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Mariela Cuadro: “La sociedad catarí es diferente, y esa diferencia podemos juzgarla o intentar comprenderla”

La docente e investigadora de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM, especialista en estudios del sur global y Medio Oriente, comparte su mirada sobre la política, la economía, la cultura y las libertades del país anfitrión de la Copa del Mundo 2022. “Es importante corrernos de la perspectiva occidental para poder enseñar y aprender a vivir con otros que no son ni serán iguales a nosotros”.

Por Marina Rocha, Leandro Eryszewicz y Lucas Varín

Arrancó el mundial de fútbol masculino de la FIFA 2022 y tenemos muchas preguntas sobre el país anfitrión. En esta entrevista, Mariela Cuadro, directora de la Licenciatura en Relaciones Internacionales y profesora de la Maestría y el Doctorado en Relaciones Internacionales de la Escuela de Política y Gobierno (EPyG) de la UNSAM, explica distintos aspectos de la política, la economía y la cultura de este impactante y, a la vez, tan lejano país de Medio Oriente. ¿Por qué es importante, desde Occidente, comprender antes que juzgar las costumbres y tradiciones de Catar?

En estos días, los ojos del mundo están puestos en Catar, un país del cual conocemos poco. ¿Qué tenemos que saber en cuanto a su economía y régimen político? 

Catar es uno de los países con mayor PBI per cápita del mundo ya que es el principal productor de gas natural licuado. Por otro lado, el 80 % de su población es migrante: dentro de los 3 millones de ciudadanos residentes, hay un porcentaje muy pequeño de locales.

Respecto al régimen político, Catar es una monarquía presidida por un emir, que hoy es el hijo del emir que renunció en 2013 en el marco de los levantamientos árabes, aunque en buenos términos —de hecho, hoy forma parte del Consejo de la Familia como asesor del nuevo emir en cuestiones políticas—. A su vez, el padre del actual emir era hijo del anterior. Es decir que el emirato viene quedando bajo la familia Al Thani, que gobierna en Catar hace ya mucho tiempo. A diferencia de este traspaso de mando entre el actual emir y su padre, el anterior fue a través de un golpe de Palacio. Hay una cohesión interna importante al interior de la familia gobernante en Catar. Además de estos consejos de la familia, acompañan al emir dos consejos más: el Consejo Superior de la Magistratura, que lo asesora en cuestiones vinculadas con lo judicial, y el Consejo Consultivo, que antes era únicamente nombrado por el emir y hoy es votado por un importante porcentaje de ciudadanos cataríes.

Solemos creer que, bajo la monarquía, la gente está en disconformidad porque no puede elegir a sus gobernantes, pero los ciudadanos cataríes han mostrado poca insatisfacción respecto de su gobierno, síntoma de que está muy fuerte. Esto se vio durante los levantamientos árabes que afectaron a los países de distintas maneras: en Catar solo existió una carta por parte de ciertos intelectuales, personas de la élite o profesionales. En otros países, por ejemplo, hubo levantamientos que tomaron gobiernos, iniciaron guerras civiles u obligaron a inyectar muchísimo dinero. Otro segundo momento que también podría haber sido propicio para que se generaran insatisfacciones fue el bloqueo que sufrieron por parte de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos durante más de un año. En ese marco, los precios aumentaron porque se complicó la entrada de alimentos, por ejemplo. Y, no obstante, no se produjo ningún gran cimbronazo, ni apareció ninguna otra familia o clan que quisiera disputarle al poder a la familia Al Thani. Esto es un buen indicador de que es un gobierno que tiene bastante apoyo por parte de los ciudadanos.

¿Y en términos geopolíticos cómo se posiciona?

En términos geopolíticos, Catar es un país fundamental para entender a Medio Oriente porque está atravesado por las disputas entre los países del Golfo. Uno no puede explicar Libia, Egipto, Yemen o Siria sin entender Qatar, porque tiene una posición y es protagonista de las dinámicas regionales. Esto se puso en evidencia en el marco de los levantamientos árabes y después de ellos. También, algo que merece ser resaltado, es que Catar tiene una base aérea de los Estados Unidos en su territorio desde la cual despegan todos los aviones estadounidenses para las distintas intervenciones en la región.

Catar también fue fundamental en el acuerdo al que llegaron los talibanes y Estados Unidos para el retiro de las tropas de Afganistán. Tiene un rol muy importante que jugar ahí, pero no solo en términos políticos, sino también en términos económicos: por la cantidad de dinero y la riqueza que tiene puede realizar grandes inversiones en los centros del mundo. Invierte mucho en medios de comunicación y en los sectores inmobiliario y financiero de países de Europa o en Estados Unidos. En este sentido, también utiliza su dinero y sus inversiones para llevar adelante una política de exportación de una suerte de marca país. Por ejemplo, Catar sponsorea la camiseta del Barcelona. Tiene muchas inversiones en la industria del fútbol y es aquí donde se enmarca también la decisión de llevar adelante el Mundial 2022. Sabemos también, por ejemplo, el tema de las líneas aéreas Qatar Airways. Tienen toda una política en ese sentido de inversiones dirigidas a hacerse conocer y a pisar fuerte, aún siendo un país en términos territoriales muy pequeño.

