#OrgulloUNSAM, Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, Notas de tapa
Un equipo de doce científicxs de la UNSAM lideradxs por Juliana Cassataro trabaja contrarreloj para poner a prueba en los laboratorios del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas el proyecto de una vacuna contra COVID-19.
El proyecto de una vacuna contra COVID19 hecha en UNSAM está entre los 128 en fase pre-clinica de todo el mundo (Ver nota). Esos proyectos comparten el objetivo de inmunizar a la población contra el virus SARS-Cov-2, pero utilizan diferentes tecnologías y están hechas por diferentes grupos humanos. El grupo de científicxs de la UNSAM está integrado por doce integrantes del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB), provenientes de diferentes especialidades: virología, inmunología, enfermedades infecciosas, estructura de proteínas, entre otras. Tienen por delante entre seis y ocho meses de trabajo financiados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología para completar la etapa pre-clínica.
“Hay varios grupos en el mundo que están muy adelantados en la búsqueda de una vacuna contra COVID19, pero podrían no tener éxito, o tenerlo pero no poder producir la suficiente cantidad de dosis. Inclusive podrían no compartir los derechos sobre la patente. Nosotras en la UNSAM tenemos experiencia en el desarrollo de vacunas contra enfermedades infecciosas. Nos asociamos con otros investigadores de la UNSAM para probar en el laboratorio el concepto de nuestra propia vacuna. Si de acá a 6 u 8 meses obtenemos buenos resultados, buscaremos mucho más financiamiento para comenzar la etapa clínica”, dijo Juliana Cassataro, la científica que lidera el equipo.
En esta nota te contamos quién es ella y quiénes son lxs otrxs protagonistas de este desafío argentino.
Juliana es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata y doctora por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es investigadora del CONICET y dirige el laboratorio de Inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas del IIB, donde también se trabaja como docente de grado y posgrado. Recibió muchos premios, como el Premio Bunge y Born 2014, Houssay 2017 y la mención del Premio L’Oréal-UNESCO por las Mujeres en la Ciencia. Además, recibió financiamiento de la fundación Bill & Melinda Gates en tres ocasiones.
Hoy lidera el grupo de doce investigadoxs del IIB dedicados a desarrollar una vacuna contra COVID19 a partir de proteínas recombinantes, como las que se usan en Hepatitis B y HPV (Virus del Papiloma Humano). Esta tecnología es la más segura para vacunas y en la que su grupo tiene más experiencia.
Es licenciada en Bioquímica por la Universidad Nacional de La Plata. Hizo su doctorado en Inmunología en la UBA, bajo la dirección de Juliana Cassataro. Hoy trabaja como Investigadora adjunta del CONICET en el grupo de Cassataro en el desarrollo de adyuvantes para vacunas orales, en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB-UNSAM).
Su función es participar del diseño experimental, de la obtención y purificación de los antígenos de las formulaciones y del estudio de las respuestas inmunes. “Estoy muy contenta participando de este proyecto, me permite aplicar el conocimiento obtenido a lo largo de mi carrera a un desarrollo científico tecnológico muy importante para el país”, dijo.
Lorena estudió biología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y obtuvo su doctorado en la misma Universidad. Es investigadora del CONICET con lugar de trabajo en el laboratorio que dirige Juliana Cassataro en el IIB.
En el proyecto de la vacuna COVID-19 integra el grupo de investigadoras con experiencia en inmunología y desarrollo de vacunas que está a cargo del diseño y el testeo de la vacuna en animales. “Esta es una oportunidad única: trabajar contrarreloj pero con una motivación bien clara y vamos a poner todo nuestro esfuerzo para obtener resultados positivos”, dijo.
