El director de los posgrados en Gestión Educativa de la Escuela de Humanidades destaca la importancia de la formación y la investigación en el diseño de políticas públicas educativas. “No hay que perder de vista que la planificación educativa es una tarea eminentemente política”, afirma.
La Maestría en Gestión Educativa y la Especialización en Gestión Educativa buscan actualizar y profundizar las categorías teóricas y operativas de los campos de la política y la administración pública desde un enfoque interdisciplinario. Jorge Gorostiaga, director de ambos posgrados, detalla los aspectos centrales de las propuestas académicas y evalúa el estado actual de la gestión educativa en la Argentina.
¿Cómo fue el inicio de los posgrados en Gestión Educativa?
La Maestría en Gestión Educativa se inauguró a mediados de la década del noventa para dar respuesta a una necesidad de formación específica referida tanto a la gestión de instituciones educativas como al desempeño de cargos intermedios y superiores en ministerios de educación y en otras organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil. Dichas necesidades abarcaban la conducción institucional, la supervisión, la planificación y la toma de decisiones en el ámbito del sistema educativo. Por su parte, la Especialización fue creada en 1999 para abordar un trabajo de reflexión sobre la propia práctica.
¿Las ofertas fueron actualizándose?
Se introdujeron cambios para responder tanto a la transformación del contexto como a las evaluaciones y demandas de los propios estudiantes. Esto incluyó la revisión y actualización de los contenidos de los cursos obligatorios y la renovación continua de los seminarios optativos. Además, en los últimos años comenzamos a incluir a estudiantes en proyectos de investigación colectivos.
¿Qué desafíos enfrenta hoy la gestión educativa?
A la hora de satisfacer las expectativas de una educación de calidad e inclusiva, que además incorpore las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, las instituciones reciben presiones de todo tipo, muchas veces contradictorias. Dichas demandas suelen enfrentarse con una realidad de recursos limitados, a menudo marcada por la pobreza y la marginalidad. Y si bien el objetivo es generar las condiciones para que los docentes y los estudiantes puedan desplegar todo su potencial, no se trata de una responsabilidad exclusiva de las instituciones. En este sentido, el gran desafío es democratizar la gestión y el gobierno de la educación.
Al respecto, tanto la Especialización como la Maestría abordan cuestiones vinculadas con la gestión de políticas educativas. Por un lado, aportan elementos para el desarrollo de una visión macro del escenario actual. Esto implica una mirada que abarca los fenómenos globales, regionales y nacionales desde una perspectiva multidisciplinaria que incorpora los marcos de análisis de la historia, la filosofía, la sociología de la cultura, la educación comparada y la política educativa. Por otro lado, brindan un conjunto de herramientas conceptuales y operacionales referidas al funcionamiento de las instituciones y los proyectos educativos —en particular, aspectos normativos, evaluativos, organizacionales, administrativos, psicosociales, de planificación estratégica y económico-financieros—.
¿Cuáles son las líneas de investigación que desarrollan actualmente?
Tenemos una línea de investigación sobre universidades orientada al estudio de las políticas institucionales que favorecen la permanencia, la graduación y la articulación entre el nivel secundario y la educación superior. También tenemos otras líneas sobre alfabetización y cultura digital centradas en las prácticas de los estudiantes y los docentes; las políticas educativas y las tensiones entre la calidad y la democratización de la educación; y la implementación de los programas de educación sexual en escuelas, entre otros.
¿Qué entiende por calidad educativa?
No existe una definición a priori, porque el debate sobre la calidad educativa refleja las distintas visiones ideológicas que existen en el campo. Puede asociarse a la idea de eficiencia y a las mediciones estandarizadas de resultados —que son la tendencia predominante a partir de programas como el PISA—, o puede ligarse a la igualdad y la democratización de los sistemas educativos. Es una definición que depende de la perspectiva asumida en torno a los fines de la educación y su relación con otros aspectos de la sociedad.
¿Las políticas educativas actuales impulsan la investigación?
La relación entre la investigación y las políticas educativas ha sido siempre conflictiva. En buena medida porque las urgencias y la lógica de la política educativa son muy diferentes a las del campo científico. En cuanto a la construcción estatal de capacidades de generación de conocimiento e información y de instancias de intercambio con el sector académico, en los últimos treinta años hubo avances y retrocesos. Hoy hay mucho para mejorar, tanto en esos aspectos como en otros vinculados, por ejemplo, con el acceso a la información por parte de los investigadores. Si bien la investigación educativa se ha expandido mucho en nuestro país durante las últimas décadas, en general no existen incentivos o mecanismos institucionalizados para el diálogo entre los investigadores y los responsables del diseño y la implementación de políticas públicas. No obstante, no hay que perder de vista que la planificación educativa es una tarea eminentemente política.
Jorge Gorostiaga es doctor en Análisis Social y Comparado de la Educación por la Universidad de Pittsburgh (EE.UU) y licenciado en Ciencia Política por la Universidad del Salvador. Realizó un posdoctorado en la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil) sobre Políticas de Descentralización y Participación Escolar en Ámbitos Subnacionales en la Argentina y Brasil.
Es profesor de Reformas Educativas en la Licenciatura en Educación, la Maestría en Gestión Educativa y la Maestría en Educación, Lenguajes y Medios de la Escuela de Humanidades de la UNSAM. Es investigador del CONICET y docente de la Maestría en Políticas Educativas de la Universidad Torcuato Di Tella. Integra el Centro de Estudios Interdisciplinarios en Educación, Cultura y Sociedad (CEIECS) de la UNSAM y coordina junto con Mariano Palamidessi y Claudio Suasnábar el Núcleo de Investigaciones sobre Conocimiento y Política Educativa (NICPE).
Es editor de la Revista de Estudios Teóricos y Epistemológicos en Política Educativa y miembro del Consejo Académico de la Red Latinoamericana de Estudios Epistemológicos en Política Educativa (RELEPE).
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