Al Thani y Joe Biden

En Catar no hay grandes diferencias en términos de lo que es la ropa. En general, se habla mucho de la mujer con hiyab y se la estereotipa de esta manera. Sin embargo, tanto la mujer como el varón tienen que cumplir con requisitos de cierto código de vestimenta. [… ] En lo que sí hay desigualdades y diferencias es en el hecho de que las mujeres tienen que pedir permiso a los varones para realizar algunas actividades como estudiar en el exterior o casarse”.


 

A grandes rasgos, ¿cómo es la sociedad catarí? ¿Los medios reflejan una imagen estereotipada sobre sus normas, cultura y tradiciones?

La sociedad qatarí es una cruza entre tradiciones locales y tradiciones que llegan de espacios distantes. Se formó a partir de dos grandes líneas: por un lado, ciertas tradiciones tribales vinculadas con los pueblos que vivían en esa región, antes de la llegada del Islam, cuya aparición implicó grandes cambios en estas sociedades; por otro lado, la llegada de los países europeos colonizadores, en este caso Gran Bretaña. Esas grandes líneas convergen en lo que es la sociedad catarí de hoy en día.

Respecto de la tradición religiosa, que tiene una importancia muy fuerte en Catar, existe una línea del Islam que es la línea wahhabita, que se caracteriza por tener una lectura más rígida del Corán, el libro sagrado del Islam. Podríamos trazar dos grandes divisorias dentro de la sociedad: la que marca la diferencia entre migrantes y ciudadanos en cuanto a los derechos —los migrantes no tienen una buena posición social en sus respectivos países de origen, sobre todo de Asia, por lo que hay un clivaje respecto de cuáles son los espacios que frecuenta cada grupo, dónde viven unos y otros, etc.— y la que marca la diferencia entre varones y mujeres. Y acá quiero ser clara: todos los habitantes de Catar y todos aquellos que estén de paso en ese país deben seguir un código de vestimenta, tanto los varones como las mujeres. Es decir, no son las mujeres las únicas obligadas a usar determinada ropa. En este sentido, el trato es igualitario. Hago hincapié en esto porque, en general, se habla mucho de la mujer con hiyab y se la estereotipa de esta manera. En lo que sí hay desigualdades y diferencias es en el hecho de que las mujeres tienen que pedir permiso a los varones para realizar algunas actividades como estudiar en el exterior o casarse. Esto está vinculado con la lectura del Islam que pesa sobre Catar y que articula y constituye las normas y las costumbres de ese pueblo en particular.

En ese sentido, hay una política de los medios e incluso de los círculos intelectuales y académicos en nuestro país que tiene que ver con señalar esas diferencias como parte de cierto atraso o barbarie. Eso supone, desde mi punto de vista, discursos sumamente racistas hacia sociedades que son diferentes porque atravesaron trayectorias políticas y sociales a las que atravesamos nosotros, que estamos totalmente intervenidos por la cultura occidental. Entonces, en ese sentido, sí me parece importante entender que la sociedad catarí es diferente y que esa diferencia uno puede o juzgarla o intentar comprenderla. Y me parece que eso también supone una posición distinta de la cual pararnos y mirar a los otros.

La elección de Catar por parte de la FIFA como sede del Mundial no estuvo exenta de polémicas. Además de cuestiones relacionadas a su clima y a denuncias de corrupción para favorecer su nominación, se habló y se sigue hablando del tema de los derechos y libertades que podrían verse restringidas para los/as que asistan a ver los partidos. ¿Cómo es, para un/a extranjero/a de Occidente, vivir en Catar?

Las libertades son históricas y contextuales. No existe, a priori, una libertad de la que cualquier individuo sería beneficiario sino que hay libertades que han sido construidas a partir de procesos histórico sociales sumamente complejos. Entonces lo que es una libertad para nosotros no lo es para otros. Cualquier persona que vaya a cualquier otro país en donde no se comparta la cultura occidental debe ser muy respetuoso de sus normas culturales y sociales. Como invitado, uno se adapta a las normas que el anfitrión propone y dispone. Adaptarse a Catar no es sencillo, como no lo es ningún lugar nuevo. Catar es distinto en cuestiones vinculadas con el consumo de bebidas alcohólicas, las expresiones de afecto en la vía pública o la vestimenta. Se puede disfrutar mucho de aprender de otra cultura, de aprender de esas diferencias y de conocerlas. 

