Escuela de Humanidades, LICH - Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas

“Cuba no utiliza agrotóxicos y Argentina oculta un modelo de muerte, hambre y destrucción”

¿Qué entramados políticos y económicos son los que promueven la agricultura hegemónica de los agrotóxicos? ¿Cómo son las experiencias sociales alternativas que proponen otra forma de trabajar la tierra? Estas son algunas de las preguntas que aborda Gastón Bejas, integrante del LICH-EH, que viene de realizar una estadía en Cuba para desarrollar su tesis de Maestría en Periodismo Narrativo, en el marco del proyecto “La energía verde y las materias primas sostenibles en el enfoque de una cooperación Norte-Sur-Sur (2023-2026)” que llevan adelante la UNSAM junto a la Universidad de Kassel y la Universidad de La Habana. En este texto el autor ofrece algunas pistas para entender los intereses en pugna y los desafíos que tienen por delante Cuba y Argentina a la hora de planificar la producción de alimentos y garantizar el derecho de toda persona a una alimentación saludable.

Texto y fotos: Gastón Bejas

Recientemente realicé una estancia de estudios en La Habana, Cuba, por el proyecto “La energía verde y las materias primas sostenibles en el enfoque de una cooperación Norte-Sur-Sur (2023-2026)” de la UNSAM junto a la Universidad de Kassel y la Universidad de La Habana. Durante los meses que duró mi estadía me dediqué fundamentalmente a trabajar sobre la producción de alimentos. Y es a partir de esta experiencia que me gustaría aproximar, con respeto, una mirada sobre el panorama actual cubano. Intentaré trazar similitudes, si es que las hay, con el modelo de agronegocio argentino y, particularmente, el tucumano centrado en la producción citrícola, delineando desafíos comunes y claramente asimétricos.
El viaje a Cuba en realidad empezó en La Matanza, provincia de Buenos Aires. Junto a compañeras investigadoras del programa “Conflictos socioambientales, conocimientos y políticas en el mapa extractivista argentino”, del LICH-EH, visitamos la finca de “Vitico”, un productor rural cubano. Vitico guarda muchas vidas pasadas dentro de su piel. Las capas de sus aventuras se mezclan con las de sus suelos fértiles. “¿A quién se le ocurre tirar veneno a los alimentos?”, pregunta bajito mientras mira como se despeja el cielo. A sus vecinos seguro que sí. Los mismos que no entienden cómo un cubano es capaz de producir el doble de trigo que ellos sin utilizar químicos, criar más de cien chanchos a base de pasturas y repetir entre risas que se dedica a la agricultura sintrópica, de forma ecológicamente sustentable. Este ingeniero agrónomo especialista en control de plagas, recibido en Cuba, construyó, en el centro de su finca, una fábrica de bioinsumos (fertilizantes, fungicidas, plaguicidas y abonos). Desde ahí empuja junto a movimientos sociales alternativas a la agricultura hegemónica convencional, la que solamente entiende que la tierra es guita. “Esto que ven a la vuelta no da para más. Aquí me llega gente sin dientes, desnutridos, no saben leer ni escribir. Es miseria planificada. En un año se van a comer entre ellos”, canta al aire, medio en broma medio en serio. Su finca se ubica entre la fábrica contaminante Klaukol –de productos para la construcción- y campos fumigados, denunciados hasta el hartazgo por los vecinos del barrio Nicol.
Ahí Vitico coordina tareas de trabajo de la tierra de una organización social que asiste a personas excluidas de las profundidades de las barriadas argentinas. De allí me fui con dos descubrimientos: Cuba no utiliza agrotóxicos desde el llamado período especial a causa del bloqueo y caída del campo socialista; y Argentina se enfrenta y a la vez oculta un modelo de muerte, hambre y destrucción.
Nos encontramos en un momento de la historia marcado por la crisis socioecológica y consecuente emergencia climática a nivel global sin precedentes. El golpe da en la jeta de los sectores más vulnerables, los países del llamado Sur Global. En Argentina, la expansión e intensificación de la frontera sojera y el desarrollo del agronegocio acarreó la reconfiguración del mundo rural, desplazando la agricultura campesina familiar y las llamadas economías regionales hacia un modelo netamente mercantilista. Hecho acelerado hoy por los intentos de reforma política que tienen como objetivo un modelo de extranjerización de tierras y recursos inédito en nuestro país, profundizando desigualdades sociales y económicas. Nos enfrentamos cada vez más a la contaminación extrema en las ciudades, el hiperextractivismo en zonas rurales y una vulnerabilidad inconmensurable producida por los impactos cotidianos del calentamiento global.
Cuba ocupa un capítulo obligatorio en las narrativas indistintamente de derechas radicales o sectores progresistas mediante mitos y verdades a medias, anacrónicas, relativas, épicas y estigmatizadas. Pocos realmente saben qué sucede dentro de la isla, cuáles son las luchas cotidianas, qué desafíos se plantean sobre los legados y bases de la Revolución, cómo funcionan las telecomunicaciones, que tipo de economía predomina, cómo impacta la crisis climática global allí, y que se esconde tras los esqueletos de sus autos y edificios antiguos. Pretender abordar todos estos interrogantes es imposible. Pero sí es necesario entender que hay que mirar de frente las contradicciones e incomodarse para lograr una aproximación a algunas certezas.
