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A principios de 2019, el Centro Universitario San Martín sumaba a su oferta académica la Diplomatura en Arte y Gestión Cultural. El lunes 2 de diciembre recibieron sus diplomas los primeros egresados. “Yo quiero tocar ahí, yo quiero tocar con los pibes”, había dicho Gieco unos meses atrás. Y así fue: su llegada al penal revolucionó la tarde del CUSAM.
Con un día a puro sol, la cancha de césped sintético del Espartanos Rugby Club del Centro Universitario San Martín (CUSAM) se vistió de fiesta. Fue para celebrar un logro enorme de varios de sus jugadores: cerca de 20 internos recibieron su Diploma en Arte y Gestión Cultural del Instituto de Artes Maurcio Kagel (IAMK) de la UNSAM.
“Estoy muy contento de que hayamos podido recibirnos. Esta diplomatura nos enseña a utilizar el arte como herramienta en ámbitos complicados, donde todos nosotros crecimos, para que los pibes puedan tener otra visión y elegir otros caminos”, dijo Maximiliano Vera, uno de los primeros egresados en recibir el diploma. “Esta carrera nos ayuda a expresarnos y nos da la posibilidad de ser parte de una comunidad y tener más oportunidades en el ámbito de la libertad”.
Palabras como oportunidad, libertad, cambio de vida, arte y educación fueron una constante en los discursos de los egresados. “Me topé con la Diplomatura gracias a esta unidad penitenciaria, que me dio la posibilidad de estudiar”, dijo Juan, que también recibió su diploma. “Ahora puedo empezar a pensar en un futuro. Soy de Hurlingam y cuando salga a la calle voy a llevar el arte al barrio, un barrio bajo donde hay delincuencia, drogas y cosas malas. A mí el estudio me transformó y me cambió la cabeza. Por eso creo en el poder transformador del arte”, celebró.
De la entrega de diplomas participaron Laura Malosetti Costa, decana del IAMK; Tristán Bauer, director de la Licenciatura en Cine Documental del IAMK; Valeria González, secretaria de Investigación del IAMK; Marina Pampin, directora de la Licenciatura en Artes Escénicas del IAMK; Lalo Paret, director de Articulación Territorial de la UNSAM; Marcos Perearnau, director de la Diplomatura en Arte y Gestión Cultural; y docentes de la Diplomatura.
La llegada de León Gieco revolucionó el penal. Él ya había tocado en los penales de Usuahia, Dolores y Río Gallegos y, como era de esperar, se movió como pez en el agua. A modo de bienvenida, Paret contó que tiempo atrás, paseando por José L. Suárez después de la presentación del documental Un futuro posible, de Carolina Scaglione, Gieco vio el CUSAM y le preguntó a Tristán Bauer: “Che, ¿eso qué es?” y, ante la respuesta, su reacción inmediata fue “yo quiero tocar ahí, yo quiero tocar con los pibes”. Ese deseo se materializó el lunes 2 de diciembre durante la fiesta de egresados del Diploma en Arte y Gestión Cultural, en la que hubo espectáculos de murga a cargo de Los Dementes del CUSAM y de rap y rock a cargo de los internos. También estuvo presente la Cooperativa Bella Flor con su Museo Aerosolar.
Antes de pisar el predio, Gieco pasó por la Biblioteca Popular del centro universitario, donde regaló y firmó ejemplares de su biografía Crónica de un sueño. También dejó discos para la radio que funciona en el mismo edificio y copias del documental Mundo alas. Los internos le contaron lo que hacen en los talleres de Cerámica, Cocina y Encuadernación. Gieco también pasó por la sala de ensayos para conocer a los músicos de Rimas de Alto Calibre, la banda de rock del CUSAM, con quienes compartiría el escenario minutos después.
“Todos nosotros, que soñamos con una vida más justa y un mundo mejor, tenemos muchísimo que agradecerle a este grande de nuestra música y nuestra poesía”. Así recibió Bauer a León, que subió al escenario con su guitarra y armónicas, entre risas y aplausos.
El ángel de la bicicleta y Hombres de hierro fueron las canciones más solicitadas por el público. “Son canciones de hace 40 años… ¿cuánto hace que están acá?”, bromeó Gieco. Cachito, el campeón de Corrientes, Canción para Carito, La navidad de Luis, Canción de amor para Francisca y De igual a igual fueron los temas que el cantautor eligió para el recital, al que luego se sumaron los músicos de Rimas para tocar juntos El fantasma de Canterville, Pensar en nada y La rata Laly.
“Nosotros, León, somos personas que buscamos transformarnos y, en este camino de la diplomatura, tu arte nos inspiró. Compartimos esta experiencia con vos, de igual a igual, con orgullo. Sacamos y pusimos alas, somos el ángel de la bicicleta. Vos nos defendiste: ‘Bajen las armas que acá hay pibes comiendo, bajen las armas, que acá hay pibes estudiando’.
Con tus canciones nos diste algo muy importante, razones de vivir la vida para decidir, para continuar, para recalcar y considerar y superar este andar duro de nuestros días, para descartar esa sensación de perderlo todo. Todo está guardado en la memoria, decís, León. Tus letras también, en nuestros corazones.
Te buscamos y te encontramos en el país de la libertad: Búsquenme, me encontrarán estudiando en el CUSAM”.
Esas fueron las palabras de Marcos Perearnau, director de la Diplomatura, para Gieco. Una síntesis de muchos años de esfuerzo y trabajo traducidas en un profundo orgullo por los egresados.
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