Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, Instituto de Arquitectura y Urbanismo
En el día de los/as arquitectos/as en Argentina, entrevistamos Claudio Ferrari, director del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, quien compartió sus reflexiones sobre el rol y los desafíos actuales de lxs arquitectxs, y del futuro de la formación de profesionales de arquitectura.
Día de las y los arquitectxs en la Argentina
Hoy 1º de julio es el día de los/as arquitectos/as en Argentina. Esta vez, entrevistamos al arquitecto Claudio Ferrari, director del Instituto de Arquitectura y Urbanismo, de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, quien compartió ideas acerca de la disciplina, cómo fue su primer acercamiento a la arquitectura, y reflexiones acerca de los desafíos actuales de lxs arquitecxs, y de cómo imagina que será el futuro de la formación de profesionales de Arquitectura.
Supongo que por la cercanía con los oficios que traían de Europa los italianos de mi familia. Uno de mis abuelos tenía un horno de ladrillos, el otro hacia revoques de piedra París, crecí en un barrio en construcción en la Matanza, y me formé en la escuela secundaria técnica, siempre tuve interés por las artes visuales y el cine, creo que todo eso y la movilidad social ascendente que todavía mantenía el ideal del Peronismo de los 50, confluyó en la elección ante todo de acceder a los estudios universitarios, (siendo el primero de la familia ) y de la carrera de arquitectura como una idea vocacional que se iría revelando con el paso del tiempo.
Desde que inicié la carrera en la FADU UBA no tuve dudas, sabía dibujar muy bien, conocía los rudimentos prácticos y teóricos de la construcción, y me gustaba mucho ir a la hermosa biblioteca de la Facultad y a la de la SCA. Trataba de entender cómo se habían hecho los edificios que los docentes nos mostraban como referentes y empecé a descubrir que había obras de arte construidas, sobre todo porque presentaban atributos que no eran ordinarios, al menos hasta donde yo podía entender.
Mies Van der Rohe, F. LL. Wright , Alvar Aalto y Arne Jacobsen, que eran mis favoritos, hacían cosas extraordinarias. Me emocionaba ver en las fotos y dibujos de sus obras en los libros de historia crítica de Benévolo, Zevi y más tarde pude leer a Tafuri, donde todo se iba complejizando, abriendo las ramas de un árbol lleno de historias diferentes, que invitaban a conocer los contextos, los lugares y la época donde se producían estas cosas. Fue como un viaje sin retorno, más allá de lo que hiciera después como profesional, este conocimiento era exactamente lo que yo necesitaba para entender la cultura humana, la forma de habitar, de organizar la vida en un lugar, construir el espacio para vivir plenamente en la sociedad de la que formamos parte. Con el tiempo esta idea se volvió más crítica pero nunca dejó de ser un ideal.
2. ¿Hubo algún “hito” en su proceso formativo que lo haya marcado o que haya sido significativo para su desarrollo profesional?
Cuando me recibí de arquitecto ya estaba haciendo proyectos y había ganado un concurso de un cementerio privado que organizó el CAYC. Eso me marcó definitivamente, nunca dejé de presentarme a concursos de obra pública sobre todo, en Argentina y en otros lugares del mundo, me presenté en varios países. España, Irlanda, Italia, Vietnam, China, Canadá, Uzbekistán, Siria, Egipto y en Sudamérica, con distintas suertes, hasta ganar el concurso internacional para construir el CCK (Centro Cultural Néstor Kirchner) en Argentina. Ese fue el “hito”, que no estaba en el imaginario del joven arquitecto de la Matanza, esa obra fue la conclusión perfecta de mi proceso formativo, y la confirmación de que nada puede ser más superador para evolucionar que el conocimiento.
