Por Gaspar Grieco. Fotos: Pablo Carrera Oser

¿Cómo es tu trabajo en la Dirección de Información Estratégica?

La Dirección es la pata que se encarga de consolidar y centralizar toda la información que circula por el ministerio para elaborar los informes que después usa el ministro Gabriel Katopodis, el jefe de Gabinete, el presidente y cada una de las asesoras técnicas que tienen a cargo un área específica de la cartera. Yo me encargo de la parte de hídricos y establezco puentes con los nexos de información que tiene la Secretaría de Políticas Hídricas y todos los reportes de las obras y proyectos que llevan adelante en las distintas carteras. Me van mandando los avances y las actualizaciones, y yo tengo que llevar el recuento actualizado con los totales de los presupuestos invertidos con las proyecciones, los ejes principales, obras destacadas, etc. Estamos en contacto todo el tiempo con la Jefatura de Gabinete.

¿Cómo es el día a día de trabajo en el Ministerio? 

Es un laburo muy dinámico. Al ministro de repente le surge una reunión con un gobernador que de casualidad está de visita en Obras Públicas y, en función de esa agenda, nosotras acomodamos nuestra dinámica de trabajo. Además, el rol de Katopodis es también un rol de referente político, además de ser parte de la jefatura del Estado. Cuando él participa como invitado en algún congreso o expone qué se está haciendo en materia de obras públicas en el país, ahí no trabajo tanto desde el área de hídricos, sino más bien desde una mirada transversal que me permita indicar qué implica el impacto de determinada obra pública en el país. 

¿Qué herramientas te dio la sociología para hacer este trabajo?

La sociología nos da un panorama amplio, porque es una forma de ver y analizar los problemas sociales. Las preguntas que se hace la sociología han construido una forma de interpretar que nos sirve en los informes que armamos para comunicar, nos ayuda a afinar el ojo para saber efectivamente de qué unidad de análisis estamos hablando y a qué público nos estamos refiriendo.

La sociología te permite trabajar de una manera en la que tenés en cuenta siempre cuáles son los objetivos, cuáles van a ser las unidades en las cuales se releva el universo de análisis, un paso a paso metodológico que es propio de la investigación, pero que podemos tomar para realizar nuestros trabajos en el ámbito público y también en el privado. Son esas mismas metodologías que se utilizan para la academia las que después terminás utilizando en el ámbito aplicado. 

Uno en lo que primero que piensa cuando piensa en un/a sociólogo/a es en un investigador ¿Cómo trabaja un/a sociólogo/a por fuera del ámbito académico?

No es distinto el relevamiento de datos que hace el sociólogo en una investigación que el que hace el sociólogo en este caso en la administración pública. Mi función como asesora técnica es relevar datos sobre políticas públicas que están en ejecución o planificando. Es una evaluación de resultados. La investigación genera una gran pregunta que tiene como objetivo producir conocimiento. En mi función hay algo de eso, pero planteándolo como el medio que nos permite evaluar otras cuestiones. 

¿Cómo empezaste a trabajar en el Ministerio?

Yo buscaba laburar en el Estado hace mucho tiempo porque tenía claro que no quería hacer investigación académica y había algo en la gestión que me gustaba. Me costó mucho entrar porque tiré CVs por todos lados y era difícil incluso llegar a la instancia de entrevista. Me postulé en el Ministerio a principios de año, me contactaron 6 meses después porque una de las chicas vio que era de la UNSAM y ella también había estudiado en la UNSAM otra carrera. Y bueno, me eligió entre otros perfiles, pasé la instancia de la entrevista y definieron que forme parte del equipo. 

Lo que tiene de loco trabajar en la gestión del Estado es que nunca terminás de entender cuántas patas son necesarias para sostener esta estructura. Katopodis armó un equipo que está todo el tiempo pensando todo al mismo tiempo, pero que claramente cada uno tiene su rol en ese organigrama y se vuelve indispensable en momentos determinados. Yo nunca me imaginé que iba a trabajar calculando presupuestos, menos que menos que iba a saber lo que es un hormigón armado. Yo no sabía nada de obra pública y estoy aprendiendo un montón. 

Y teniendo en cuenta que de entrada te interesa la gestión, ahora estás en el lugar que querías…

Yo nunca me imaginé que iba a trabajar en política. Cuando arranqué tenía un perfil super técnico, pensando que iba a ser socióloga. Los límites no son tan claros entre la sociología aplicada y la más académica y de investigación. Yo no quería ser investigadora de CONICET porque no me siento interpelada por el mundo académico y de pronto me encuentro haciendo investigación para la gestión. El concepto es muy similar: hay objetivos, necesitás resultados y usas la sociología para hacer dialogar a los mundos implicados en esas cuestiones específicas. Las encuestas que hacemos y las formas de leer los datos no se si son las mismas en todas las disciplinas.  

Yo no sé si a priori me hubiera dedicado a la obra pública y ahora me encanta lo que hago. Además, trabajo con politólogas, antropólogas, hay una ingeniera ambiental, ingenieros, arquitectos… se ha formado un grupo muy bien articulado y hay un trabajo desde las ciencias sociales que se dedica a traducir las cuestiones más técnicas inherentes a la obra pública a un lenguaje que pueda entender cualquier vecino, y eso es fundamental.

¿Qué opinión te merece el discurso “anti Estado” que en los últimos años está tan presente?

Ese discurso es insostenible. Las ciencias sociales en particular, éticamente, tienen un compromiso muy fuerte con lo que están estudiando, porque no podés hacerte el tonto teniendo datos sobre lo que realmente está pasando. No puede quedar todo en un diagnóstico, se tiene que pasar a la intervención.