Escuela de Economía y Negocios
Triana Sánchez Attanasio, Delfina Colacilli, Eugenia Wechsler y Carolina Espinosa Rubiano son los nombres de las nuevas becarias. Su incorporación forma parte de la política de becas sostenida por la Secretaría de Investigación de la EEyN en conjunto con el Vicerrectorado de la UNSAM para fomentar la producción de conocimiento y posicionar a la universidad como un sitio de referencia académica. En esta nota, podés conocer más sobre las posibilidades y desafíos que les representa haber sido seleccionadas.
Las becas doctorales implican la percepción de un estipendio durante el lapso de cuatro años que permite a estudiantes de doctorado dedicarse exclusivamente a aquello que están estudiando. Quienes obtienen estas becas realizan un Doctorado, participan en diversas actividades académicas (congresos, seminarios, encuentros) y nutren la vida de los centros de investigación, desarrollando proyectos y produciendo conocimiento de manera colectiva. En muchos casos, también, aportan a la formación de otras personas desde la tarea docente. Desde la Escuela de Economía y Negocios conversamos con las nuevas becarias doctorales para conocer los motivos que las llevaron a apostar por la investigación: intereses, deseos y proyecciones para seguir este camino.
Para Carolina Espinosa Rubiano, licenciada en Antropología Social y Cultural (EIDAES-UNSAM), la aplicación a la beca significa: “Yo soy colombiana, hace 18 años que vine. Tenía pensado volver a mi país y eso no pasó. Me quedé y cuando llegó el momento de retomar la facultad estaba entre volver a Economía o meterme en algo que me gusta mucho también y entonces estudié Antropología para dedicarme a la antropología económica. Mi tesina la financié yo, hice todo el trabajo de campo en Jujuy pero había abandonado porque para profundizar necesitaba una beca que me financiara. Además, necesitaba algo que me permitiera viajar, no solamente por razones económicas, sino también por el uso del tiempo. Otros trabajos te exigen cumplir horario, y para seguir investigando, necesitaba algo que me permitiera dedicarme exclusivamente a eso. Esta beca significa sumar nuevas herramientas para la construcción de conocimiento pero también para aportar a políticas públicas y a los movimientos sociales, que es lo que trabajo”.
Eugenia Wechsler, que estudió Economía (UBA) y está realizando una Maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural (EIDAES-UNSAM), considera que su curiosidad por la investigación nace desde que empezó a estudiar economía: “A mí me interesaba mucho desde siempre, fui ayudante en algunos cursos pero trabajando en el sector público me presentaron la oportunidad de aplicar a la beca. Como a mi me interesa particularmente la política y creo que necesitamos gente que esté formada en temas específicos para adoptar lugares en el Estado, me presenté. Siento que para mi futuro profesional haber pasado por una experiencia de investigación es muy enriquecedor, además de que sirve para comunicar mejor las ideas y fortalecer los conocimientos”. El proyecto por el que obtuvo la beca doctoral se llama “Potenciando la Integración productiva regional. Un análisis desde la matriz insumo producto y las cadenas de valor”.
Por otro lado, para Triana Sánchez Attanasio que se graduó en la Licenciatura de Turismo (EEyN-UNSAM) y obtuvo la beca por el proyecto “Turismo comunitario como visibilizador de conflictos territoriales urbanos y rurales en Argentina“, el interés por la investigación apareció como forma de legitimar el área que había elegido para su desarrollo profesional: “Cuando le contaba a la gente que estudiaba turismo me decían que no era algo serio ni tan importante y yo sabía que tenía que trabajar contra eso. Cuando vi que existía el CIDeTur que es el Centro de Investigaciones de Desarrollo del Turismo, pensé <<quiero hacer eso>>. Ahí empecé a interiorizarme sobre qué era la investigación, para qué servía y me dí cuenta que era lo que yo estaba buscando para ser un agente de cambio”.
El campo de la investigación también se presenta como una alternativa cuando las ofertas del mercado laboral no cumplen con las expectativas de graduadas y graduados. Ese fue el caso de Delfina Colacilli que estudió Economía en la Universidad de Buenos Aires y ahora también está realizando su maestría allí. “La verdad es que cuando terminé mi licenciatura de grado y me incorporé en el mercado de trabajo no encontré un lugar que me representara como economista. Los trabajos que me ofrecían eran administrativos o contables. A mí me apasiona mucho más la macro y no encontraba ese espacio. Entonces mi profesor Guido Zack (CIMaD-EEyN-UNSAM), me ofreció en primera instancia aplicar para una beca de maestría y una vez que fui avanzando, me di cuenta que me sentía mucho más cómoda: tenía tiempo para estudiar y al mismo tiempo, iba realizando un aporte académico y para mí eso era lo más importante. Por eso no dudé en volver a anotarme en otra beca como la de doctorado”. El proyecto por el que trabajará se llama: “Dinámica de los ingresos laborales y tipo de cambio real en Argentina (1990-2021)”.
La experiencia de Delfina pone en evidencia algo sobre lo que llamaron la atención todas las becarias: la importancia de tejer redes. Para las personas interesadas en este campo es fundamental poder conectarse con las y los docentes que inspiren, motiven y generen interés por áreas de investigación específicas, informarse sobre los centros de investigación existentes en la universidad y sobre los recorridos necesarios para sumarse como estudiantes adscriptos. La experiencia de docentes e investigadores resulta fundamental para acompañar los procesos de elaboración de proyectos de tesis, insumos imprescindibles para presentarse en instancias de becas. Pero también, la curiosidad, la pregunta, el interés, son factores centrales para poder emprender este camino. Carolina cuenta que fue la Secretaría de Investigación de la EEyN la que a partir de sus consultas y presentación de trabajos previos, la puso en contacto con el CENIT y su directora de proyecto: Florencia Arancibia (CENIT-EEYN / CONICET). Hoy realizará su doctorado con el proyecto: Naturaleza y desarrollo: redes de experticia, saberes ancestrales y prácticas productivas alimentarias en el nicho agroecológico de Salta y Jujuy (1990-2020).
La posibilidad de trabajar en equipo y de compartir con becarias/os e investigadores/as de distintas disciplinas, la formación en temáticas específicas elegidas con total libertad en función de los intereses propios y la autoadministración del tiempo de trabajo, fueron los puntos destacados por todas las becarias para recomendar a quienes se gradúen la aplicación a becas e incorporación en centros de investigación.
La política de becas de la Secretaría de Investigación de la EEyN-UNSAM coopera con la construcción de una región con más paridad de género en el ámbito científico. Si bien Latinoamérica cuenta con un 45% de mujeres investigadoras, ubicándose entre las regiones con menos disparidad, se muestran brechas considerables al observar la actividad de las científicas en la presentación de papers, participación en congresos, entre otros (ver “Las brechas de género en la ciencia argentina”) debido al rol adjudicado históricamente para las tareas de cuidado. Poder acceder a becas es uno de los primeros pasos para reducir estas diferencias.
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