Por otro lado nunca dejé la actividad docente. Hace 35 años comencé como ayudante en la Cátedra de Juan Molina y Vedia, enseñé en varias Universidades, pude trabajar en este campo con Enric Miralles, Martínez Lapeña, Jorge Silvetti, Alberto Varas, Eduardo Leston, figuras que fueron muy importantes en mi formación. Hoy soy titular en FADU y en la UNSAM, sin esta experiencia académica mi carrera profesional no hubiera sido la misma.
3. ¿Qué aportes pueden realizar lxs arquitectxs para mejorar el hábitat y la sostenibilidad de nuestras ciudades?
Lxs arquitectxs no piensan por sí mismos, son un catalizador de la cultura que se desarrolla en el entorno del habitar humano. En la medida en que han a compañado procesos de desarrollo social equilibrados, conscientes de los recursos naturales, las formas de vida basadas en la felicidad y la evolución, han sido grandes protagonistas de esos procesos, y han sido parte fundamental de la historia humana, desde Roma hasta Brasilia pero también en las sierras de Andalucía o en el sur Patagónico. Hoy el desafío es adaptar las ciudades concebidas bajo el paradigma del uso del petróleo a una forma de vida más ecológica usando la misma matriz urbana. Estamos entrando a un gran periodo de transformación a partir de la regeneración de los espacios construidos y de una búsqueda que nos conecte en forma consciente con la naturaleza, al mismo tiempo las tecnologías y el avance de la inteligencia artificial nos obliga a reflexionar críticamente sobre el impacto que esto produce en nuestras áreas de conocimiento.
4. De acuerdo a su perspectiva, ¿Cuáles son los desafíos principales que tienen lxs arquitectxs en nuestro país?
En la Argentina, como en todos lados, hay distintas formas de ver los desafíos de la arquitectura, en líneas generales están los temas del mercado, donde se produce la mayor parte de la vivienda urbana y suburbana en los barrios cerrados, la arquitectura pública, que ha abandonado los concursos como práctica, la arquitectura corporativa y la autoconstrucción que es el tema que más nos interpela. A esto hay que sumarle el déficit habitacional en el país que hoy llega a casi 4 millones de viviendas. Si pudiéramos ser conscientes de los problemas que hay en la agenda social estaríamos ocupando los primeros puestos en demanda profesional, de lo contrario los arquitectxs están condenados a generar imágenes que sirvan a otros fines que no son los específicos de la disciplina arquitectónica.
5.¿Cómo le parece que será la formación de arquitectxs en los próximos años?
Los próximos años tienen que ver con la forma en que entendamos nuestra profesión. Si el punto de utilidad está en la solución a los problemas sociales del hábitat se necesitarían miles de arquitectxs , si no, habría que apuntar a una elite de diseño con formación liberal. Seguramente convivirán las dos formas de entender la disciplina, una orientada a la sociedad humana integrada al medio, los recursos y los valores públicos, y otra más mercantilizada basada en la idea de consumidores. Las dos producen objetos, unos están basados en la racionalidad constructiva y otros construyen imágenes, el resultado no es el mismo, hay una diferencia sustancial entre imágenes e ideas, sobre todo en la banalidad de lo que se produce.
6. ¿Qué puede agregar acerca de la formación que reciben los estudiantes de la carrera de Arquitectura de la EHyS? ¿Qué considera imprescindible en su formación?
Los estudiantes de la carrera de Arquitectura de UNSAM se forman en un medio muy homogéneo. Si bien el plan de estudios responde a los estándares de acreditación, el proyecto educativo está basado en valores muy claros sobre la pertinencia de un conocimiento útil a la sociedad, en tanto resuelve y propone temas para el bien común, todo aquello que tienda a unir, integrar, desarrollar una conciencia humanista y procurar el bienestar del hábitat en armonía con el medio natural y la optimización de los recursos. Este proyecto educativo que comenzó en el 2014 hoy se ve cristalizado ideológicamente en la conformación de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad. Un hito en la innovación de la enseñanza de arquitectura siendo la única experiencia en la Argentina donde se fusionan los conocimientos del ambiente y del transporte con la arquitectura y el urbanismo.
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