De ocuparse casi con exclusividad de los problemas de aprendizaje en niñes, con la apertura democrática la Psicopedagogía expandió su campo de acción. Fue introduciéndose en el mundo del trabajo y las empresas, en el ámbito de la Justicia y también en cárceles. Creció en su base interdisciplinaria y ganó reconocimiento en diversos espacios institucionales. Nuevos desarrollos profesionales.
Gerardo Prol*
En estos tiempos tan complejos en los que se escuchan voces que relativizan o banalizan palabras como libertad, convivencia, derechos o vida humana; parece conveniente decir algo para recordar las consecuencias que puede tener la interrupción de un sistema democrático, como sucedió con la última dictadura cívico-militar.
Sin lugar a duda la consecuencia más cruel fue la eliminación física de casi toda una generación. La Psicopedagogía sigue recordando a nuestra Blanca Tarnopolsky, psicopedagoga secuestrada el 16 de julio de 1976 y aún desaparecida. Pero se produjeron otras perdidas irrecuperables. Sara Paín, a quién muches reconocemos como fundadora de la Psicopedagogía en la Argentina, tuvo que exiliarse en épocas dictatoriales. Ante la recuperación de la democracia, intentó retomar su cátedra en la UBA, pero su vida ya estaba en otro lado, el daño ya había sido hecho. Como se ve, la Psicopedagogía también puede dar cuenta de que no resulta gratuito romper con el pacto de convivencia democrática.
Del mismo modo, y como el reverso de este relato, la Psicopedagogía también puede dar cuenta de su crecimiento cuando se encuentra en un ambiente democrático. De ocuparse casi con exclusividad de los problemas de aprendizaje en niñes en escolaridad primaria, la Psicopedagogía fue introduciéndose en variadas prácticas sociales. Hoy la podemos encontrar en el mundo del trabajo y en el de las empresas a través la Psicopedagogía Laboral, en el ámbito de la Justicia por intermedio de la Psicopedagogía Forense. También en dispositivos carcelarios con una incipiente Psicopedagogía en Contextos de Encierro. De esta manera, nuestra disciplina se ha extendido lo suficiente como para abarcar todos los grupos etarios, desde la primera infancia hasta en el trabajo con adultos mayores.
Pero todos estos avances necesitaron la formación de nuevos profesionales. Para esto y con la recuperación del cogobierno y los principios reformistas de la Universidad Pública, comenzó a incrementarse la oferta de carreras universitarias de Psicopedagogía. La Universidad Nacional de San Martín, de la mano de Haydée Echeverría, fue pionera en este movimiento.
Si bien hay amplio consenso en que la Psicopedagogía nació interdisciplinaria, teniendo esta característica como su sello distintivo, en estos 40 años de democracia fue permeable a todos los avances científicos de diferentes disciplinas: Medicina, Neurociencias, Psicología. También incorporó y/o discutió con nuevos enfoques filosóficos, sociológicos, educativos, etc. Pero no sólo incorporó los resultados de las investigaciones de sus vecindades, sino que fue creando su propio campo epistemológico y disciplinar.
En el ámbito específicamente de la institución educativa abandonó, no sólo el nombre sino la posición del llamado “gabinete psicopedagógico” que tenía esa impronta de control social propia de las épocas dictatoriales. Hoy se generan espacios intra e interinstitucionales que favorezcan el diálogo entre los diferentes actores del ambiente educativo.
Con la democracia se crearon y se desarrollaron las concurrencias y residencias hospitalarias poniendo, al menos formalmente, en pie de igualdad a la Psicopedagogía con todos los otros sectores del ámbito de la Salud en general y de la Salud Mental en particular.
Todos estos logros son producto de largas luchas y amplio trabajo colectivo quedando evidenciado en el hecho de que en democracia se aceleró el proceso de colegiación en casi todas las regiones del País.
Queda aún muchísimo por hacer. Es muy importante lograr ser escuchados, no sólo por la sociedad en general sino también por los diferentes actores de nuestros ámbitos de trabajo. Para esto seguiremos profundizando en las investigaciones específicas de nuestro campo y también continuaremos reclamando las trasformaciones normativas que, dialogando democráticamente, permitan un mayor reconocimiento.
*Licenciado en Psicología. Director de la carrera de Psicopedagogía y coordinador del Programa Psicopedagógico para Adolescentes de la Escuela de Humanidades de UNSAM.
40 años de Democracia y las Humanidades
Esta nota forma parte de una serie de reflexiones impulsadas desde la Escuela de Humanidades con motivo de los 40 años de democracia.
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Aprendizaje, Democracia40EH, diálogo, interdisciplina, Psicopedagogía
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