Escuela de Economía y Negocios, Sin categoría
El nuevo becario postdoctoral de la Escuela de Economía de Negocios (EEyN) de la UNSAM, especialista en procesos de estabilización de empresas, calificó a los temas de investigación de la EEyN como “muy estimulantes”.
Recientemente incorporado como becario posdoctoral de la EEYN, Jonás Chaia es Doctor en Ciencias Sociales (UBA), Magíster en Ciencia Política (UTDT) y Licenciado en Ciencia Política (UBA). Es docente de Teoría Política Contemporánea en UBA y también ha sido docente de Teoría Política II en UTDT. Se especializa en procesos de estatización de empresas, y es director del proyecto “Los teóricos de las elites: desde los fundadores de la ciencia política moderna hasta la teoría del selectorado” (FSOC-UBA). Ha publicado artículos en revistas especializadas sobre temas de economía política, burocracias y presidencialismo.
¿Cómo fue tu incorporación como becario posdoctoral de la EEYN? ¿Cuáles son tus expectativas?
Estoy muy contento por sumarme a la EEyN; tengo muchísimas expectativas por aprender de los investigadores de la Escuela. Las cuestiones que aquí se estudian (desde la filosofía de los conflictos redistributivos hasta la regulación de la tecnología, pasando por la inflación, las cadenas de valor, la agricultura familiar, el mercado laboral y los recursos naturales, entre muchos otros temas) son muy estimulantes, y creo que mis investigaciones en economía política pueden enriquecerse mucho gracias a la EEyN. Me parece que la escuela logra combinar una muy clara y circunscripta agenda de temas económicos, con una amplísima variedad de objetos de estudio y de enfoques epistemológicos; creo que eso no es muy frecuente, parecería ser un rasgo distintivo.
¿Cuál es tu plan de trabajo?
Mi plan de trabajo actual es analizar el rol de las empresas públicas argentinas en los mercados globales. Al ser públicas, la fijación de objetivos políticos para estas empresas por parte del Poder Ejecutivo parecería ser una consecuencia natural del formato de propiedad; pero al competir en los mercados globales, estos objetivos se reconfiguran de un modo completamente diferente al que adoptaban en las economías semi-cerradas. Si el Estado empresario es una constante ¿qué sucede con los objetivos políticos cuando el entorno de la competencia es variable, es decir: cuándo pasamos de una economía cerrada a una abierta? En este sentido, mi plan de trabajo busca determinar cuáles son las diferentes estrategias del Poder Ejecutivo para “politizar” las empresas, para imponerle metas políticas en un contexto globalizado en el que, a simple vista, parecería haber muy poco margen de acción para los actores estatales.
¿Cuáles creés que fueron los puntos de inflexión en tu trayectoria?
Fueron muy importantes para mí los trabajos de mis directores de investigación en cada etapa, sus enfoques y sus metodologías, en otras palabras: sus formas de pensar los problemas sociales. Por ejemplo, durante mi licenciatura en Ciencia Política (UBA), un punto de inflexión fue cursar la materia Teoría Política Contemporánea de Marcos Novaro y sumarme como docente hasta el día de hoy, al igual que leer y seguir trabajando con el libro Representación y liderazgo en las democracias contemporáneas de Novaro. Algo similar me sucedió durante la cursada de la Maestría en Ciencia Política (UTDT), con las materias y las investigaciones de Alejandro Bonvecchi y de Sebastián Etchemendy; tanto en la teoría política, como en los estudios comparativos sobre presidencialismo, como en la economía política comparada (respectivamente) intento continuar el modo en que mis directores observan las dinámicas políticas.
¿Cuáles son tus líneas de investigación?
Mi línea de trabajo principal es la economía política, puntualmente, la estatización de empresas en Argentina. Gobiernos de todo tipo han avanzado sobre empresas privadas; contrariamente a lo que académica, política y mediáticamente se suele sostener, la estatización de empresas no es una medida exclusivamente “populista” o de “izquierda”, sino que también los gobiernos “neoliberales”, “conservadores”, “desarrollistas”, “nacionalistas”, etc., han pasado a manos del Estado numerosas empresas privadas. Como intento mostrar en diferentes estudios, además de la última oleada de estatizaciones que tuvo lugar entre 2003 y 2015 (donde pasaron a manos del Estado más de una veintena de empresas, incluyendo a una de las empresas más grandes del mundo, YPF, que ocupaba en 2011 el puesto 94 del Global 500 elaborado por Fortune)- encontramos que, por ejemplo, Menem estatizó a la inmensa empresa petroquímica INDUPA en 1994, que la Dictadura Militar estatizó Austral Líneas Aéreas en 1980 -entre otras decenas de empresas-, o que la Revolución Argentina (1966-1973) pasó a manos del Estado nada menos que 26 empresas entre las que se encontraban SIAM Di Tella, Swift, La Cantábrica, etc. Lo que me interesa, al corroborar que la estatización es un recurso político-económico tan frecuente, es analizar los incentivos que llevan a cada gobierno a utilizar ese recurso ¿En qué situación estaban las empresas: eran rentables y por eso los gobiernos las querían (rent-seeking), o estaban en crisis y fueron “salvadas”? ¿Una vez que estuvieron en manos del Estado, estas empresas siguieron una lógica de mercado o persiguieron objetivos políticos (proteger sectores, fijar precios, beneficiar actores de la producción afines políticamente, modernizar ramas productivas, etc.)? Estas preguntas me llevan a estudiar, entonces, diferentes dinámicas económico-políticas: los mecanismos de cooperación entre empresarios y Estado, el rol de las empresas públicas en los diferentes programas económicos de cada gobierno, las diferentes estrategias (más o menos intensas, más o menos directas) de regulación de los mercados, el rol de los gobiernos en la configuración de los grupos económicos locales (fusiones, quiebras, cuotas de mercado), los diferentes formatos de propiedad que puede diseñar el Estado para gestionar las empresas, etc.
Además, también investigo temas vinculados a las teorías y teóricos elitistas de la democracia –como Pareto, Schumpeter, Sorel, Mosca, etc., quienes además eran al mismo tiempo teóricos de la economía-, y temas vinculados a la relación entre liderazgos personales y burocracias bajo sistemas presidencialistas.
¿Creés importante que los alumnxs elijan el camino de la investigación en la Argentina? ¿Por qué?
Creo que es muy importante que los alumnos elijan el camino de la investigación. La investigación es una profesión que se encuentra en un punto de equilibrio entre la realización personal (por más pequeño o gigante que sea nuestro aporte, hay una dimensión muy personal en las decisiones que tomamos y en los hallazgos a los que ellas nos conducen) y la pertenencia al ámbito mayor de la cultura: partimos del conocimiento acumulado y a ese acervo humildemente contribuimos. No sé si hay muchas profesiones que posibiliten este equilibrio entre lo personal y lo cultural. En ese sentido, ser parte, aunque sea ínfima, de la investigación argentina, un país que tiene una voz protagónica en todos los ámbitos de la cultura global (religioso, deportivo, científico, artístico, etc.) no puede ser más que un honor, y por eso les diría a los alumnos que sientan esta vocación que sigan ese camino.
Becarios, Investigación EEyN, Secretaria de Investigación EEyN