Hace pocos días, Khalid Salman, exfutbolista catarí y embajador del Mundial, declaró ante un medio alemán que la homosexualidad es “un daño mental”. ¿Corre riesgos la comunidad LGBT de expresarse en público en Doha y otras ciudades del Estado? ¿La opinión de Salman es generalizada entre los actores políticos y sociales de Catar?

La homosexualidad no es bien vista en ninguna sociedad islámica ya que no es considerada natural. Hay sociedades islámicas más o menos liberales: Catar no es una sociedad liberal. La homosexualidad está penada. La comunidad LGBTIQ+ tendrá que no expresar ciertos afectos en público porque puede resultar peligroso para ellos, y porque puede resultar en una experiencia negativa.

 

¿Cómo es la relación entre Argentina y Catar? ¿Qué vínculos diplomáticos, culturales y comerciales tenemos? 

La relación mejoró mucho a partir del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Tenemos vínculos comerciales muy fuertes con Catar y con el resto de los países del Golfo. En 2009 abrimos una embajada allá, y ellos abrieron una en la Argentina. Qatar Airways comenzó a realizar vuelos desde Buenos Aires hacia Doha. Y me parece importante destacar que estos lazos políticos no se vieron perjudicados con el cambio de gobierno cuando llegó Cambiemos a la presidencia sino que, en algunos puntos, estos lazos se intensificaron. Hay una relación incluso personal entre Macri y el emir de Catar, quien ha comprado tierras en la Patagonia, así como la empresa petrolera catarí ha invertido importantes sumas de dinero en la explotación de petróleo. Hay mucho lazo económico porque nuestras economías se complementan: por el tipo de terreno ellos tienen problemas con los alimentos y nosotros tenemos la posibilidad de exportar alimentos y Catar tiene una política de aliarse con corporaciones nacionales para comprar tierras para producir alimento en sus propios territorios.

En cuanto a los lazos culturales, son casi nulos. Creo que el Mundial puede llevar a que algunas personas vayan y se quiten los prejuicios y estereotipos.

 


“Me parece fundamental poder enseñarles a los estudiantes de relaciones internacionales que existen diferencias en el mundo y que tenemos que lidiar con esas diferencias de una forma distinta a como lo hemos hecho hasta el momento”.


 

Como especialista en estudios del sur global y teoría crítica de las relaciones internacionales, ¿cuál es tu opinión acerca de la importancia de aprender de (y con) Medio Oriente? ¿Es un tema que suele abordarse o todavía seguimos mirando el mundo desde una perspectiva exclusivamente occidentalista?

Yo creo que conocer Medio Oriente, conocer todas las regiones del sur global, sus historias, sus tradiciones culturales, es fundamental para aprender a estar con otros e identificar que somos parte de esa relación y que, al mismo tiempo, somos una particularidad. Nuestras tradiciones son producto de procesos históricos, sociales, políticos, culturales, económicos que nos hacen particulares, no nos hacen dueños de ninguna verdad absoluta ni universalizable, sino que nos hacen tan particulares como los otros. Con todo Medio Oriente, menos con Arabia Saudita, tenemos la experiencia compartida de haber sido colonias de las potencias europeas. Entonces creo que también, en ese sentido, hay una tradición o una experiencia compartida que me parece importante resaltar. Y esto se vincula con la última parte de esta pregunta: aún seguimos muy centrados en transmitir historias y experiencias occidentales. Estamos muy tomados por el conocimiento occidental, lo que hace que lo consideremos histórico y natural, cuando en realidad se trata de una tradición social y particular.

En este sentido, me parece fundamental poder enseñar y aprender a vivir con otros que no son iguales a nosotros y que no van a ser iguales a nosotros. Me parece fundamental poder enseñarles a los estudiantes de relaciones internacionales que existen diferencias en el mundo y que tenemos que lidiar con esas diferencias de una forma distinta a como lo hemos hecho hasta el momento, eliminándolas de manera directa o por asimilación.

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Nota actualizada el 23 de noviembre de 2022

2 comentarios

  1. liliana Ghersi dice:

    fundamental conocer esas tierras (arenas) para poder vivenciar de alguna manera lo que esta nota plantea. Hace varios años atrás estuve…una delicia!

  2. Marcelo Cano dice:

    Excelente nota
    Es tal cual lo expresas.
    Son culturas diferentes y hay que respetarlas y entenderlas.
    Tal vez teniendo la experiencia de vivir en un pais musulman se entienda y se respete.
    Vivi 4 años en Argelia, Tunez y Libia.
    Y es realmente fascinante.
    Abrazo

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