Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, home, Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental
Referentes del doctorado de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la UNSAM hacen un balance de las primeras dos décadas del posgrado y analizan los desafíos de la oferta en el escenario científico y tecnológico actual.
Con un crecimiento sostenido desde su creación, el Doctorado en Ciencia y Tecnología Mención Química del Instituto 3iA-Escuela de Hábitat y Sostenibilidad (EHyS) de la UNSAM cumple sus primeros veinte años. Desde su puesta en funcionamiento, se defendieron alrededor de 70 tesis sobre contaminación ambiental, nanotecnología de materiales, remediación ambiental, toxicología, ecotoxicología y control de plagas, entre otras temáticas.
El posgrado fue producto de la impronta de investigación de la UNSAM. “Cuando me incorporé a la entonces Escuela de Posgrado pensamos que era oportuno desarrollar una oferta académica de alto nivel para atender las necesidades de la región. La UNSAM está localizada en un punto sumamente estratégico, en las proximidades del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF). En todos esos institutos existían grupos dedicados a la investigación en química que no tenían un programa académico acorde a lo que estaban realizando”, cuenta Miguel Ángel Blesa, director de la oferta.
Daniel Cicerone, coordinador del doctorado, destaca que, desde sus inicios, la UNSAM reconoció el potencial que podía brindarle una asociación estratégica con los grandes centros de investigación de la Provincia de Buenos Aires, que no tenían la posibilidad de desarrollar por sí mismos actividades académicas. “Se establecieron vínculos con las instituciones que conforman el Polo Tecnológico Constituyentes, lo que pemitió organizar en conjunto carreras de grado y de posgrado, entre otras actividades”, cuenta.
A lo largo de estos años, el doctorado fue reconocido por la excelencia académica de su propuesta formativa. En las diferentes instancias de evaluación y acreditación de la calidad realizadas por los Comités de pares de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) se ha destacado la participación como docentes de investigadorxs superiores del CONICET así como “la capacidad para generar y difundir conocimientos con proyectos de investigación y de desarrollo tecnológico pertinentes y de buena calidad científica”. Cabe destacar que recientemente obtuvo su tercera acreditación por seis años con la máxima categoría (A) de la CONEAU.
La investigadora Marta Litter, quien integra la comisión académica, resalta como uno de sus aspectos distintivos el hecho de pertenecer a una universidad nacional del conurbano, con una importante población estudiantil. “La política de asociatividad con CNEA, INTI y CITEDEF fue excelente ya que permitió el uso de infraestructura que no tenía aún la UNSAM, así como el aprovechamiento de capacidad docente de excelencia proveniente de esas instituciones. También permitió abordar doctorados con distintas especialidades en la química, con una fuerte orientación ambiental”.
La carrera se diseñó basándose en la formación superior en química, la cual, a pesar de las ofertas académicas de otras universidades tradicionales, constituye un área de vacancia. “Además, los perfiles de las instituciones involucradas del PTC apuntaban a una mirada de la química que trascendiera las estrechas barreras disciplinares tradicionales. En particular, eran muy necesarios estudios que atendieran a problemas ambientales, toxicológicos y tecnológicos”, cuenta Cicerone.
Para Blesa, “el Doctorado en Química es un programa de alta exigencia, de alto nivel académico que no centra su mirada en la transferencia al entorno inmediato. Para eso tenemos otros programas que han sido sumamente exitosos. De cualquier manera, la transferencia ocurre. Indirectamente tenemos, por ejemplo, temas como la calidad de agua del río Reconquista o la tecnología de purificación de aguas o un tema que ha estado en la tapa de los diarios: la generación de los barbijos”.
Una de las fortalezas de la carrera es su carácter inclusivo en términos de favorecer la participación de ingresantes provenientes de distintas disciplinas. “Desde un principio ha habido una gran demanda de sectores que, sin ser estrictamente químicos, necesitaban un programa académico de doctorado. Se decidió que el Doctorado podía estar abierto a estudiantes graduadxs en otras disciplinas, pero que era imprescindible que su tesis tuviera una clara mirada desde la química, con sus conceptos y sus herramientas, aun cuando la aplicación trascendiera las fronteras disciplinares”, amplía Cicerone.
