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Se legitimó la participación de los militares en política

Lacalle Pou logró para el ballotage el apoyo del excomandante del Ejército Manini Rios. El ascenso político del “bolsonaro uruguayo” comenzó en marzo, después de que el presidente Tabaré Vázquez lo removiera por sus cuestionamientos a la justicia uruguaya, que condenó a tres militares retirados por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

“En los últimos años las Fuerzas Armadas de Uruguay aumentaron su influencia política, tanto hacia el interior de las Fuerzas como hacia la sociedad en su conjunto”, dice Nastasia Barceló, doctora por la Universidad de São Paulo (Brasil). Este reacomodamiento se debería, para la académica uruguaya, a que las FF.AA incorporaron funciones en Seguridad. “En Uruguay, al igual que en otros países de Latinoamérica, se ha adoptado una concepción de la Defensa que se encuentra enmarcada en los conceptos de seguridad humana y nuevas amenazas; ambos conllevan a nuevos roles y tareas que ultrapasan lo estrictamente militar y posicionan a la conducción de la Defensa como una tarea de carácter esencialmente político”, dice.

El ascenso político de Guido Manini Rios sería un producto y un agente de este cambio. El ex comandante del Ejército obtuvo el 11% de los votos en la primera vuelta de las elecciones nacionales uruguayas, como líder del partido de ultraderecha Cabildo Abierto (CA). “En CA están agrupadas figuras que han sido imputadas por torturas continuadas durante la dictadura militar y otras vinculadas a las derechas de los partidos tradicionales. Todos estos elementos no emergieron con la candidatura a la Presidencia de Manini Ríos, ya existían, estaban dispersos en distintos sectores de los partidos tradicionales y en partidos menores, sin embargo hoy aparecen concentrados en un único partido que los nuclea y les da fuerza política. Con una referencia militar inexcusable y un vínculo directo con el Ejército Nacional, la candidatura del General retirado es entonces el eslabón conductor de todos ellos”, dice Barceló.

El partido de Manini obtuvo 10,9 % de los votos en las elecciones generales y lo convirtió en senador (encabezó la fórmula presidencial y la lista de senadores). Barceló explica este desempeño electoral a partir del nuevo rol del ejercito y las habilidades políticas del militar.

“Un sector de la sociedad percibe al Ejército como una institución confiable, producto de los nuevos roles que le fueron asignados. Cuando el presidente Tabaré Vázquez removió del cargo al entonces Comandante en Jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, ese sector experimentó una amplia empatía”, cuenta.

El 12 de marzo de 2019 comenzó a circular en la televisión y en las redes sociales el mensaje de “despedida” de Guido Manini Rios. Allí estaba su marca de estilo. “Manini Ríos confrontó con el Presidente de la República y se posicionó en el centro del debate público. Presentarse como una opción de cambio fue una tarea relativamente simple. La estrategia electoral inmediata fue la de distanciarse del sistema político uruguayo mediante la postulación de su candidatura a través de un partido que remite, en el ámbito discursivo, ni más ni menos que a “los valores del artiguismo”.

Para la investigadora “la victoria de la coalición que agrupa a los Blancos, Colorados, Cabildo Abierto y a otros partidos con menor expresión electoral, legitima la participación de los militares en política”. Además sostiene que “algunas pautas de la corporación militar vinculadas a la distribución de recursos estatales, al sistema de pensiones entre otras, podrían ganar fuerza en un eventual gobierno de la coalición”.

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Nota actualizada el 29 de noviembre de 2019

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