Para ser justo es esencial referir que la isla se encuentra sometida a un bloqueo económico y financiero criminal desde hace más de 65 años en manos del imperio más grande de todos los tiempos, Estados Unidos de América. Pero ¿qué implica el tan mencionado bloqueo? Principalmente el aislamiento del resto del mundo sedimentando dificultades en áreas esenciales para el funcionamiento vital de un país: principalmente los planos energético, alimentario, sanitario, educativo, cultural, de infraestructura, tecnológico y comunicacional. Las consecuencias son afectación humana ligada a la interrupción del proyecto de vida, angustia, frustración, desesperación y daño psicológico de los y las cubanas. Las presiones económicas sobre entidades financieras y proveedores de materias primas tienen el fin de generar el fracaso del proyecto político socialista. Estas privaciones vulneran derechos humanos. Cuba las denuncia como genocidio sobre su población, planteando que hay una moral injusta y asimétrica en contra de la ética de las Relaciones Internacionales mencionadas en el artículo 41 de la carta de las Naciones Unidas. La Asamblea General de la ONU aprueba, desde 1992, por inmensa mayoría que se deje sin efecto el bloqueo (a excepción de los votos negativos de Israel, Estados Unidos y la abstención de Ucrania en la última votación). Durante el delicado periodo geopolitico del COVID19 y post COVID19 (2020-2022), el gobierno de Trump acrecentó su hostilidad impidiendo el acceso al mercado de combustibles y de gas licuado, y se incluyó a Cuba unilateralmente en la lista de países patrocinadores del terrorismo con todas las consecuencias económicas que esto conlleva.
Caminando La Habana, observando el parcial deterioro y la frustración de sus habitantes, me conectaba directamente con el caso oculto que me llevó a estudiar el agronegocio limonero de Tucumán. Colonia Chazal, una ex colonia agrícola de trabajadores azucareros, con más de 130 años de historia, resiste a las topadoras del lobby inmobiliario que avanza sobre los espacios de la comunidad. Son 11 familias que viven atrapadas dentro del perímetro del “San Pablo Country Life and Golf”, en estado de alerta por las amenazas del grupo Lucci. Tienen restringida la circulación en su barrio, se les controla el ingreso y egreso, no tienen acceso a agua potable ni cloacas, no permiten la entrada de materiales para reparar sus viviendas y los quieren desalojar a golpes para que avance el emprendimiento inmobiliario.
¿Qué es el grupo Lucci? Es un grupo empresario dedicado a la limonicultura (Citrusvil, empresa emblema del grupo, es la mayor industrializadora de limones del mundo), producción de soja, ganadería, caña de azúcar y negocio inmobiliario. Está dirigido por los hermanos Daniel y Pablo Lucci quienes, según la revista FORBES, se encuentran entre los cincuenta empresarios más ricos de Argentina. Son “socios oro” (junto a La Gaceta, la Sociedad Rural de Tucumán, el Consulado Argentino en Nueva York, entre muchas instituciones más) de la ONG Federalismo y Libertad, promotora de cuadros políticos de ultraderecha como Javier Milei, Patricia Bullrich y Álvaro Uribe, entre otres. De hecho, es una ONG financiada por el think tank Atlas Network.
Otra coincidencia con Cuba, en otra escala, es la relación y las agendas de Atlas Network y la National Endowment of Democracy (NED), organismo que destinó solo en 2021 más de 5 millones de dólares para financiar investigaciones periodísticas que condenen al gobierno y al modelo político cubano. Ambas asociaciones cuentan con entidades públicas que funcionan como centros de operación y despliegue de líneas y fondos coordinados por la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid). El objetivo es político: instalar agendas neoliberales injerencistas en países que despiertan intereses geopolíticos, trazando un dominio simbólico y material. Los bienes naturales son centrales en cuanto a la disputa material. Esta cuestión ha sido mencionada en diversas ocasiones de manera pública por Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos.
No todos los problemas encuentran sus causas en el bloqueo. Cuba transita un momento de desorientación política. Las crisis fueron mutando con el tiempo y en la sociedad se han acrecentando fenómenos de fragmentación, aparente despolitización y desigualdad. Conviven políticas centralizadas, instituciones burocráticas, ausencia de liderazgos y poca participación cívica, sembrando un confuso horizonte común. Amerita mencionar que el reciente desembarco de la tecnología 4G, con sus limitaciones, es un hecho novedoso en las relaciones sociales y cotidianas de los y las cubanas. En el medio están las historias de vida, cansadas de las narrativas épicas revolucionarias, los apagones, la inflación y la precariedad del sistema de transporte público. Estas cuestiones no son ajenas en otros países de una Latinoamérica condicionada en diferentes escalas por el Norte Global.

