Escuela de Humanidades, Escuela de Política y Gobierno, home, Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental, Territorio Educativo
El Observatorio Ambiental Carcova es un ámbito de formación, estudio e investigación de los mecanismos de mitigación de la contaminación para el desarrollo sostenible. Hace poco, lanzó su propio micrositio. Este espacio es producto de un trabajo en red entre la Escuela de Humanidades, el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental y la Escuela de Política de Gobierno de la UNSAM junto con las escuelas secundarias y lxs vecinxs del barrio Carcova.
“Yo me voy a trabajar y no sé qué agua toman mis hijos”, lamentaba una vecina del barrio La Carcova. Corría el año 2008 y un grupo de vecinxs se encontraba en una escuela de la zona con investigadorxs de la UNSAM de distintas disciplinas y con un desafío: desarrollar alternativas para combatir la contaminación del arroyo o, como se lo conoce en el barrio, “el zanjón”.
El Observatorio Ambiental Carcova, que recientemente inauguró su micrositio, es producto del trabajo en red de 13 años entre la Escuela de Humanidades (EH), el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA), la Escuela de Política de Gobierno (EPYG) de la UNSAM, las escuelas secundarias y lxs vecinxs del barrio. Incluye informes técnicos, producciones audiovisuales, artículos académicos y descripciones de proyectos que trabajan en las problemáticas socioambientales del territorio.
Ubicado entre la Avenida Márquez y el Camino del Buen Ayre, el barrio Carcova está conformado por cerca de 50 hectáreas de terrenos que originalmente eran bañados y totorales, los cuales desde 1970 en adelante fueron rellenados con residuos. “El zanjón” es parte del Canal José León Suárez que llega entubado hasta Carcova, donde comienza a correr a cielo abierto para desaguar en el Río Reconquista unos kilómetros aguas abajo.
El proyecto que emergió por la preocupación sobre los residuos en el arroyo está dirigido actualmente por Sivlia Grinberg, investigadora y docente de la EH; Gustavo Curutchet, investigador y profesor de la Escuela de Ciencia y Tecnología y el 3iA, y Ricardo Gutiérrez el actual decano de la Escuela de Política y Gobierno.
La idea surgió a raíz de las inquietudes de lxs estudiantes de una escuela de José León Suárez. En el marco de un taller audiovisual en el que se propuso a lxs adolescentes abordar un tema relacionado a sus vidas cotidianas unx de ellxs preguntó: “¿Se podrá limpiar el Zanjón?”. Esa simple pregunta se convirtió en un disparador: los interrogantes acerca de las problemáticas ambientales de la zona eran, en efecto, un eje que atravesaba la vida de estudiantes, familias y escuelas. Silvia Grinberg, actual directora del Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas (LICH), formaba parte de ese equipo inicial. Enseguida se contactó con Curutchet, especialista en Biorremediación y tratamiento de residuos y efluentes especiales, y también con Gutiérrez, investigador de políticas ambientales.
“Planteamos una investigación tejida con la realidad del barrio porque el problema surge de escuchar a la gente”, explican lxs investigadorxs. De esta forma, empezaron a hacer videos y campañas barriales de análisis de contaminación de aguas y suelos.
Silvia Grinberg hace énfasis en esa trilogía compuesta por la pobreza urbana, ambiente y escuela: “La cuestión urbana de la pobreza en las villas marca una diferencia con los viejos sectores populares, que tiene que ver con las condiciones ambientales en las que viven”. Así lo ejemplifica: “Estás jugando al fútbol, agarrás la pelota, y tenés agua negra”.
La investigación cumple un rol muy importante en el proyecto para la descripción del estado de situación y la formulación de estrategias de remediación. En este sentido, sus directorxs hablan de “transdisciplinariedad” no sólo por la intervención de distintas áreas universitarias en la producción de conocimiento, sino también por el lugar que ocupan los saberes de lxs vecinxs.
“Ver la magnitud del Zanjón, los diferentes canales y problemas ambientales en el barrio, es realmente un cambio de escala muy importante. Un investigador de laboratorio como era yo no estaba preparado para eso. Ahí nos dimos cuenta que no es posible hacer ningún estudio serio de remediación sin tener en cuenta a la población del lugar. Su trabajo fue fundamental para todo lo que fue la recolección de las muestras”, reflexiona Curutchet en un video de presentación del micrositio.
Pero hacía falta dar un salto más: contar con un espacio propio, situado en el barrio, para desplegar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Por eso, en 2014, la UNSAM construyó un laboratorio en la Escuela Secundaria N°47 y primaria N°51. Algunos de los resultados de las muestras bioquímicas se difundieron como podcast en la radio comunitaria FM Reconquista.
Uno de los puntos de quiebre más reveladores en todo este recorrido fue cuando, a raíz del trabajo de campo, vecinxs e investigadorxs descubrieron que los desechos del arroyo provenían del sector industrial. “Hay que imaginar lo que esto significa para el barrio, donde todos pensaban que la pobredumbre y la contaminación del zanjón era producto de los propios vecinos. Es decir, viven las consecuencias de la contaminación, pero no son los responsables”, analizaron integrantes del proyecto.
Desde un punto de vista pedagógico, la experiencia educativa es enriquecedora para lxs estudiantes por diversos motivos. Además de que los contenidos escolares se vinculan al sitio en el que viven, tanto desde el análisis de las pruebas en el laboratorio como desde las producciones audiovisuales, también construyen herramientas para involucrarse en el problema. Fue así como, por ejemplo, niñxs y adolescentes pudieron entrevistar a funcionarixs del Municipio y preguntarles por el rol del Estado en la mejora de la calidad de vida del barrio. También pudieron conocer la historia del Área Reconquista, el cual fue un terreno de disputa durante la segunda fundación de Buenos Aires en el siglo XVI.
Lxs investigadorxs también destacan cómo “muchxs de esos jóvenes arrojadxs a vidas de alta fragilidad”, que tal vez no conectaban con otros espacios de la escuela, se quedaban durante varias horas en el laboratorio tomando notas por su compromiso con la tarea. Todas estas actividades promueven tanto la indagación de lxs estudiantes en las posibilidades de la ciencia y en la memoria de las tierras que habitan, como así también su participación ciudadana en las problemáticas que lxs atraviesan.
Como plantea el micrositio, “la vida urbana en el presente, sus lugares y ambientes son huellas de los cambios, eliminaciones y adiciones de cada momento histórico”. La Universidad, lxs vecinxs y lxs estudiantes de las escuelas se inscriben en esa genealogía que tiene a la comunidad y al territorio como protagonistas.