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Los últimos datos de los gobiernos de la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires muestran que los casos de la enfermedad producida por la picadura del mosquito Aedes aegypti casi se duplicaron en las últimas semanas ¿Cuál es la relación entre el aislamiento obligatorio por coronavirus y el aumento del dengue?
Desde el 19 de marzo, la Argentina está en cuarentena para contener el avance del coronavirus. Hasta el 3 de abril, el COVID-19 infectó a más de 1100 personas y mató a más de 30. Pero existe otra amenaza que vuela por los jardines y los patios, que ya enfermó a casi 3 mil personas y no se detendría por quedarnos en casa: el dengue.
Alejandra Rubio, investigadora del grupo Ecología de Enfermedades Transmitidas por Vectores del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la UNSAM, advierte que “en las zonas donde no hay casos de dengue, que la gente se quede en su casa sería beneficioso; pero en lugares donde sí hay contagio, que la gente esté en su casa podría ser negativo”, y señala la necesidad de eliminar los recipientes que acumulen agua que funcionan como criaderos de mosquitos en las casas.
Según el último Boletín Epidemiológico del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, hasta el 28 de marzo se registraron 633 casos de dengue, de los cuáles 205 tienen antecedentes de viajes fuera de su zona de residencia. En tanto, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se confirmaron 1833 casos hasta el 27 de marzo, de los cuales sólo 257 registraron antecedentes de viajes.
Si comparamos estos datos con los registrados hasta el 21 de marzo, cuando el país recién entraba en cuarentena, los resultados muestran un crecimiento importante: en el Conurbano Bonaerense, los casos pasaron de 365 a 633; y en CABA de 1266 a 1833. Alejandra Rubio, señala que si bien la situación es “alarmante”, está dentro de los parámetros “esperables” por la magnitud del brote.
“Desde mediados de marzo, cuando ya tenemos circulación viral autóctona, no se hacen más análisis de diagnóstico por laboratorio. Simplemente el caso se considera probable si el paciente presenta síntomas compatibles y se establece el nexo epidemiologico. Pero más allá de que no tengamos la certeza con la confirmación por laboratorio, hay que darle credibilidad a los datos oficiales porque se sabe que tenemos circulación viral, presencia en aumento del mosquito Aedes aegypti y condiciones climáticas que favorecen su proliferación”, explica la investigadora.
¿Pero por qué empeoró la situación en la última semana?, ¿qué relación tiene con la cuarentena? Rubio señala que el hecho de que la gente se quede en su casa aumenta el contacto con el vector: “El mosquito es domiciliario, se cría en las viviendas, es altamente urbano y no tiene una capacidad de vuelo muy importante. Además, como la gente no puede salir y no se anima a ir al centro de salud, ya debe haber un montón de casos sintomáticos y asintomáticos sin diagnosticar”.
Hoy, mientras el país vive en cuarentena, la investigadora advierte sobre la necesidad de descacharrizar y mantener limpios los ambientes para evitar la proliferación de mosquitos y argumenta que la situación actual puede promover una mayor toma de conciencia: “Yo creo que esta situación de emergencia con el coronavirus nos va a dejar una gran enseñanza, porque pone a la salud en el centro de atención y en la agenda de todos los estamentos gubernamentales y de la opinión pública. El Estado somos todos y recién ahora nos estamos dando cuenta”.
El brote
Según el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, hasta el 9 de marzo de 2020 se confirmaron 2.942 casos de dengue en todo el país y se notificaron más de 11 mil casos sospechosos. Se trata del brote más grande de la enfermedad desde el último pico registrado en el periodo 2015-2016.
El 15 de agosto de 2019 la Organización Panamericana de la Salud de la OMS alertó acerca de un nuevo ciclo epidémico de dengue en la Región de las Américas. El mismo informa que luego de dos años de baja incidencia, esta temporada se observa un incremento de casos de dengue y dengue grave en varios territorios. Esa información fue ratificada en la actualización que el organismo publicó el 7 de febrero de 2020.
Al parecer, estos brotes regionales tienen una periodicidad de entre 4 y 5 años, dado que el último realmente fuerte se registró entre 2015 y 2016. “Es una tendencia que se ve en los últimos ciclos epidemiológicos. Cada nuevo ciclo es más fuerte y con una mayor incidencia que el anterior”, dice la investigadora.
El pico más álgido de casos se está dando entre los meses de marzo y abril por las condiciones climáticas favorables a la proliferación del mosquito en la Argentina. La investigadora cuenta que la sequía luego de la segunda quincena de febrero hasta mitad de marzo hizo que se agrande el banco de huevos en los recipientes, lo que provoca que ante una lluvia esos huevos eclosionen todos juntos.
Diego Álvarez, director del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) explica las características del virus: “La infección con este virus causa la enfermedad fiebre por dengue, que es un cuadro febril agudo inespecífico pero que en algunos casos se puede complicar y producir un cuadro de dengue severo. Una característica es que el virus se mantiene en un ciclo urbano, solo donde cohabitan el hombre y el Aedes aegypti”.
En sintonía con la investigadora, Álvarez propone descacharrizar y generar directrices concretas por parte del Estado para frenar el avance de la enfermedad. “No hay medicamentos ni vacunas para combatirlo. Por eso la única forma de combatir es desinfectando mosquitos en las zonas donde circula el virus. Un diagnóstico rápido es importante porque en la medida que la que se puedan identificar casos rápidamente, se pueden generar campañas para cortar la transmisión en forma temprana”, remarca.
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