Theresa Lillis, profesora emérita de la Open University y especialista en literacidades académicas, visitó la UNSAM para dictar una conferencia con la que cerró una serie de actividades que realizó en Argentina. En esta entrevista se refiere al papel de la escritura como práctica social en la democratización de la educación superior y a su importancia no sólo para garantizar el ingreso de estudiantes a la universidad sino también su egreso.
En el marco de las Jornadas Internacionales “Literacidades académicas y democratización de la educación superior: Diálogos transnacionales para la enseñanza y la investigación de la escritura”, la doctora Theresa Lillis, profesora Emérita de la Open University (Reino Unido) visitó la UNSAM para brindar la conferencia “La escritura académica y la democratización de la enseñanza superior: hacia un diálogo transnacional”. Lillis es referente en el campo de las literacidades académicas (academic literacies), un área de estudio que focaliza en las formas de lectura y escritura específicas de la universidad. Desde hace más de dos décadas investiga la escritura desde una perspectiva vinculada con las políticas de acceso a la universidad y la participación de lxs estudiantes en el desarrollo del conocimiento académico, utilizando la etnografía como metodología de investigación.
Las jornadas fueron organizadas por la Red Argentina de Instituciones Lectoras y Escritoras (RAILEES), conformada por la UNSAM (a través del Profesorado Universitario en Letras y el Centro de Estudios del Lenguaje en Sociedad de la Escuela de Humanidades), la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).
En la conferencia realizada en el Auditorio Lectura Mundi analizó el papel de la escritura como práctica social en la democratización de la educación superior, con énfasis en las implicancias pedagógicas y el desarrollo de investigaciones desde los aportes del enfoque de literacidades académicas.
En esta entrevista reflexiona acerca de la necesidad de hacer foco en la escritura académica, visibilizar su centralidad, cuestionar las convenciones dominantes y abandonar una orientación de déficit que no toma en consideración los recursos y capacidades de lxs alumnxs.
¿Cuál es la contribución que puede hacer hoy el enfoque de literacidades académicas a la democratización de la enseñanza superior?
La idea central es que la escritura sigue siendo una práctica clave en la pedagogía y en la evaluación en las universidades en todo el mundo, pero que al mismo tiempo, queda invisible. En la disciplina que sea, se exige que se escriba pero muchas veces no se hace énfasis en enseñar lo que es la escritura académica. Si la idea es expandir la enseñanza superior, una política presente a nivel global, y luego no solo pensar en que la gente pueda acceder, sino también participar, hay que mirar las prácticas que son centrales en la universidad. La escritura lo es, y hay que enfocarse en ella. Luego la pregunta que debemos hacernos es qué es lo entendemos por escritura académica.
¿Y qué se entiende por escritura académica?
En general hay una orientación que es muy prescriptiva, no solo en cuanto a la escritura académica sino a la escritura en general. Hay ideas muy rígidas de cómo debería ser la escritura, como debería ser un ensayo en cierta disciplina, cómo debería ser un informe. Se supone que se debería escribir en un solo idioma, en una versión estándar de ese idioma, etc. Hay convenciones que a través de la historia han llegado a ser rutinarias. Habría que mirar estas convenciones dominantes y ver qué papel tienen en relación con el conocimiento y la pedagogía. No solo repetir normas porque sí.
¿Dónde surge este enfoque? ¿Cuál es la importancia del diálogo transnacional en este campo?
Hablo desde un enfoque que surgió en Inglaterra en un momento en el que se estaba expandiendo la enseñanza superior. Estudiantes de grupos sociales que históricamente no habían participado en la universidad empiezan a tener acceso a ella, pero a menudo lo que existe es una orientación de déficit, de enfocarse en lo que los estudiantes no saben hacer, en vez de explorar qué es lo que sí saben, qué es lo que quieren y cómo pueden usar sus recursos de lenguaje para crear significados e ideas, y luego sí, ver cómo se pueden enseñar las convenciones, pero no de una manera tan rígida, sino para que puedan añadirlas a lo que ya traen. En vez de echarle la culpa a los estudiantes por no saber, se trata de mirar la responsabilidad de las instituciones de hacer visibles estas prácticas. La orientación de déficit no nos sirve para mucho. Paraliza al estudiante y al docente.
¿Esta orientación de déficit también está presente en Argentina?
Lo que estoy viendo es que estamos de acuerdo en que el problema en general es parecido, luego los contextos tienen sus dimensiones específicas distintas. Por ejemplo, aquí la enseñanza superior es gratis. Desde la perspectiva de Inglaterra, en donde el sistema siempre ha sido muy elitista, me parece increíble. Es interesante que aquí la cifra de acceso a la universidad es muy alta, pero la cifra de egreso es bastante baja. Ahí también es donde creo que entra la escritura. No es que la gente deje de estudiar solo porque no se está haciendo foco en el papel de la escritura, pero es una parte del problema y deberíamos abordarla.
¿Cuáles son las herramientas para hacerlo?
Es necesario convencer a las universidades de que esto es relevante y de que es una responsabilidad. No se puede suponer que alguien ya debe saber porque viene del instituto, de la escuela. Hay que trabajar con quien viene con los recursos que tiene. Luego con respecto a qué es exactamente lo que hay que hacer, hay debates grandes. Por ejemplo, ¿hasta qué punto se debería poder usar lenguaje más vernáculo o más oral en lo escrito? Hay que explorar las posibilidades. Lo que es importante es que cuando hablemos de cambiar las convenciones, nos preguntemos por qué, qué es lo que nos ayuda a hacer, qué nos permite en cuanto a nuestro entendimiento y en cuanto a crear conocimiento. No es cambiar por cambiar.
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