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Invasión de mosquitos: investigar en tiempo real, en el campo, mientras la plaga acecha

Desde hace días, cientos de nubes de mosquitos Aedes albifasciatus invaden el AMBA. Siempre listos, científicxs de la UNSAM viajaron a los sitios en los que nace el insecto para investigar la especie y evaluar los riesgos sanitarios y ecosistémicos de su reproducción.

Desde el lunes, el Área Metropolitana de Buenos Aires es el foco de una insólita invasión de mosquitos, que a su paso cubre barrios, pueblos y rutas como una ominosa nube negra inmune a espirales, venenos y repelentes. Los especialistas aseguran que estos mosquitos no transmiten dengue —aunque sí podrían ser vectores de la encefalitis equina del oeste, cuyo último brote en humanos fue detectado en 1982— y atribuyen su llegada a las recientes lluvias e inundaciones.

Mientras la invasión ocurre, y al igual que en la época de la pandemia, en la UNSAM tenemos científicxs capaces de investigar la plaga en tiempo real. María Victoria Cardo, doctora en Ciencias Biológicas por la UBA e investigadora adjunta del CONICET en el Laboratorio de Ecología de Enfermedades Transmitidas por Vectores (2eTV) de nuestra Escuela de Hábitat y Sostenibilidad (EHyS), describe estas capacidades y explica los motivos de la invasión que, sumada a las altas temperaturas estivales, pone a prueba la templanza y la salud de lxs bonaerenses.

 

¿Qué características tiene este mosquito? ¿Qué lo diferencia de otros tipos de mosquitos que pueden verse en la región?

El mosquito que ahora se está registrando en muy altas abundancias es el Aedes albifasciatus. A diferencia de otros mosquitos comunes en la región, es un mosquito de inundación, es decir, pone sus huevos en la tierra o en el barro, cuyas larvas eclosionan cuando llueve. Por eso, entre siete y diez días después de lluvias fuertes como las que tuvimos, registramos estos picos de alta abundancia. Otros mosquitos como el Aedes aegypti, vector del dengue, dependen de la dinámica hídrica en recipientes artificiales.

Más allá de la molestia de sus picaduras, ¿el Aedes albifasciatus es transmisor de enfermedades?

Se presume que es el vector —o uno de los vectores, esto está en estudio— de la encefalitis equina del oeste, el virus que afectó a miles de caballos en los últimos meses y por el cual, según el último boletín epidemiológico de Nación, se produjeron 71 casos confirmados en humanos, de los cuales 7 fallecieron.

 

¿Una eclosión/invasión como esta pudo haberse “prevenido”? ¿De qué forma?

No, los picos de Aedes albifasciatus, como los de todos los mosquitos de inundación, son muy difíciles de prevenir porque crían en suelos anegados o en cualquier depresión que pueda acumular agua. Por lo general, son más abundantes en áreas rurales y suburbanas con extensiones de campo, pero cuando las abundancias son muy altas llegan también a las ciudades y, por supuesto, pueden criarse en parques urbanos.

¿Fumigar es un método eficiente/recomendable para combatirlo? ¿Los métodos comerciales o caseros contribuyen de algún modo a modificar la especie o volverla resistente?

Como recomendación general, la fumigación es una herramienta que se reserva para momentos de brote de alguna enfermedad. Sin embargo, cuando es tanta la densidad de mosquitos, en algunas zonas se tira derribante. Hay que tener en cuenta que esto solo mata a los adultos interceptados por las gotas del insecticida: una vez que las gotas caen al suelo ya no tienen efecto, como tampoco tienen efecto sobre las larvas. Los repelentes no generan resistencia (como sí lo hacen los insecticidas); tanto los comerciales como los caseros son, como su nombre lo indica, un modo de “repeler” a la hembra de mosquito que está en busca de una fuente sanguínea de alimento. Según su formulación tienen mayor o menor efectividad.

¿Una invasión como esta afecta puede afectar el equilibrio de los ecosistemas?

