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Más de veinte estudiantes del MIT visitaron asentamientos del conurbano junto con investigadores de la UNSAM y funcionarios de la Provincia de Buenos Aires. Buscan aportar propuestas al programa provincial de urbanización.
Una mujer camina por una calle de tierra en el asentamiento Costa Esperanza de José León Suárez. En la cabeza lleva el típico velo musulmán. Detrás, una mujer afro con trenzas habla en inglés. A Shail, un indio de 26 años, le llama la atención la poca gente que hay en la calle. Apenas se cruzan con un carro cartonero arrastrado por dos personas. “La calidad de las casas no es buena ni mala: es la calidad promedio”, dice. “Lo bueno es que tienen patios y espacio para que los niños jueguen en casa. Eso no existe en los asentamientos de la India”.
Shail y veinte de sus compañeros llegaron a San Martín desde el MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Todos participan del SPURS, el Programa Especial para Estudios Regionales y Urbanos que el instituto estadounidense diseñó para jóvenes profesionales especializados en planificación y desarrollo internacional.
La mujer del velo es Khatoon, una arquitecta musulmana de 38 años. Nació en una isla muy pequeña, que también es un país: Bahrain. Antes de estudiar en el MIT hizo un posgrado en Inglaterra. Para hacer este programa tuvo que renunciar a su empleo y, hasta que llegó a San Martín, no estaba convencida de haber tomado una buena decisión. “Algunas casas de mi país son precarias. Aquí pude recolectar información. Observé que con una inversión mínima consiguieron reciclar plástico. También vi que en el CEAMSE recuperan agua para riego. En mi país el agua escasea, por lo que el proceso es de mucha utilidad para nosotros”. Su objetivo es diseñar casas económicas y sustentables.
Tras un semestre de conversaciones en línea con especialistas del Organismo Provincial de Integración Social y Urbana (OPISU) del GBA, el Centro de Estudios Económicos y Urbanos de la Escuela de Economía y Negocios (EEyN) y el Instituto de Arquitectura (IA) de la UNSAM, gran parte de los becarios del programa visitaron Buenos Aires.
El rubio de Michigan se llama Mario y tiene 25 años. Dice que su nombre es de origen italiano, aunque sus parientes llegaron a los Estados Unidos desde Polonia cuatro generaciones atrás. Le encanta Buenos Aires y esta es su tercera vez en la ciudad. “Cuando me propusieron formar parte de un equipo interdisciplinario para estudiar temas tan complejos como la planificación y el desarrollo urbano me sumé enseguida”, dice.
Su ciudad, Detroit, llegó a ser la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos. El declive de la industria automotriz y el racismo le quitaron el brillo. “Me interesa lo qué están haciendo los vecinos acá para crear una economía y sobrevivir”, dice.
Durante el cierre de las actividades en la UNSAM, Bish Sanyal, director del SPURS, agradeció a las contrapartes del OPISU, el Ministerio y la UNSAM por la facilitación del acceso a los asentamientos de Costa Esperanza, Costa Lago y 8 de Mayo, y destacó su hospitalidad como anfitriones.
Durante el próximo semestre los becarios seguirán trabajando junto con los especialistas de la UNSAM y el OPISU para mejorar el proceso de urbanización de las villas de San Martín.