Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, home, Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental
La investigadora de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la UNSAM comparte su experiencia en la Base Primavera y destaca la importancia de divulgar los trabajos de investigación, monitoreo y conservación que se llevan adelante en el territorio.
Vanesa Salomone es Bióloga y Doctora en Química (UBA). Se desempeña como investigadora del CONICET en la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad (EHyS) y como docente de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) de la UNSAM. Especialista en el monitoreo de ambientes acuáticos, hoy evalúa el efecto de los contaminantes en distintos organismos. El último verano realizó una campaña a la Antártida argentina, donde estuvo 45 días alojada en la Base Primavera.
“Viajé para estudiar los cuerpos de agua. Hice una caracterización ambiental y analicé las comunidades de microorganismos existentes”, cuenta Vanesa, que se embarcó en la aventura junto con María Victoria Quiroga, investigadora del IIB-INTECH, en el marco de un proyecto PICT sobre humedales antárticos dirigido por Gabriela Mataloni. “Evaluamos los cambios de las comunidades de microalgas y bacterias en función del tiempo y la distancia a la base. Pudimos muestrear cuerpos de agua en la Base y en la Zona Antártica Especialmente Protegida (ZAEP), lo que nos permitió analizar también los efectos de la presencia humana”, detalla.
Para la investigadora, la experiencia fue muy emocionante. “El paisaje antártico es increíble. Cuando empecé a estudiar Biología, una de las cosas que más quería era estar en contacto con la naturaleza. Y creo que no existe un lugar mejor que este”, asegura.
Una temporada en el continente helado
“El viaje a la Antártida es una experiencia en sí misma”, dice Vanesa. La travesía comenzó a bordo de un avión Hércules, que despegó del aeropuerto El Palomar hacia Río Gallegos. Desde allí, el grupo volvió a volar hasta la base chilena Frei, donde tomaron un barco con destino a la Base Antártica Primavera, que es una de las bases temporarias de verano en territorio argentino. Debido al mal clima, el viaje duró tres días.
“La Antártida es impactante. Todos los días hay un paisaje distinto: un día amanece nevado, otro día con lluvia, otro soleado”, detalla Vanesa, que también quedó impactada con el trabajo que se desarrolla en la base. “Se nota que hay mucho amor por parte de quienes hacen el mantenimiento todos los veranos. Tratan el lugar como si fuese su casa”. Vanesa compartió la estadía con otras trece personas: ocho militares y cinco civiles mujeres —tres científicas y dos estudiantes—. “Fue como estar en una familia: nos reuníamos para desayunar, almorzar y cenar. Nuestra rutina de trabajo era de 9 a 18, aunque a veces trabajábamos hasta más tarde”.
La jornada laboral se centró mayormente en el laboratorio, donde las investigadoras preparaban las muestras para su análisis o transporte al continente. “Muchos de los parámetros ambientales que medimos los realizamos allá, algunos in situ y otros en el laboratorio”, explica Vanesa. “Hay que ser muy detallista a la hora de planificar la campaña, no podés olvidarte nada, sino el trabajo no sale bien”.
La biodiversidad antártica y su conservación
El contacto cercano con la fauna del lugar fue algo inolvidable para la investigadora: “La base está al lado de una colonia de pingüinos papúa, así que los teníamos muy cerca. Ver pasar a las ballenas y a las focas cazando desde la ventana del laboratorio fue increíble”.
La biodiversidad que hay en la Antártida no se encuentra en ningún otro lugar del planeta. Lamentablemente, se trata de una de las regiones más afectadas por el cambio climático. “El monitoreo de los cambios en la biodiversidad de la Antártida es importantísimo. En esta campaña, además de nuestro grupo hubo otros dos trabajando en el monitoreo de aves y mamíferos. Todos estos estudios buscan conocer y proteger la biodiversidad del continente”. Vanesa destaca la importancia de divulgar estas investigaciones. “Una manera de ayudar a preservar la Antártida es difundir las investigaciones en las áreas de biología, geología y glaciología que se llevan adelante en el territorio. También es central dar a conocer la existencia de las distintas bases que tiene nuestro país en ese continente. Pensemos que la Argentina tiene permanencia en la Antártida desde hace más de cien años. Para nuestro país es un esfuerzo enorme mantener esa permanencia, ya que requiere de una logística muy importante”.