Los picos de actividad de distintas especies son comunes en los ecosistemas. Por supuesto que causan disconfort, no solo en los seres humanos sino en otras poblaciones animales. Por ejemplo, se ha descrito que los brotes de Aedes albifasciatus, que suelen picar ganado vacuno, disminuyen la productividad de leche por las molestias que ocasionan a las vacas.

 

¿Qué estudia puntualmente el laboratorio donde desarrollás tus trabajos? ¿En qué forma las investigaciones que se realizan en los laboratorios de la EHyS contribuyen a mejorar las formas en las que se combate el mosquito o las formas en las que conocemos más acerca de su “peligrosidad” en tanto transmisores de enfermedades? 

En el Laboratorio de Ecología de Enfermedades Transmitidas por Vectores (2eTV) hacemos un abordaje integral de las enfermedades transmitidas por mosquitos. Estudiamos en qué tipos de ambientes se crían, de quiénes se alimentan y cómo controlarlos con métodos químicos y no químicos que sean ambientalmente amigables. También estudiamos las enfermedades propiamente dichas, hacemos mapeo espacial y seguimientos temporales, y modelamos la ocurrencia de casos en función de distintas variables (climáticas, demográficas, socioeconómicas). Toda esta información nos sirve para entender de forma integral los ciclos de transmisión de las distintas enfermedades cuyos vectores son mosquitos.

Para vectores que son bien conocidos como el vector del dengue, monitorear sus patrones estacionales y distribución en distintos tipos de ambiente nos permite priorizar áreas de prevención y control. Para otras enfermedades, falta comprender aún los ciclos locales ya que la mayoría de la información disponible proviene del hemisferio norte y, por ejemplo, no están presentes las mismas especies de mosquitos ni de vertebrados. Por ello, estudiar los patrones de ingesta sanguínea de los mosquitos locales nos permite postular posibles vectores.

 

¿En qué consiste el trabajo de campo que están haciendo ahora?

Debido al reciente brote de encefalitis equina, ahora estamos recolectando hembras adultas en sitios de cría de caballos que tuvieron equinos con síntomas de la enfermedad. Hoy estamos en los alrededores de Luján, Cortínes, donde hay muchos haras. La realidad es que hubo casos equinos en casi todo el país excepto en la Patagonia. Por área de injerencia y cercanía, nuestro equipo suele trabajar en la provincia de Buenos Aires. Identificamos las especies de mosquitos presentes y, de las que están alimentadas, extraemos ADN de la sangre para determinar su fuente de alimentación, es decir, si picaron a una persona, a un caballo o a un ave, por ejemplo. Esto nos ayuda a postular cuáles son las especies de mosquitos involucradas en la transmisión a escala local.

Esta tarea habla de la importancia de tener gente formada y en actividad trabajando en el sistema científico público: si bien nosotros veníamos estudiando mosquitos vectores de dengue u otras encefalitis (el Aedes albifasciatus no era nuestro foco principal), al estar formados en mosquitos y enfermedades de transmisión vectorial tenemos la flexibilidad para redireccionar nuestras investigaciones. Algo parecido a lo que pasó con colegas de la UNSAM y el COVID a otra escala. 

María Victoria Cardo es doctora en Ciencias Biológicas por la UBA e investigadora adjunta del CONICET. Es miembro del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la UNSAM desde 2011 como investigadora y docente de posgrado. Tiene 30 trabajos publicados en revistas internacionales y 2 capítulos de libros. Su especialidad son los mosquitos, la estructura de comunidades y el análisis estadístico complejo.

Como parte del equipo de investigación del Laboratorio de Ecología de Enfermedades Transmitidas por Vectores (2eTV) lleva adelante el estudio de aspectos ecológicos del llamado “mosquito común” (Culex pipiens) como vector de enfermedades.

Director del 2eTV: Aníbal Carbajo
Investigadora adjunta: Alejandra Rubio
Becarias doctorales CONICET: Karelly Melgarejo y Marlene Kliger

 

Nota actualizada el 21 de febrero de 2024

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