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Hace cuarenta años se iniciaba en la Argentina una corriente de literatura infantil innovadora, cuya agenda sería incorporada por las políticas educativas décadas después. Esa producción editorial para las infancias marcó un primer hito pedagógico a partir del cual no retrocederemos nunca más.
La literatura y la cultura para las infancias fue también blanco de las prohibiciones y censuras ejercidas por la dictadura que, hace cuarenta años, dejaba el poder. Se han investigado y difundido datos sobre libros prohibidos, autores y autoras exiliados y fundamentaciones que rozan el disparate a la hora de dar cuenta de los motivos de las censuras (aquello de la “ilimitada fantasía” en la obra de Laura Devetach).
En vísperas de la celebración de los 40 años de democracia —un récord para nuestra historia atravesada por golpes militares desde 1930— resulta interesante evocar el momento inicial a veces nombrado como “la transición”, pues se trataba de un pasaje en que era necesario, sobre todo para las nuevas generaciones, el aprendizaje de una nueva situación jurídico-política, de una forma de vida y, al fin, de un lenguaje propio de los nuevos tiempos democráticos.
En la vuelta a la democracia descollan nombres de escritoras (Graciela Montes, Laura Devetach, Ema Wolf, Silvia Schujer) y escritores (Gustavo Roldán, Ricardo Mariño, Horacio Clemente), de ilustradoras (Elena Torres, Nora Hilb, Claudia Legnazzi) e ilustradores (Oscar Rojas, Gustavo Roldán (h), Sergio Kern) y, fundamentalmente, proyectos editoriales (Libros del Quirquincho, Colihue, Sudamericana) que alojan una corriente estética innovadora y que se relaciona con lo que podríamos llamar una pedagogía para los tiempos democráticos.
Me detengo en un ejemplo que da cuenta del modo en que la producción de libros para niños y niñas anticipaba una agenda que las políticas educativas pondrían en juego décadas después. Libros del Quirquincho, la editorial que crea y dirige la escritora Graciela Montes, se inicia con la publicación de la colección Entender y Participar, que con 19 títulos publicados trata temas en clave de divulgación para niños y niñas como ¿Qué es esto de la democracia?, Los derechos de todos, ¿Qué pasa dentro del Congreso?, ¿De qué trabaja el presidente?, Los derechos de las mujeres, Los derechos de los que trabajan, ¿Qué es la deuda externa?, entre otros.
Dentro de esta misma colección, Graciela Cabal publica —con ilustraciones de Sergio Kern— Los derechos de las mujeres, que se inicia con un planteo sobre la falta de reconocimiento de las tareas de las mujeres en el hogar como un trabajo y, sin eufemismos, se explica que aún existen leyes muy injustas para las mujeres, leyes buenas pero que no se cumplen, pocas mujeres en cargos políticos, sindicales o en puestos importantes de trabajo y hombres que maltratan, insultan y llegan a golpear a las mujeres. También se hace “un poco de historia” y se recuerda y se ilustra a las mujeres feministas de inicios del siglo XX con datos precisos sobre la primera mujer en recibirse de médica en 1889 —Cecilia Grierson—, la fundación de la Sociedad de Planchadoras en 1903, la huelga de las fosforeras en 1906 o la inauguración de la fuente de Lola Mora en 1903. Y, en el cierre, un glosario e información sobre María Eva Duarte de Perón, Alicia Moreau de Justo y Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
En la misma editorial, Graciela Cabal publica en 1992 Mujercitas eran las de antes. (El sexismo en los libros para niños), que reúne textos leídos en mesas redondas, seminarios y congresos de literatura infantil o relacionados con el tema de la mujer. En el prólogo anunciará que los temas son el sexismo en los libros para chicos y lo que llama “variaciones” como violencia, autoritarismo y prejuicio. Dentro de la producción de la misma autora, cuentos como “La señora planchita”, cuyo personaje principal, la señora Planchita de la Fuente, vive abocada a las tareas domésticas hasta que cierta madrugada, desvelada, recupera la memoria de su infancia y le propone a su hija que aún duerme: “Mañana, vos y yo, nos vamos las dos al cine. Y después a tomar chocolate con churros, que tenemos muchas cosas que hablar”, es uno de los tantos textos que cuestionan el rol de la mujer, reducida a las tareas domésticas.
Hoy incluiríamos estos textos de los años ochenta y noventa en un plan de trabajo para desarrollar diversos temas enmarcados en la Ley N.º 26150 de Educación Sexual Integral. Pero vemos que, en el recorrido de los 40 años de democracia, la producción editorial para las infancias marcó un primer hito sobre la posibilidad de unas enseñanzas en las escuelas a partir del cual no retrocederemos nunca más.
40 años de Democracia y las Humanidades
Esta nota forma parte de una serie de reflexiones impulsadas por la Escuela de Humanidades (EH) con motivo de los 40 años de democracia en la Argentina.
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