Escuela de Humanidades

“Una invitación a no olvidar el cuidado extremo de la casa común que habitamos”

No fue fácil construir democracia en las aulas luego de la dictadura. Hubo que abandonar de a poco el miedo y dar espacio al diálogo. Hablar, discutir, participar, para desarrollar aprendizaje en la proximidad de la palabra y no del silencio. Aquí una invitación a brindar por todo lo logrado y a redoblar la apuesta por los valores que supimos construir.

Jorge Steiman*

Cuarenta años. Al comienzo de esos cuarenta dejábamos atrás el tener que convivir con servicios de inteligencia o policías camuflados que delataban estudiantes en las aulas universitarias, unas aulas silenciosas sin preguntas, sin análisis de lo real y cotidiano, sin vida universitaria. Lo dejábamos atrás y entrábamos a la vida democrática con una gran bocanada de aire fresco que promovió hablar, discutir, participar, tener un lugar y abandonar paulatinamente el miedo.

Cuarenta años en los que naturalizamos vivir la universidad en un ambiente plural con condiciones de gratuidad y libre acceso. Pero antes de estos cuarenta, antes… se había arancelado, restringido el ingreso, quemado libros, prohibido palabras, clausurado órganos de gobierno tri/cuatripartito, expulsado docentes, desaparecido vidas e ideas.

Cuarenta años en los que construir democracia en las aulas no fue fácil. Porque persistieron prácticas autoritarias, indignaciones pacatas, imposiciones solapadas, cruces con diablos camuflados de cristos.

Cuarenta años en los cuales tuvimos (tenemos) que aprender también que democracia no es “hago lo que quiero porque soy libre”, “elijo lo contrario porque esto no solucionó mis problemas”, “reclamo derechos individuales pero olvido obligaciones colectivas” .

Cuarenta años en los cuales tuvimos (tenemos) que aprender que en las aulas universitarias se trabaja en torno al conocimiento y no a la palabra de lxs docentes, en pos de tratar problemas profesionales y no solo de las teorías explicativas; en rededor de la circularidad del aprendizaje y no de la linealidad, en la proximidad de la palabra y no del silencio.

Cuarenta años que son una invitación persistente a no abandonar la lucha por la justicia social, a construir la necesaria solidaridad mancomunada de los y las habitantes de este suelo, a erigir como horizonte la búsqueda constante de evitar las ataduras que atenten contra la independencia económica, a recuperar la ineludible confianza que da el abrazo extendido de quien está caminando al lado, a levantar la bandera que declama por la soberanía política, a no olvidar el cuidado extremo de la casa común que habitamos, a trabajar a diario con lo diverso y con lo distinto sin ver eso como una amenaza…

Cuarenta años. Brindemos compañeros y compañeras de la vida.

*Doctor en Educación. Director de la Maestría en Educación de UNSAM.

 

40 años de Democracia y las Humanidades

Esta nota forma parte de una serie de reflexiones impulsadas desde la Escuela de Humanidades con motivo de los 40 años de democracia. 

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Nota actualizada el 3 de noviembre de 2023

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