambos por vía oral.
Según explicó Mariana Corigliano, investigadora del CONICET en el INTECH y también co-primera autora del trabajo, el prototipo de vacuna también tiene efectos terapeúticos. “El péptido que probamos tiene la capacidad de desencadenar no solo una respuesta inmune con producción de anticuerpos específicos, sino que también genera una respuesta denominada inmunidad celular necesaria para combatir el establecimiento de la enfermedad en sus fases tempranas, lo que se traduce en un menor número de parásitos en el hospedador”.
Las pruebas arrojaron resultados más que auspiciosos: se observó una reducción del 60 por ciento de formación de los quistes en los que el parásito se esconde, generalmente en el tejido muscular y el cerebro, y de los signos clínicos de la enfermedad. “Durante la etapa de infección, los ratones presentan varias manifestaciones clínicas, algunas se hacen evidentes en su observación ocular: pierden el pelo y algo de movilidad, además de presentar cambios de comportamientos. Algo que no se observó en estos casos”, contó Clemente. Y agregó: “Estos resultados se obtuvieron utilizando solo una proteína del parásito. La idea es sumar más proteínas para potenciar la eficacia de la vacuna. Y también estamos planeando probarla en ovejas”, concluyó.
La toxoplasmosis es una enfermedad que afecta a animales y personas y está más difundida de lo que se cree: afecta en promedio al 25% de las personas a nivel global, que cursa la infección de manera asintomática. El mayor riesgo lo corren las mujeres embarazadas y sus bebés en formación, así como a personas inmunodeprimidas. En el sector ganadero, implica importantes pérdidas económicas, por la alta tasa de abortos que es capaz de provocar en cabras y ovejas; tal como contó Marcelo Gisande en esta nota para el Centro Científico Tecnológico de la Plata (clic aquí). El hecho de que afecte a animales de ganadería también impacta a las personas, ya la principal vía de transmisión en los centros urbanos es la ingesta de carnes contaminadas poco cocidas. Es por esto que se espera que una vacuna para el sector ganadero genere un descenso en la tasa de infecciones en personas.
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