Por su parte, Litter hace hincapié en que el Doctorado permitió la formación doctorxs con alto nivel de excelencia que no habrían podido cursar en otras universidades: “La mayoría de los estudiantes son del AMBA, pero otros provienen de otras provincias del país. A la vez que se forman, contribuyen al desarrollo de las líneas de investigación de los investigadores-docentes que los dirigen”.
Lucas Guz, investigador y docente de la UNSAM egresado del posgrado, cuenta: “El doctorado me ayudó a plantear y resolver problemas complejos que son difíciles de encarar desde una sola disciplina y a sistematizar la investigación científica desde distintos enfoques”. Guz también señala que su formación doctoral le abrió las puertas no solo a la carrera de investigación, sino también a grupos de investigación y de transferencia dentro de la Universidad provenientes de distintas áreas, no solo de la química.
Para Eduardo Zerba, investigador y miembro también del Comité Académico, otra de las fortalezas del doctorado la inclusión y la posibilidad de transferir tecnologías. “Las tesis desarrolladas en el Doctorado no solo tienen un muy buen nivel académico —respaldado por lxs juradxs, que forman parte de universidades nacionales y centros de investigación de alta gama—, sino que cuentan con la posibilidad de transferir tecnologías”. Esto se traduce en “la resolución de problemas de nuestro país, la creación de nuevos productos de la industria nacional y de servicios que hasta el momento no existían”.
Lxs egresadxs del Doctorado cuentan con una sólida formación en la investigación científico-tecnológica, adquirida a través del trabajo teórico-experimental necesario para la presentación de su tesis doctoral. “Apuntamos a que nuestrxs graduadxs se desenvuelven con solvencia en investigación, así como en la generación de innovaciones tecnológicas, en docencia universitaria y en el trabajo interdisciplinario”, señala el director de la carrera. “Además, estamos convencidxs que que están en condiciones de realizar contribuciones originales que merezcan su publicación y,de transmitir sus conocimientos en contextos académicos y profesionales, promoviendo el desarrollo científico tecnológico”, agrega.
Un claro ejemplo de investigación y transferencia tecnológica es el desarrollo de los barbijos Atom Protect, conocidos como los “superbarbijos”. Es interesante mencionar que el desarrollo de las telas tratadas con activos antivirales y antibacteriales fue realizado en gran parte por egresadxs del posgrado, quienes actualmente integran el equipo de Vinculación Tecnológica de la EHyS-UNSAM. Guz, quien fue parte del equipo creador de los “superbarbijos”, cuenta que su experiencia durante su formación fue central: “Todo el trabajo con nanopartículas que hice en el doctorado y en el posdoctorado me sirvió para aplicar en el desarrollo de los barbijos”.
Por su parte, Litter confía en que el Doctorado continúe “en la misma línea, produciendo tesis de alto valor agregado que puedan emplearse en aplicaciones en los territorios, en particular si se las relaciona con tesis en química de otras universidades en las cuales el aspecto aplicado aparece menos relevante”. Un tema central para la investigadora es el impacto de la nueva Escuela de Hábitat y Sostenibilidad sobre el Doctorado y viceversa: “Tenemos el desafío de poder incorporar temas de arquitectura y transporte que tengan relación con la química”.
“Los grupos de trabajo en que se desarrollan las tesis de nuestrxs doctorandxs se encuentran fuertemente vinculados dentro y fuera del país, formando parte de redes que permiten compartir conocimiento, infraestructura, equipamiento y presupuestos para encarar diversas problemáticas, cada vez más desafiantes”, resalta Cicerone. “El gran desafío es entonces articular grupos de trabajo, instituciones, organismos, para generar nuevos conocimientos y tecnologías que contribuyan a la sostenibilidad”. El investigador imagina a lxs futurxs egresadxs realizando estadías de trabajo de investigación, trabajando en temáticas que contribuyen a los desafíos que enfrentamos a nivel global y regional como la salud y la calidad de vida, el agua limpia y saneamiento, la energía limpia y asequible o las acciones para el cambio climático.