Escuela de Economía y Negocios
Anabel Marin liderará un clúster en Inglaterra que estudiará formas de generar cambios para ir hacia la distribución de la riqueza. La investigadora del CONICET y la EEyN-UNSAM sostiene que la batalla se da desde el campo de las ideas y la discusión ciudadana.
Anabel Marin, directora del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT-EEyN-UNSAM), ganó una competencia internacional para el cargo de líder de investigación del área de Negocios, Mercados y Estado en el Institute of Development Studies. El IDS, radicado en la Universidad de Sussex, Reino Unido, produce conocimiento de frontera a nivel global y es reconocido por sus enfoques innovadores a los problemas de desarrollo. A partir de febrero del año próximo, la Doctora en Estudios de Políticas de Ciencia y Tecnología liderará a una veintena de investigadores e investigadoras que trabajan en cómo alinear los negocios con los objetivos de desarrollo sustentable.
La propuesta de trabajo con la que ganó la competencia busca desarrollar dos agendas: por un lado, cómo incentivamos cambios en los negocios en dirección hacia prácticas más sustentables y, por el otro, indagar en qué tipos de institucionalidad, de regulaciones y de incentivos se logra que las empresas dejen ciertas prácticas. “Hoy, en medio de la pandemia, se discute cómo hacer para que las ganancias acumuladas de las empresas se distribuyan mejor”, advierte.
–¿Cómo se logra eso? La ciencia abierta guarda relación con esta idea…
Todo lo que tiene que ver con el desarrollo de lógicas diferentes de trabajo, desde el bussiness hasta la creación de conocimiento, la idea de lo abierto y colaborativo como una manera de incluir es toda una veta, pero hay otro área de discusión en la literatura que es cómo te metés en las empresas grandes y generás cambios en sus conductas. ¿Cuánta plata realmente tienen para hacer esos cambios y no la disponen? ¿Cómo hacer para que esos cambios se den en el contexto de mercados muy concentrados y estructuras muy oligopólicas, con estados con menor poder de negociación que el de las empresas? Hay discusiones como éstas en las que no trabajé tanto como sí lo hice en estudiar y generar alternativas como Bioleft y lo vinculado a los movimientos sociales y la ciudadanía. Tal vez he sido más escéptica: una cosa es trabajar estas cuestiones en Europa, con gobiernos con más poder de negociación, y otra, acá, donde hay buenas intenciones pero hay tanta necesidad que yo creo más en la sociedad civil como potencia generadora de cambios.
-¿Ves este momento político como una oportunidad para cuestionar modelos de producción y desarrollo?
Voy a hablar de la grieta dentro del progresismo: no hay un compromiso real para abordar cuestiones ambientales y sociales desde el lugar que yo creo que tienen que abordarse. Hay una mirada muy anticuada: yo no creo que primero crecés y después te ocupás del ambiente. La situación internacional está abriendo posibilidades para que trabajemos en modelos diferentes. Y son las mismas tensiones entre los enfoques ortodoxos y novedosos dentro de un mismo gobierno las que llevan a una parálisis, además del año complicado que tuvimos. Igual tenemos que seguir dando la batalla en el campo de las ideas, seguir instalando las discusiones y traer una mirada optimista, al mismo que tiempo que somos críticos. Siento que no tomamos conciencia de la importancia que implica este momento para empezar a enfocar en otra dirección. Por ejemplo, con el tema agroquímicos ¿cuál es la sustentabilidad de la estructura de exportación argentina de aquí a una década o a quince años en una comunidad europea que prohíbe agroquímicos y pesticidas? Tenemos un problema serio a futuro, porque nos van a dejar de comprar si seguimos precarizando y, a la vez, solo le vamos a vender al mercado más precarizado.
-En este sentido ¿la ciencia es la respuesta?
Tenemos que seguir dando la batalla en el campo de las ideas, como dije antes. Siento que hay una brecha muy grande entre lo que se puede hacer en la práctica en la política y lo que uno puede batallar con las ideas: aquí abrimos el camino para hacer transformaciones de verdad. Creo mucho en el campo de las ideas, no estoy de acuerdo cuando la ciencia se quiere llevar todos los laureles del conocimiento que sirve. Hoy día se habla mucho del conocimiento experto y contra-experto. Por ejemplo, a las comunidades cuando les quieren imponer un proyecto minero, les van con estimaciones de que no les van a contaminar el agua y ellos te dicen “yo sé que la contaminan, la estoy tomando y me estoy envenenando”. Entonces, el conocimiento científico experto está en disputa y es político, como cualquier otra cosa. El campo para ir avanzando es la discusión ideas, la investigación. Querer imponerse desde la ciencia es un error: la sociedad no lo acepta tan a ciegas, nos cree pero nos cuestiona y eso también lo tenemos que escuchar.
Para más información sobre el nuevo cargo, ver Novedades de Investigación
Anabel Marin, Bioleft, CENIT, EEyN, investigación, UNSAM