Con enorme convocatoria de profesionales, científicos, empresarios y estudiantes provenientes de diversas instituciones oficiales, laboratorios de investigación y desarrollo, universidades, empresas del área energética y ONGs comprometidas con el desarrollo sustentable, el Encuentro Nacional de Eficiencia Energética cumplió ampliamente con su objetivo principal: generar un espacio de reflexión activa para la obtención de una mayor sinergia entre los distintos actores del sector.

En un escenario global dominado por un consumo energético exponencial, fuentes de abastecimiento limitadas, incremento sostenido de los costos y alarmante calentamiento atmosférico, el debate interdisciplinario en torno al uso eficiente de los recursos naturales impuso no sólo un sentido económico, social y ecológico sino también ético: la implementación de políticas energéticas para el reemplazo de combustibles fósiles por fuentes de energía menos contaminantes y más eficientes resulta, de cara al futuro inmediato, impostergable.

Esto fue lo que a su turno planteó Juan Pablo Zagorodny, desarrollador técnico de proyectos en el área de energías renovables del ENARSA (Energía Argentina Sociedad Anónima) y miembro de la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (AAVEA), quien compartió algunos resultados de una de las investigaciones de prospección energética llevadas adelante por el Foro Estratégico para el Desarrollo Nacional: “El mundo deja de ser viable cuando el crudo pasa a costar más de 100 dólares. Es muy importante entender que estamos atravesando una crisis global. Alemania, España, EE.UU tienen problemas de energía. Y nosotros también. El problema es planetario. Consumimos energía de una manera opípara y no la producimos al mismo ritmo. De acuerdo con las proyecciones del informe elaborado por el Foro, el consumo energético en Argentina se traducirá en el año 2025 en un déficit comercial de 160 mil millones de dólares aproximadamente, sólo en hidrocarburos importados. Esto es otra deuda externa más. ¿Lo vamos a pagar con soja? Ojalá que podamos pagarlos con autos eléctricos”.

Analizando el impacto ambiental del consumo de combustibles no renovables en Argentina, Zagorodny opinó: “Derivar el debate al tema de las emisiones no es el argumento más poderoso para sustituir tecnología. El argumento más poderoso es el económico. ¿Por qué? Porque el consumo de carbón es, lejos, lo que más emisiones tóxicas produce en un país. En este sentido no somos nosotros los que tenemos que preocuparnos a nivel global por el tema ambiental, sino China, EE.UU, los países más industrializados de Europa, Australia y Canadá, que emiten gases contaminantes a un nivel incomparable. A nivel local, el panorama es otro: las motivaciones para comenzar a promover la sustitución de la tecnología en el sector energético van de la mano de argumentos ambientales y argumentos económicos, pero sobre todo, de argumentos éticos. ¿Qué mundo les estamos dejando a nuestros descendientes? De seguir como estamos, las generaciones futuras van a encontrarse con un sistema energético descalabrado”.

En la vía de un panorama energético alternativo, Zagorodny sostuvo: “Para concretarlo hay que hacer mucha investigación y desarrollo en universidades, mucha integración de sistemas, donde también la demanda está siendo cambiada. En este punto, los autos eléctricos constituyen una de las alternativas más interesantes a tener en cuenta, dado que sustituyen una demanda por otra y permiten aumentar la oferta de energías renovables”.

Respecto de la viabilidad técnica de estos autos, afirmó: “El motor eléctrico es extremadamente más eficiente que el motor a combustión. Estamos hablando de un 97% de eficiencia. El motor a combustión es la máquina más ineficiente que la humanidad creó. De hecho, la tecnología ya se sustituyó en la historia del transporte a lo largo de todo el siglo XX. Actualmente, todas las automotrices están lanzando autos eléctricos al mercado. Modelos que compiten en velocidad y autonomía con cualquier auto a combustión. En EE.UU están implementando el etiquetado energético en autos eléctricos. Hay de todo: autos familiares, triciclos, motos, inclusive de cross”.

En relación a la situación local de la industria, explicó: “En Argentina estamos haciendo toda la curva de aprendizaje en lo tocante a movilidad eléctrica. Y las autoridades lo saben. Tenemos autos eléctricos fabricados en Argentina, como el diseñado por la compañía del arquitecto aquí presente, Miguel Ángel Bravo, que ganan premios. Para poder crecer en los nuevos términos industriales, lo que el país necesita urgentemente son leyes que regulen el sector de la movilidad eléctrica, que ya está entre nosotros. Si reemplazamos 1000 autos diesel con 24.000 km. anuales, cada uno ahorra en un año 851 metros cúbicos de gasoil equivalente, esto es: 850.000 dólares de ahorro anual cada 1000 autos. Lo que daría perfectamente para un subsidio. Si actualmente estamos subsidiando gasoil, la viabilidad política es obvia”.

Enumerando los ejes legislativos requeridos para poder llevar a cabo esta empresa en Argentina, Zagorodny concluyó: “Necesitamos habilitación del patentado de los autos eléctricos, regulación de las licencias de conductor, regulación de la homologación de los vehículos eléctricos en términos de seguridad vial y eléctrica, promoción del uso en el mercado y fomento de la industria nacional de la batería de litio. No hay ningún impedimento técnico real para sustituir tecnología insustentable por tecnología sustentable. Yo quiero que en 10 o 15 años tengamos en el país varias fábricas de autos eléctricos exportando a todo el mundo”.

El encuentro finalizó con las disertaciones de Jorge Thomas, Horacio Corti y Daniel Pasquevich, quienes hablaron sobre las baterías de litio en Argentina, la economía de hidrógeno y celdas de combustibles y la experiencia con vehículos a GNC e hidrógeno.