Diego es bioquímico y doctor en Virología por la Universidad de Buenos Aires. Hizo una estadía de investigación posdoctoral en Estados Unidos con una beca PEW y fue repatriado por el CONICET en 2014 para crear el laboratorio de Virología Molecular del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM. Su laboratorio se especializa en el estudio de virus de ARN como Dengue y Chikungunya, y ahora SARS-CoV-2. Los conocimientos que genera su laboratorio son claves para el desarrollo de diagnósticos de enfermedades infecciosas. Participó del desarrollo de un kit de diagnóstico rápido de dengue en personas, a cargo de la pyme tecnológica CHEMTEST y ante la irrupción de la pandemia del coronavirus participó de la puesta a punto del kit de diagnóstico indirecto COVIDAR, desarrollado en tiempo récord entre la Fundación Instituto Leloir (FIL), el CONICET y la UNSAM.
En el proyecto que lidera Cassataro, tiene a su cargo el diseño de los candidatos para vacuna incorporando las mutaciones del virus que circula en Argentina, lo cual es sumamente importante para el diseño de formulaciones vacunales que protejan contra las cepas circulantes en la región.
Laura es bioquímica egresada de la UBA y está transitando el último año de su doctorado en el IIB en el grupo Inmunología, Enfermedades Infecciosas y Desarrollo de Vacunas que dirige Juliana Cassataro. Trabaja en la relación entre la estructura de ciertas moléculas y su función como posible potenciador de la respuesta inmune del organismo.
En el proyecto de la vacuna Covid-19 participará tratando de obtener, purificar y caracterizar varios de los antígenos que se van a producir y ensayar. Los antígenos son pequeñas partes del virus y junto a los adyuvantes son los componentes principales del tipo de vacuna que se intentará desarrollar.
“Ojalá este proyecto, y otros, incentiven a chicos a estudiar carreras relacionadas a estas áreas. Además espero que esto permita que la gente entienda la importancia de que un país invierta en ciencia y tecnología”, dijo María Laura.
Licenciado en Ciencias Químicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Lucas está desarrollando su tesis de doctorado sobre la bacteria Salmonella en el IIB, bajo la dirección de Juliana Cassataro.
En el proyecto asiste en la purificación del antígeno que se va a usar en la formulación de la vacuna. “Para mí pertenecer a este proyecto es poder estar al servicio del país participando en un desarrollo nacional”, dice, con orgullo.
Celeste se recibió de biotecnóloga en la UNSAM en marzo de 2019, pero trabaja en el laboratorio de Juliana Cassataro desde 2017, cuando empezó a preparar su tesina de grado. Inició su doctorado en el mismo laboratorio para estudiar el uso de distintos inhibidores de proteasas como adyuvantes para vacunas orales contra enfermedades infecciosas. Esto significa que prueba fórmulas vacunales que contengan proteínas específicas y evalúa la respuesta inmune de los ratones a los cuales se las aplica.
En el proyecto COVID-19 participará realizando las inmunizaciones en los ratones, una vez que se tengan expresados los antígenos y los adyuvantes. También se encargará medir anticuerpos específicos del tipo IgA e IgG en la sangre y en las heces de los ratones y trabajará en los experimentos celulares, donde se obtienen los órganos de los ratones y posteriormente se analizan sus células para ver si generan anticuerpos específicos contra los antígenos. Es decir, será la encargada de vacunar a los ratones y analizar las muestras para ver si la vacuna es capaz de generar una respuesta inmune específica contra las proteínas del virus.
Eliana es licenciada en Bioquímica y doctora en el área de Virología por la Universidad de Buenos Aires. Trabaja como investigadora asistente de CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM y como docente en la UBA. Desde hace un poco más de un año trabaja en un proyecto conjunto entre el Instituto de Virología e Innovaciones Tecnológicas (IVIT) del INTA Castelar y el Laboratorio de Virología Molecular del IIB-UNSAM bajo la dirección de Alejandra Capozzo (IVIT) y la codirección de Diego Álvarez. El proyecto se centra en el desarrollo de antígenos y virus recombinantes para ser utilizados en la formulación de vacunas para el virus de la diarrea viral bovina (BVDV), que es un virus de interés veterinario.
