Escuela de Ciencia y Tecnología
A modo de homenaje, el investigador del Centro Internacional de Estudios Avanzados (ICAS) Ezequiel Álvarez recuerda al reconocido astrofísico, cosmólogo y divulgador científico que falleció a los 76 años. El legado de una de las mentes más brillantes de los últimos tiempos.
Stephen Hawking fue uno de los físicos más brillantes del siglo XX, pero también realizó aportes muy significativos en el siglo actual. En el campo científico, se especializó en la búsqueda de los modos en que la gravedad y la cuántica, las dos teorías revolucionarias que generó el siglo XX, podrían “casarse”.
En el campo popular, hizo aportes únicos a través de libros de divulgación como La breve historia del tiempo y Parados sobre los hombros de gigantes, entre otros. Sus frases sobre el espacio, el tiempo y el universo cautivaron por siempre a cualquier espectador, fuera científico o no, quien se quedaría pensando durante días en su significado.
En lo científico, hizo numerosos y muy valiosos aportes. Pero prefiero dedicar unas líneas al más importante de sus descubrimientos: la radiación de los agujeros negros o Radiación de Hawking, como se lo bautizó luego.
Si bien aún no existe una teoría que vincule la gravedad con la cuántica en forma consistente, sí existen diversos modos efectivos de atacar problemas de la gravedad cuántica. En 1974, Stephen demostró que los agujeros negros —entes que degluten toda la materia, incluida la luz— pueden, desde el punto de vista cuántico, emitir radiación. Un efecto puramente cuántico en un entorno de espacio-tiempo muy curvado. Era el primer resultado con aroma de gravedad cuántica. Dicho resultado fue verificado de diversos modos, pero siempre desde el punto de vista teórico. Es más, todos los caminos conducen al mismo lugar: el agujero negro tiene una temperatura que es inversamente proporcional a su masa. Ese resultado fue el punto de partida de muchas de las teorías que hoy se elaboran en relación con los agujeros negros y los efectos cuánticos.
¿Se puede medir? El agujero negro que mejor conocemos se encuentra ubicado en el centro de nuestra galaxia. Algún día, tal vez no dentro de mucho, quizá podamos desarrollar aparatos y experimentos muy sensibles que nos permitan medir la radiación emitida por ese agujero negro. Ese día, le daremos un Premio Nobel in honoris a uno de los más grandes entre los grandes: Stephen Hawking.
El siguiente video muestra la rotación de las estrellas alrededor de algo que no se ve, pero que está en el centro de la galaxia:
* Ezequiel Álvarez es doctor en Física e investigador independiente del CONICET en el Centro Internacional de Estudios Avanzados (ICAS) de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la UNSAM. Su especialidad es la física de partículas de altas energías y se enfoca en particular en la búsqueda de nueva física a la escala del TeV (teraelectrónvoltios) y sus consecuencias experimentales.