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Camila Aceto y María Eugenia Altobelli, estudiantes de Ingeniería Ambiental en el Instituto de Investigación en Ingeniería Ambiental, obtuvieron el primer premio del concurso orientado a la innovación en el sector del agua y el saneamiento. ¿El proyecto? Un sistema de monitoreo y detección temprana de vuelcos clandestinos en la red pluvial.
Amigas y compañeras en la Ingeniería Ambiental (3iA – ECyT) de la UNSAM, Camila Aceto y María Eugenia Altobelli acaban de ganar el Hackathon “Desafíos del agua 2021”, organizado por Agua y Saneamientos Argentinos (AySA).
Cuando se enteraron de la convocatoria a través de la dirección de la carrera, no estaba en sus planes trabajar juntas. Sin embargo, una vez inscriptas, recibieron la noticia de que formarían parte del mismo equipo. “Fue un intercambio muy dinámico, distendido, tanto con el resto de los integrantes del grupo —especializados en relaciones internacionales, recursos naturales e informática— como de los mentores, que siempre fueron muy amables y dedicados”, contó Camila.
Acerca del Proyecto
En esta edición de la convocatoria, que se desarrolló durante el mes de agosto, los desafíos a resolver se organizaron en cinco ejes temáticos: data science y sociedad; fintech y perfiles comerciales; robótica y sistemas productivos inteligentes; trabajo sostenible y sustentabilidad; y medioambiente y sistemas de alerta temprana. El grupo de María Eugenia y Camila tuvo a cargo este último desafío, orientado a generar estrategias de detección y predicción de cambios en las cuencas que afectan parámetros relevantes del agua.
El proyecto que presentaron fue PluvIAlert: un sistema de monitoreo y detección temprana de vuelcos clandestinos —efluentes industriales líquidos que no tienen tratamiento y son volcados de manera ilegal en la red pluvial—. El sistema fue pensado para la cuenca del río Reconquista, que está conectado, por medio del Río Luján, con el Río de La Plata, donde se encuentran las torres que abastecen a las plantas potabilizadoras de agua.
No es casualidad que el Reconquista sea el centro de esta iniciativa. Desde hace tiempo, la UNSAM —y particularmente el 3iA— producen investigaciones y trabajan activamente en el territorio. Una de las propuestas más importantes en torno a esto es el Observatorio Ambiental Carcova, del cual forman parte el 3iA junto con las escuelas de Humanidades (EH) y Política y Gobierno (EPyG).
Conocimientos en acción
Mauge, como le dicen sus amigxs, fue designada coordinadora del grupo. “Desde el primer momento nuestra prioridad fue lo colectivo por sobre lo individual”, contó Mauge. “Generamos un excelente clima de trabajo y colaboración mutua, fundamental para concretar nuestra idea, ya que tuvimos que trabajar muchas horas juntxs”.
Tanto para Camila como para Mauge, todo lo que aprendieron en la carrera fue clave a la hora de encarar este proyecto. “La calidad de la formación que recibimos en la UNSAM me permitió moverme con soltura en este desafío ambiental. Pude formar ideas propias y claras, y transmitir los conocimientos ambientales y técnicos a personas que eran de áreas totalmente diferentes”, destacó Camila.
El proceso de selección
El proyecto pasó por una primera selección a cargo de AySA, en la que fue elegido como uno de los tres proyectos finalistas. En una siguiente etapa, el proyecto fue elegido ganador por un Jurado de Notables, compuesto por veinticinco miembrxs provenientes de diferentes universidades y empresas que colaboran con AySA. Una de lxs miembros del Jurado fue Diana Mielnicki, directora de la Ingeniería Ambiental. En la edición 2020 del Hackathon, por parte del 3iA participó Elsa López Loveira, docente de la carrera.
Las estudiantes cuentan que el desafío estuvo directamente relacionado con la ingeniería ambiental y que no hubo docentes que las guiaran. “Podríamos habernos echado atrás, pero no lo hicimos. Confiamos en nuestros conocimientos y en las herramientas que cada docente nos brindó en estos años. Y, sobre todo, en nuestras ganas de proponer soluciones a problemas planteados fuera de la Universidad. Nos dimos cuenta de todo lo que somos capaces”, celebraron.
Desde la dirección de la carrera se incentiva a lxs estudiantes a participar de este tipo de convocatorias. “Fue una experiencia única, de crecimiento en todos los aspectos. La recomiendo para quienes quieran vivir algo apasionante”, alentó Mauge. Para Camila, la experiencia también es recomendable: “Solo se obtienen ganancias, más allá del resultado final. Haber ganado fue una recompensa por todo el esfuerzo y compromiso del equipo, que siempre tuvo en claro que lo más importante es la calidad del agua que llega a la comunidad”.