La lucha de las Madres de Plazo de Mayo, el trabajo de la CONADEP y los derechos conquistados en estas cuatro décadas señalan un empeño cotidiano por la verdad. Es ahí donde se revela la esencia filosófica de la democracia, en la que los derechos a la libertad de pensamiento y de palabra protegen el camino hacia una sociedad auténtica.
Paula Pico Estrada*
La democracia y la Filosofía nacieron de la mano hace 2500 años, en Atenas. La apertura de un ámbito público para la palabra permitió la búsqueda conjunta de la verdad y de la libertad, la cual consistía en el poder de autolegislarse. Cuando a un pueblo se le roba ese poder, no pierde solo la libertad sino también la verdad y la justicia. Desde la década del treinta hasta la del setenta, los gobiernos democráticos de la Argentina fueron esporádicamente derrocados por golpes militares de Estado. La última dictadura duró de 1976 hasta 1983. Fue la más larga y feroz, debido a la dimensión de las violaciones de los derechos humanos.
Durante esos oscuros años de dictadura y terror, surgieron como un faro de coraje las Madres de Plaza de Mayo. Cada jueves, marchaban en círculos alrededor de la Pirámide de Mayo, con imágenes de sus hijos desaparecidos en la mano y con las cabezas cubiertas por pañuelos blancos hechos de tela de pañal. Su lucha atrajo la atención internacional y expuso los horrores de la dictadura argentina al mundo. Las Madres de Plaza de Mayo devolvieron la palabra libre a la plaza pública e iniciaron la búsqueda de libertad y el reclamo de justicia.
El 30 de octubre de 1983 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales. Las ganó Raúl Alfonsín, que asumió la presidencia el 10 de diciembre de ese año, marcando el inicio de un nuevo y definitivo período democrático. Se creó la CONADEP, cuya función fue investigar y documentar los casos de desapariciones forzadas, torturas y asesinatos que tuvieron lugar durante la dictadura. La comisión estaba encabezada por el escritor y periodista Ernesto Sábato. El resultado de la investigación fue un detallado documento que daba cuenta de los crímenes cometidos por el régimen militar y que se convirtió en un recurso fundamental durante el juicio a las juntas militares que se llevó a cabo en 1985. Así, el regreso a la democracia trajo el compromiso del Estado nacional con la búsqueda de verdad y de justicia.
La Filosofía, así nos lo enseñaron, es la búsqueda de la verdad. Estamos lejos de las concepciones metafísicas para las cuales la verdad era única y trascendente. La verdad se da en la confusa multiplicidad en la que vivimos y su búsqueda no es algo abstracto y desvinculado de las condiciones socio-políticas que la hacen -o no- posible. Durante estos cuarenta años de vida en democracia, en la Argentina se legalizó el matrimonio igualitario, se reconoció y preservó el patrimonio cultural de comunidades indígenas y afrodescendientes, se promulgaron leyes que prohíben la discriminación y se implementaron políticas para promover la educación inclusiva y el respeto por la diversidad en las escuelas. En esta lucha cotidiana por la verdad, se revela la esencia filosófica de la democracia, donde los derechos a la libertad de pensamiento y de palabra protegen el camino hacia una sociedad auténtica.
*Doctora en Filosofía y directora de la carrera de Filosofía de la Universidad de San Martín.
40 años de Democracia y las Humanidades
Esta nota forma parte de una serie de reflexiones impulsadas desde la Escuela de Humanidades con motivo de los 40 años de democracia.
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