“Es Mejor regular el mercado del salmón en vez de prohibirlo”, dijo Katz sobre la decisión de Tierra del Fuego de prohibir esta actividad. Sin embargo, remarcó la dificultad que representa la regulación, teniendo en cuenta que no se puede anticipar cómo podría cambiar el escenario ambiental en los próximos años. “El medio ambiente no puede ser regulado si yo no tengo información de cómo se da la reproducción y transmisión de enfermedades en los salmones. No se puede regular con incertidumbre, cuando el escenario está lleno de fragilidades biológicas. Si tuviera una fábrica de zapatos o de automóviles, no contaría con este hecho biológico con vida propia e incertidumbre, por lo que es necesario generar conocimiento y realizar investigaciones”, explicó. Al respecto de la prohibición de la práctica, Katz hizo referencia a que se trata de un mercado cautivo importante que beneficia económicamente a las ciudades y que, para poder mantener una relación estable con la población, se debe preparar una regulación que acompañe los cambios en el medio ambiente. 

Katz es economista e investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile; en la actualidad, coordina el Consejo para el Cambio Estructural del Ministerio de Desarrollo Productivo en Argentina. En el evento “Salmonicultura en Chile: Producción, medioambiente y sociedad. Reflexiones para la experiencia argentina”, recorrió los distintos hábitos de la sociedad chilena que atraviesa esta actividad y destacó: el campo de la organización industrial, la esfera de regulación de impacto ambiental, el manejo de recursos y de la biosfera y los vínculos con la comunidad local. “En Chile, la industria salmonera se instaló hace 40 años, gracias a un acuerdo entre el sector público japonés y la Fundación Chile. En ese momento, era una industria primitiva en términos de conocimientos tecnológicos y, el salmón, era una especie desconocida”, comentó.

También explicó cómo funciona el “cluster” salmonero, donde cada uno de los agentes mencionados responde a la interacción con otros agentes: agencias regulatorias, bancos, universidades, firmas salmoneras, sindicatos y cámaras empresarias. Asimismo, analizó las cuatro fases de producción del salmón con el crecimiento en agua dulce y salada, el procesamiento y la comercialización. Al finalizar el encuentro, se le consultó sobre el conflicto entre la instalación de salmoneras y las comunidades. “Si no hay una agencia regulatoria capaz de entender las capacidades del turismo o de la pesca artesanal, no se puede definir un grado de participación local. En Chile, si vos cerrás la salmonicultura, cerrás el pueblo”, concluyó.

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