Crisis alimentaria

Principalmente Cuba atraviesa un momento delicado vinculado a la escasez de alimentos y baja producción agrícola. Sus causas se encuentran sedimentadas sobre crisis históricas y sociales, obstáculos para planificaciones a largo plazo. Si bien se trazan comparaciones con el período especial post caída del campo socialista, cuando la agricultura sobrevivió a fuerza de creatividad y se dio la explosión de la agricultura urbana y suburbana con novedosas técnicas de cultivos organopónicos (huertas artificiales adaptadas con sistemas de riego novedosos), hoy el desgaste es evidente. Estas crisis fueron prefiguradas por la geopolítica bipolar, los alcances de distintas reformas agrarias que dejó la revolución y las consecuencias del bloqueo. Estas condiciones confluyen con otros factores como las consecuencias de la monoproducción, monoexportación y dependencia externa de la producción de azúcar. Las constantes tensiones cíclicas devinieron en el atraso en la agricultura, desigualdades sociales y territoriales y precariedad en el ámbito rural. Con el triunfo de la Revolución en 1959 se dieron momentos de armonización del desarrollo económico y social en los que se llegó al pleno empleo, por el cambio de modelo agrícola, logrando una mayor equidad en el desarrollo territorial.

Reforma agraria y nuevas formas de propiedad cooperativa

El Gobierno Revolucionario emprendió un proceso de transformación de las relaciones de propiedad eliminando los latifundios, mediante una reforma agraria y se nacionalizaron diversas empresas de producción de industrias y energéticas. Aun así, la propiedad privada persistió en el sector agropecuario, aunque con límites en extensión. Así se contemplaron en sucesivas reformas las propiedades cooperativas donde hay participación mixta en la propiedad de la tierra. El Estado delega hoy tenencia y usufructo de hasta diez hectáreas a quien quiera producir el suelo. El subsector cooperativo se divide en tres grupos:
Las cooperativas de producción agropecuaria que son las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC)
Las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS),
Las Cooperativas de Producción no Agrícola y de Servicios (CNA),
La condición de isla es un factor a tener en cuenta para explicar la baja productividad y vulnerabilidad ambiental (ciclones, sequías, inundaciones). Actualmente existen nuevos problemas económicos y sociales, como las migraciones internas desde lo rural a los cascos urbanos, la desinversión en infraestructura y apertura al capital extranjero y Medianas y pequeñas empresas (Mipymes), desarrollo direccionado hacia el turismo, trabajo cuentapropista y trabajo informal, éxodo laboral hacia los sectores emergentes de la economía cubana, escasez de combustibles y desarrollo tecnológico, creciente migración histórica, entre otras. La propiedad de la tierra es una condición necesaria pero no suficiente.

