Una de las primeras medidas de gobierno del expresidente de extrema derecha Felipe Calderón fue dotar a las Fuerzas Armadas de facultades para intervenir en la seguridad interna del país. Con la “guerra contra el narcotráfico” como excusa, los militares intentaron recuperar regiones y distritos controlados por el narcotráfico. El resultado fue atroz: entre 2006 y 2018, 35.410 personas desaparecieron y más de 100 mil murieron como consecuencia del conflicto, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas (RNPD) de México.

En 2012, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó durante 70 años en México, volvió al poder de la mano de un político neoliberal: Enrique Peña Nieto. Durante su gobierno, los episodios de violencia y violaciones a los derechos humanos se intensificaron en varias regiones del país. Andrea Cuellar Camarena, investigadora mexicana en la Universidad de Buenos Aires, alerta sobre su accionar: “Las FF.AA. siguen teniendo las mismas facultades que les habían sido otorgadas. En ese sentido no hubo aún ninguna ley que delimite sus funciones. Ahora, con el gobierno de López Obrador, una de las cosas que se discute es qué va a pasar con esas facultades, porque muchos consideramos que deberían volver a los cuarteles y no tener acciones de seguridad interna”.

El 17 de octubre, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador desplegó un enorme operativo policial y militar en la ciudad de Culiacán para detener a Ovidio Guzmán, hijo del conocido narcotraficante Joaquín “Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa. El ejército no pudo contra el crimen organizado y Guzmán logró escapar. Días después, comenzaron a circular rumores sobre la organización de un presunto golpe de estado militar, que el mismo presidente se encargó de desmentir.

Con el fantasma de Bolivia en plena vigencia, ¿es probable un futuro golpe de estado en México? Cuellar Camarena opina que no. “Si Estados Unidos no está de acuerdo con las políticas en las que avance López Obrador va a buscar formas para obstaculizar políticas puntuales, pero no un golpe de estado. México tiene una economía muy dependiente de Estados Unidos y también Estados Unidos de México, no pueden separarse. Los dos países se necesitan, no solo por el comercio legal sino también por el comercio ilegal de armas, drogas y persona que ambo llevan adelante y por la mano de obra ilegal que cruza la frontera”, manifiesta.

Con 70 años de historia del PRI dirigiendo las riendas del país, la investigadora sostiene que la corrupción política y el narcotráfico “han permeado en todos los niveles del Estado de las maneras más burdas”, y aunque el gobierno de AMLO “es muy sólido” se ve en la sociedad “un descreimiento total en la política”.

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