En el proyecto de vacuna Covid-19 participó en la redacción del proyecto y actualmente está trabajando en el laboratorio en dos direcciones: 1) la obtención de los antígenos de interés para la formulación de la vacuna y 2) el desarrollo y puesta a punto del sistema de pseudovirus. Este sistema se utilizará para evaluar la respuesta que generan los anticuerpos neutralizantes en animales de experimentación, durante la etapa de estudios pre-clínicos en humanos.
Claudia es licenciada en Bioquímica y Farmacia y doctora en el área de Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires. Trabaja como investigadora Adjunta del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM.
Hasta la irrupción del SARS-CoV-2 su investigación se centraba en estudio de las bases moleculares que controlan la replicación y la evolución del virus Chikungunya. Específicamente, en el laboratorio estudian qué necesita el virus para replicarse en células de mamífero y mosquito, y cómo evoluciona el material genético del virus luego de la infección de estos dos tipos celulares. Su función en el proyecto es estudiar el virus SARS-CoV-2, del cual se sabe muy poco: analiza la variabilidad del material genético del virus que circula en Argentina. El objetivo es elegir al mejor antígeno viral para diseñar la vacuna y asegurar que sea capaz de proteger contra las cepas virales locales.
“Durante la carrera científica es usual “sobre-especializarse” en un determinado tema y descuidar otros, por lo cual abordar una problemática desde distintas perspectivas es un proceso sumamente enriquecedor”, dijo Claudia.
Eugenia es Bioquímica por la Universidad Católica de Córdoba. Está en el cuarto año de doctorado en el laboratorio de Virología Molecular del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM, bajo la dirección de Claudia Filomatori y Diego Álvarez. Su proyecto tiene como objetivo conocer las bases moleculares de la evolución del virus Chikungunya durante la replicación en células de mosquito y células de mamífero.
Dada la experiencia que adquirió en el trabajo con virus de ARN como el dengue y chikungunya, participa en la búsqueda de una vacuna contra COVID19 enfocada en el genoma del nuevo virus Sars-Cov-2. Particularmente, trabaja en el seguimiento de las mutaciones del virus en Argentina, lo cual es sumamente importante para el diseño de formulaciones vacunales que protejan contra las cepas circulantes en la región. Esto es posible gracias a que otros grupos de investigación de Argentina han secuenciado genomas completos de Sars-Cov-2 de pacientes argentinos, y han depositado la información en una plataforma global de genomas de Sars-Cov-2, que permite obtener y comparar datos de distintas regiones del mundo.
Es técnica superior en microbiología y biotecnología por la ORT. Hoy trabaja como técnica en la UNSAM y la Comisión de Investigación Científica (CIC).
Su misión es obtener los adyuvantes para la vacuna contra COVID-19. “Es un honor participar en este proyecto con un grupo de especialistas en el tema y poder aprender y así también ayudar al desarrollo de la vacuna”, dijo, Laura.
Doctora en Química por la Universidad de Buenos Aires, con estudios posdoctorales en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular de Heidelberg (Alemania), Lucía Chemes es especialista en el análisis de las relaciones entre estructura y función de proteínas mediante el uso de aproximaciones experimentales y bioinformáticas y dirige el Laboratorio de Biofísica de Proteínas y Motivos Lineales del IIB.
Participa del proyecto en el diseño y la producción de las proteínas recombinantes que serán usadas como inmunógenos en las formulaciones vacunales.
“Me siento entusiasmada por la posibilidad de resolver estos problemas junto con un gran equipo de expertos conformado por virólogos y virólogas e inmunólogas de primer nivel. En mi visión, este proyecto, así como los que permiten el tratamiento y la detección del virus, tiene un gran valor al fomentar el desarrollo de tecnologías estratégicas para lograr soberanía en el manejo de nuestras crisis de salud. Ojalá sea una política que veamos cada vez más sostenida”, dijo Lucía.
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