Semillas

Argentina se encuentra también en crisis, asimétrica en relación al país caribeño. El modelo de producción agrícola familiar campesina pende de un hilo con el reciente anuncio de cierre del Instituto Nacional de Agricultura Familiar e Indígena (INAFCI), el cual se encargaba de la gestión y el acompañamiento técnico y social de pequeños productores de alimentos a lo largo y ancho de Argentina. Son familias que desde hace décadas producen alimentos sanos, como Vitico, librando luchas sobre la tierra y las cuencas hídricas. El cese del programa Pro Huerta va en la misma línea.
El proyecto de Ley Ómnibus que presentó en diciembre el presidente Javier Milei buscaba, en su artículo 241, la adhesión a la normativa UPOV 91, limitando el “uso propio” de los agricultores y en beneficio del agronegocio, al servicio de compañías como Bayer-Monsanto, Syngenta, Bioceres y Don Mario. Este hecho confirmaba las sospechas respecto a la visión agrícola y del modelo productivo neoliberal del flamante gobierno.
En Cuba, Amalia Salazar, presidenta de un Proyecto Productivo de Desarrollo Local que nuclea a diez cooperativas agrarias, se fastidió cuando le consulté acerca de cómo veía la posibilidad de la propiedad corporativa de las semillas. “¿Cómo es eso? ¿Cómo se puede monopolizar el uso de semillas?”, cuestionó. En la isla se sancionó en 2022 la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, la cual “establece el marco jurídico general para alcanzar la soberanía alimentaria, así como fortalecer la seguridad alimentaria y nutricional en función de la protección del derecho de toda persona a una alimentación sana y adecuada”. Allí la soberanía alimentaria y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y nutricional son cuestiones de seguridad nacional.

Historias de proyectos de desarrollo local

Zanjando carreteras, lomas y un arroyo donde suenan campanillas de algún ritual de santería vibrando en el tiempo, se esconde la finca de los naturistas, en el distrito de Guanabacoa, ubicado en la parte central de la provincia de La Habana. Hace más de un siglo era un terruño donde unos catalanes decidieron asentarse en íntima convivencia con la naturaleza, alimentándose de especies que trajeron de tierras remotas. La filosofía holística contemplaba prácticas de sanación con el barro, tal vez ofrecido por el arroyo.
En la variada paleta de verdes y terracotas se aloja la finca de Bacoretto. Aquí a diario las “hermanas” María y Minerva encontraron la forma de recuperar formas tradicionales de producción de harina artesanal con trabajo manual y comunitario. Se encontraron caminando desde distintas geografías de esta isla. Minerva trae sus ojos color mar de Oriente. María se cansó de la intensidad de la capital. En esta zona cargada de sonidos de aves nativas hilaron el encuentro. Hacia ahí guiaron a Noelia y Gabo para revitalizar la finca y trazar las primeras coordenadas de este nuevo rumbo que es Bacoretto. Juntas trenzan sus manos para trabajar con paciencia las harinas artesanales de este proyecto productivo. Entre hilos, tijeras, cuchillas, licuadoras, plátanos, cocos, yucas y granos de arroz alimentan el afecto. Pipo tiene a cargo el cuidado de todas las especies vegetales de Bacoretto. “Empecé a cogerle amor a la tierra. Escuchaba a los campesinos hablar de la madre tierra y yo trabajando con mis hermanos allí, fui entusiasmándome. Es verdad que la tierra es la que da de todo, todo lo que utilizamos en el mundo es de la tierra”. Como muchos cubanos y cubanas, su vida es un troquel de vidas múltiples y cambios profundos, intensos. Vivió en Angola de donde guarda cinco medallas de la guardia nacional y después estudió en Checoslovaquia durante cinco años montaje industrial. Hoy camina de punta a punta la finca entre surcos, machete en mano, sembrando y cosechando de manera natural yuca, plátano, zapallo, frijol negro, coco, algarroba, entre muchas especies más para que sus “hermanas” las conviertan en harinas, haciendo un aporte pequeño y a la vez gigante a la soberanía alimentaria cubana.
Así existen varios proyectos que se apoyan entre sí apostando al desarrollo local y a nuevas formas de construcción de lo común, poniendo en el centro la producción de alimentos al servicio de barrios, en Cuba llamados repartos. Como Pepe, un joven guía turístico comprometido, que explora su Vibora Park natal, en busca de terrenos ociosos para crear huertas hidropónicas y fomentar el turismo a zonas no convencionales, generando economía circular con la participación de la comunidad, educación ambiental, reutilización de residuos, trabajo comunitario y precios accesibles.
Hay otros ejemplos más consolidados como la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) conducida por Amalia Salazar, donde se producen plátanos, hortalizas, conejos, peces y proyectan también turismo rural.

