Instituto de Arquitectura y Urbanismo
El diseñador francés y maestro del afiche cultural dictó un workshop en el Ciclo Gráfico Contemporáneo en la UNSAM. Una entrevista sobre sus comienzos, su obra, la inspiración artística y la actualidad del diseño en el mundo.
Por Lucas López. Fotos: Pablo Carrera Oser.
“El afiche, para que se vea, debe ser diseñado con líneas anchas; lo que no significa sin sutilezas”, decía el maestro francés Raymond Savignac. Una frase, en tanto autoridad y capital intelectual, que define de forma quirúrgica el cuerpo de trabajo del diseñador Michel Bouvet. Un ideario que aplica, entre otros, en la serie de animales y hortalizas para el Encuentro de Fotografía Arles, una fiesta de brillo, color y líneas anchas evocativas de Savignac, definitivos de un estilo que Bouvet vuelve único en su incontinencia de ideas descabelladas, arriesgadas y sin límite. La sala Laberinto de la Usina del Arte, “un espacio con una energía especial”, según Bouvet en la apertura de la muestra, exhibe lo mejor de su producción.
Bouvet gesta un idioma que es crónica de hechos culturales, además de una herencia intelectual, ética y humanista. Si bien es uno de los diseñadores más renombrados del mundo, prefiere ostentar el título de “artista del afiche”, no sólo por su práctica parisina en artes plásticas, sino por su inocultable necesidad de vincularse con sus influencias; bajo las cuales, Bouvet revive los fantasmas de Fernand Léger, Jean Siméon Chardin, Henri Matisse, la “pintura activa” de Jackson Pollock y el pop art de Roy Lichtenstein. En esa “hauntología” anida su razón de ser en el diseño.
Bouvet egresó de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París en 1978, donde actualmente es profesor. Sus comienzos se vinculan con la fotografía, que no abandonó en toda su carrera. En 1974 realizó un viaje iniciático a México, Canadá y los Estados Unidos, en el que descubrió la contracultura y el diseño de la psicodelia. En 1977, tras arduos meses de espera para lograr una visa a Checoslovaquia, conoció Praga, una ciudad que resultó crucial para su vida profesional: las fotografías en blanco y negro de la ciudad desértica fueron publicadas en revistas especializadas a su vuelta en Francia. “Su sed de viajar, encuentros y culturas lo favoreció en su estilo visual tan humano, que comunica su buen humor y su desconcertante habilidad para renovar su energía”, dice la especialista Marie Pascale Prévost-Bault.
El diseño de Bouvet se mancha de borroneados en carbonilla, lápices duros, pinceles y tinta. Sus bocetos a mano alzada, juguetones, comprometidos en el detalle, estudiados, son tan afamados como sus afiches para instituciones y museos. Sin embargo, al momento de definir su estilo, dice: “Se me hace difícil describir mi estilo. La mirada de los otros me parece más justa para hacerlo. Me gusta usar el dibujo, manual o vectorial, la fotografía, el collage en función de los encargos del cliente. Pienso que influyeron mis estudios en la Escuela de Bellas Artes de Paris. La pintura y la historia del arte fueron vitales para mí”.
-¿Cómo fueron sus comienzos diseñando afiches para el ámbito de la música?
-Empecé a diseñar afiches de manera profesional cuando a los 25 años me tomaron como gráfico en la Maison de la Culture de Créteil, cerca de París. Desde un comienzo me propusieron realizar afiches para músicos de jazz y blues: Don Cherry, Stan Getz, L’Art Ensemble of Chicago, John Lee Hooker, Dave Brubeck. Fueron momentos inolvidables, aunque los resultados hayan sido desiguales. Combinaba mi pasión por la música (era baterista en un grupo de rock) con el afiche. En 1982, un año después, el director del establecimiento, también a cargo del Festival de Jazz de París, me confió –una gran sorpresa para mí–, el afiche oficial del gran retorno de Miles Davis en el Théâtre du Châtelet tras diez años de ausencia. Cinco años más tarde, el Ministerio de Cultura me encarga el afiche nacional e internacional de la Fête de la Musique. Se imprimieron cerca de un millón de afiches. Siempre es una enorme alegría crear afiches para la música.
-Usted es un apasionado por la historia del arte, el teatro, la ópera y la música. En otro orden, ¿tuvo influencias de los movimientos sociales y políticos del siglo pasado como el Situacionismo o el Mayo Francés?
-Tenía 12 años en mayo del 68. Era demasiado joven en ese entonces para involucrarme. Pero los 70 fueron momentos de gran revelación para mí. Tomé conciencia de la injusticia social y la política, indignado por las dictaduras latinoamericanas y europeas -España, Portugal-, por la guerra en Vietnam y el genocidio camboyano. Como un apasionado desde mi infancia por la geopolítica, leo diarios y sigo la actualidad política en el mundo. Siempre quise cambiar el mundo, ayudar a los más débiles. Con mis modestos medios.
