Escuela de Economía y Negocios
Lilia Stubrin, vicedirectora del CENIT (EEyN-UNSAM) y coordinadora académica del Doctorado en Economía de la Innovación de la Escuela de Economía y Negocios, presentó sus estudios sobre la biotecnología en Argentina. Detalló el desarrollo de las capacidades desde la década del 80 y los desafíos actuales.
El jueves 30 de junio se realizó el tercer Seminario de Investigación de 2022, la investigadora Lilia Stubrin (CONICET / CENIT-EEyN-UNSAM) presentó “El sector de biotecnología en Argentina: dinámicas productivas y tecnológicas de un sector en crecimiento”. Más de 40 personas -investigadoras/es de las escuelas de la Universidad de San Martín, centros de investigación y otras instituciones- se conectaron a Zoom para seguir la exposición.
En el comienzo, la investigadora señaló el objetivo del Seminario: “Voy a intentar entender la dinámica productiva y tecnológica de la biotecnología: quiénes son las empresas, cuál es la ecología sectorial de este crecimiento que se está produciendo, a qué mercados está apuntando el sector y cuáles son los desafíos de crecimiento a futuro. Salir de las estadísticas agregadas y meternos a bucear en la estructura productiva”. Para ello, Stubrin comenzó explicitando la definición de biotecnología con la que trabaja: “La aplicación de la ciencia y la tecnología a organismos vivos, para alterarlos y modificarlos a los fines de producir nuevo conocimiento, bienes o servicios. Esta definición más bien conceptual, se operacionaliza con un conjunto de tecnologías biotecnológicas desde la investigación, el desarrollo y la producción”.
A continuación, Stubrin caracterizó a las empresas que utilizan biotecnología: “Se basan en ciencia, donde la innovación es el factor de compatibilidad central para participar de esta actividad. La horizontalidad es otra característica, porque lo llamamos sector biotecnológico pero en realidad eso es erróneo. No hay un sector sino que las empresas que utilizan estas tecnologías integran diferentes sectores -empresas alimenticias, farmacéuticas, de salud animal, salud humana, de semillas, de agricultura-, e incluso existen empresas que son biotecnológicas y otras que utilizan tecnologías biotecnológicas, entonces también aparece el desafío de identificarlas. Otra característica es la rapidez del avance del conocimiento: la frontera tecnológica se mueve muy rápido y la incertidumbre está presente en todo el proceso, donde es muy difícil que una empresa tenga todo el conocimiento bajo el mismo techo. Por eso, quienes desarrollan estas tecnologías descansan en un complejo entramado de diferentes organizaciones que cooperan, es decir, se caracterizan por trabajar y crecer en red”. Todo ello -para la investigadora- permite desarrollar innovaciones y productos diferenciados, “salir de los commodities, producir bienes con mayor sofisticación tecnológica y para los países con estructuras productivas que tienen mayor contenido de este tipo de bienes como Argentina, estas tecnologías son una ventana de oportunidad para crecer y desarrollarse más”.
Stubrin expuso las preguntas que guían su investigación: “Quiero entender cómo cambió la ecología sectorial en este crecimiento, cómo creció el sector en términos de empresas que participan, si son las mismas o no desde la década del 80 hasta ahora. También me interesa saber, ¿cuál ha sido el sistema de innovación que posibilitó el crecimiento? ¿Qué otros actores participan? ¿Cómo se vinculan con el sector productivo? ¿Cómo evolucionó la capacidad productiva?” Para responderlas, observó relevamientos previos y realizó 45 entrevistas semi-estructuradas. Este trabajo le permitió distinguir tres etapas. La primera comprende desde comienzos de la actividad en el país hasta 1990, en un momento inicial de diversificación del aparato productivo local. La segunda se extiende entre 1990 y 2014 y se caracteriza por ser un momento de crecimiento endógeno y colaborativo público-privado. La última, desde 2014, es descrita como un momento de crecimiento acelerado y sinergias sistémicas.
Al profundizar en la explicación de estos periodos, la investigadora enfatiza que las capacidades previas de la Argentina en áreas cercanas a la biotecnología (ciencia, medicina, agronomía) así como las capacidades productivas, prepararon el terreno para el desarrollo y crecimiento de la biotecnología en Argentina: “En términos de políticas, en el segundo período, empieza todo un conjunto de planes donde se pone a la biotecnología en el centro como un área prioritaria de desarrollo del país, sobre todo desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología”. El período 2014-2022, cuando el crecimiento se acelera, se caracteriza por la aparición de grupos empresarios que compran PyMEs dedicadas a la biotecnología, y por la aparición de start-ups intensivas en investigación y desarrollo. El sistema de innovación en esta nueva etapa muestra una maduración del sistema de ciencia y tecnología, una consolidación sobre todo en términos de vinculación. En términos de política, se reglamenta la ley de biotecnología que da beneficios impositivos y legales al sector, se crea como un hito el Fondo Nacional de Capital Emprendedor, que genera un nuevo elemento clave para el desarrollo: las aceleradoras de empresas, que brindan financiamiento al sector. Para Stubrin, en esta etapa se pueden identificar nichos de mercado y mercados masivos donde hay oportunidades para el ingreso de las empresas argentinas.
“La buena noticia es que -como muchos me han dicho en las entrevistas- nunca estuvo mejor el sector. Ahora el desafío es que requiere de la coordinación de políticas y ese es un desafío grande para toda la Argentina. Hay que coordinar políticas de ciencia productivas, tecnológicas, regulatorias, financieras, para el despliegue del sector que necesita un plan estratégico de coordinación”, concluyó Stubrin.
De la ronda de intervenciones participaron Diego Comerci, investigador de la Escuela de Bio y Nanotecnología de UNSAM; Hugo Valdez (CINDEFI-UNLP-CONICET); Martín Obaya, director del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT-EEyN); y Roberto Bisang (IIEP-FCE-UBA / CIDED-UNTREF) que sumaron inquietudes a la exposición de Stubrin. Por último, Lucía Vincent, secretaria de Investigación de la Escuela de Economía y Negocios consultó acerca del vínculo entre la biotecnología con la propuesta del Doctorado en Economía de la Innovación. Stubrin, coordinadora académica del Doctorado, expresó: “En tanto sector intensivo en conocimiento, la biotecnología es un foco del doctorado. Este trabajo es realizado desde el marco disciplinar que se propone el nuevo doctorado para formar investigadores/as que quieran trabajar en este tipo de investigaciones con las metodologías adecuadas”.
El encuentro puede verse en el Canal de YouTube de la EEyN. En esta entrevista para Noticias UNSAM Lilia Stubrin cuenta más acerca de la biotecnología en Argentina y su vínculo con el Doctorado en Economía de la innovación.
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