Horizontes

Cuba presenta desafíos similares a la región Norte Grande de Argentina, desde la territorialización de las políticas, aunque en situaciones asimétricas y con otros desafíos y oportunidades, ya que el país caribeño debe afrontar la complejidad que implica el bloqueo y resolver problemáticas sociales y económicas con definiciones territoriales sostenibles concretas a largo plazo. Hay una gran oportunidad considerando que Cuba es un estado socialista que puede articular la propiedad de la tierra con el poder local conferido a los municipios, donde las particularidades respecto a la diversidad de productores no se equiparan con el del resto de Latinoamérica. En el continente la concentración, el monocultivo extensivo, el uso intensivo de agroquímicos, la precarización, la acumulación por desposesión y la fragmentación de experiencia son las que regulan los territorios rurales.
La no utilización de agroquímicos en la agricultura, permitió el desarrollo de experiencias orgánicas, agroecológicas y sintrópicas con bajos costos en insumos, las cuales son banderas de los movimientos sociales latinoamericanos que ejercen resistencias al modelo agroindustrial y reclaman por la soberanía alimentaria. En ese sentido la intercooperación solidaria y la economía circular se vislumbran como faros de modelos exitosos para la erradicación del hambre y la mejora en las condiciones de habitabilidad en medio de esta crisis global alimentaria
Por estas latitudes el panorama es diferente. La crisis climática global y particularmente la crisis hídrica de la región Norte Grande de Argentina, sumada a las malas prácticas del sector agroindustrial, en especial el citrícola, sin perspectivas de transformaciones de paradigma, es posible que determinen la extinción de la actividad. El llamado “capitalismo verde” intensifica la deforestación de zonas que no debieran ser intervenidas según la llamada Ley de Bosques. Esto se da mediante financiamientos de bancos y organismos financieros internacionales llamados bonos verdes o alternativas sustentables que no hacen más que ocultar lógicas desarrollistas y son un intento de enmascarar el incumplimiento y avance de la ley de bosques. Estos discursos tratan de dar una imagen eco friendly, pero conservan el mismo sistema de explotación del suelo.
En la región del Norte Grande Argentino, desde fines del siglo XX se desarrollan modelos de economía regional vinculados a tres fenómenos: la expansión de la frontera agroindustrial, la exploración y explotación de la minería y la imposición de proyectos de infraestructura e integración regional que acrecientan el despojo y la pobreza. Con la implementación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) el modelo extractivista entrará en una fase inédita, ya que se generan incentivos tributarios a grandes capitales extranjeros durante treinta años, sin obligación de tributar en Argentina.
Se fumiga y envenena. Se desmonta. Se destruyen ecosistemas, se inundan algunas zonas y se secan otras. Se generan incendios donde después habrá cemento. El agua que falta en algunos lados se estanca en los barrios populares, como la droga barata. Esa agua arrasa a pueblos, puentes y esperanza. Alambrados, muchos alambrados. Se instala un modelo de reproducción del capital por sobre el de derechos humanos.
Los sujetos políticos que encarnan estas tensiones son campesinos y campesinas, criollos excluidos y comunidades indígenas que resisten como pueden, con prácticas y sistemas de vida comunitarios. Hace poco un trabajador rural del limón murió en Jujuy deshidratado, cosechando en las altísimas temperaturas de la yunga y en pésimas condiciones de trabajo. “El brujo” y “Penano” le decían. También un grupo armado asesinó en Santiago del Estero a Fabián Martínez, integrante del MOCASE Vía Campesina. Seis pibis wichí murieron a comienzos de abril en el chaco salteño, con signos de desnutrición.
En Cuba hay protestas por falta de alimentos. Mientras la embajada yankee sale a señalar los problemas de la Revolución, siguen sosteniendo el bloqueo criminal. Aquí no tenemos bloqueo y venimos atestiguando horrores. Mientras con narrativas sobre la guerra se entregan hasta los puertos. ¿Hasta cuándo? ¿Cuánto pueden los territorios? ¿Cuánto puede un cuerpo? ¿Qué es la libertad?
Martí decía: “Somos libres, pero no para la maldad, no para ser indiferentes al sufrimiento humano, no para beneficiarnos de la gente, del trabajo creado y sostenido por su espíritu de asociación política, mientras nos negamos a aportar a la situación política de la que nos beneficiamos. Hay que decir “no” una vez más. El hombre no es libre de ver impasible la esclavitud y la deshonra de los hombres, ni sus luchas por la libertad y el honor”.
Recibo fotos de noches con apagones desde la Isla. Me llegan mensajes preocupados por saber si zafé aquí de alguna cíclica represión. Bajo el mismo cielo habitamos realidades contradictorias, asimétricas, injustas. Hablar, discutir y pensar sobre soberanía alimentaria en Argentina tiene estigmas. Y me acuerdo que leí en un pasacalles que el hambre es el límite.

 

Bibliografía de referencia

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Nota actualizada el 8 de mayo de 2024

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