-Exhibió en la Argentina en 1990, ¿cómo recuerda esa experiencia?
-Expuse mis afiches en el Centro Cultural Recoleta, en Buenos Aires, a comienzos de los 90. No fui invitado para la inauguración de la exposición, lamentablemente. Me invitaron en la misma época a Uruguay y Chile. En ese momento, mostraba los afiches realizados para teatros, compañías de danza, y museos con los que trabajaba entonces. Contaban seguramente la vida cultural, muy dinámica, de mi país. Vine unos días, en pleno invierno, a Buenos Aires a mediados de los 90.
-Tiene una larga experiencias en competencias internacionales de afiches como participante y como jurado ¿Qué opinión tiene de las actuales?
-Siempre es apasionante ver lo que ocurre en el ámbito del afiche alrededor del mundo. Participo de casi todas las bienales de afiches desde 1986 y tuve la suerte y el privilegio de ser invitado como miembro del jurado en varias ocasiones. El afiche es, a pesar de la revolución digital, el soporte privilegiado de los diseñadores. Las bienales de afiches son para los diseñadores la única oportunidad, fuera de sus países, de comprobar la calidad de su producción. La Bienal de afiches de Varsovia es la más antigua y unas de las más renombradas. La de Toyama, México, Moscú, Taipei y La Paz, más reciente, están dentro de las más importantes. Cada año se descubren nuevos talentos.
–A fines de los 90, según expuso en AGI Open 2014, decidió darle un giro a su diseño, a través del uso del color pleno y el dibujo. ¿Cómo fue ese cambio de rumbo?
-Fui unos de los primeros, en Francia, en usar fotografías en el afiche; desde 1981 con mi amigo fotógrafo Francis Laharrague con quien aun trabajo hoy día. Pero durante los 90, muchos otros diseñadores usaban fotografías. Mis afiches se mezclaron con otros, bastante similares. Fue también el período de la moda de las tipografías complicadas, de los afiches desprovistos de mensajes y sentido. Quise entonces hacer un aporte distinto, más directo, más colorido. Sobre todo más accesible a un público cada vez más amplio. Hablar a una cantidad mayor de personas con afiches de mayor impacto.
-Desde 2002, en la serie de afiches serigrafiados para el encuentro de fotografía Rencontres D’Arles usted no utiliza ninguna foto, ¿cuál fue la reacción inicial y como continúa el proyecto en 2015?
-En 2002, propuse al director de Rencontres d’Arles no usar el medio fotográfico, ni una foto de las exposiciones. Era un riesgo importante, pero estábamos convencidos de que teníamos que mostrar una ruptura con las ediciones anteriores, que no reunían demasiado público. Los asistentes, los profesionales, los periodistas se quedaron sorprendidos, pero seducidos. Quizás les resultó divertido y se quedaron sorprendidos por este desfasaje tan desconcertante: un dibujo de una pimienta amarilla sobre fondo amarillo para hablar de un festival de fotografía. En 2015, viene un nuevo director y un nuevo equipo de diseñadores. Un ciclo se termina.
-¿Cómo es un día de trabajo en el estudio?
-Alrededor de las 9 de la mañana tomamos un café con mis colaboradoras y hablamos de los proyectos en curso. Trabajamos en un taller muy luminoso y desayunamos todos juntos. Muchas veces tenemos reuniones con nuestros clientes y pasa mucha gente: estudiantes, colegas, amigos. Trabajo en los afiches y las tapas de libros, y coordino con Azadeh Yousefi, que dirige el taller conmigo, la creación gráfica: edición, señalética, identidad visual, comunicación, etc.
-¿Cómo cree que influyen en la actual escena francesa los sucesos de Charlie Hebdo?
-Los atentados en París fueron un golpe terrible para la población francesa. Pero también para los artistas, los dibujantes y los diseñadores, quienes se dieron cuenta de la increíble fragilidad de la libertad de expresión. Este hecho reforzó su determinación en defenderla.
Michel Bouvet en la UNSAM
En el marco del Ciclo Gráfico Contemporáneo UNSAM, organizado por la Unidad Académica de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UA), con el apoyo de la Alianza Francesa de Buenos Aires, el Institut Français, la Embajada de Francia en la Argentina y la Usina del Arte, Michel Bouvet dictó un workshop de cinco días en el Campus Miguelete sobre diseño de afiches culturales bajo el título Buenos Aires, retrato de una megalópolis. Participaron profesionales de Buenos Aires y San Pablo, profesores y estudiantes avanzados de fadu-uba y del Programa de Actualización en Diseño Gráfico y Comunicación Visual de la UNSAM.
Además, inauguró una exposición retrospectiva de sus afiches culturales de gran formato para teatro, ópera, música, danza, museos y festivales en la Usina del Arte.
El Ciclo Gráfico Contemporáneo UNSAM, es un programa de extensión del Área de Diseño de la UA que propone la reflexión y la difusión del diseño a través de workshops para estudiantes y profesionales, conferencias especializadas y exposiciones abiertas a la comunidad.