home, Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental
Según el Boletín Integral de Vigilancia elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación, la última epidemia de dengue fue la peor de la historia del país y registró 43.888 casos confirmados y 11 fallecimientos. Los científicos del 3iA Aníbal Carbajo y María Victoria Cardo advierten sobre la necesidad de comenzar a prevenir desde ahora para evitar un posible rebrote de la enfermedad.
Cada semana, el Ministerio de Salud de la Nación publica el Boletín Integral de Vigilancia. El último de estos informes (publicado el 14 de agosto) informó que hasta mediados de julio de 2016 se notificaron 76.803 casos probables de personas infectadas con el virus del dengue, de los cuales se confirmaron 43.888 en todo el país, con 11 personas fallecidas.
Asimismo, desde la cartera de Salud se informó que, si bien no se han reportado casos autóctonos desde junio, sí hay personas que están siendo atendidas por haber contraido la enfermedad en viajes a países limítrofes. En este sentido, y ante un posible rebrote, los científicos del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la UNSAM recomiendan realizar campañas de prevención permanentes para eliminar criaderos de mosquitos.
“No hubo campañas masivas para la lucha contra el dengue. Eso se logra con los medios de comunicación abocados a mencionar el tema y con el Gobierno iniciando campañas que lleguen a todos los barrios. Todas las casas deben ser revisadas”, señala Aníbal Carbajo, director del grupo Ecología de Enfermedades Transmitidas por Vectores.
El mosquito Aedes aegypti, transmisor de los virus del dengue, del Zika y de chikunguña, coloca sus huevos en pequeños recipientes que acumulan agua, como neumáticos, botellas y baldes, y nunca en cuerpos de agua natural. Aunque se alimenten de néctar y frutos, solo la hembra pica a las personas, ya que necesita sangre humana para mantener sus huevos cuando está fecundada.
Es importante aclarar que durante el invierno no hay mosquitos trasmisores adultos, pero los huevos resisten la temporada fría y continúan su desarrollo cuando comienza el calor. “Lo principal para la prevención es evitar los recipientes con agua donde los mosquitos puedan dejar sus huevos y criarse”, advierte Carbajo y señala que “tan solo una casa por manzana con Aedes aegypti basta para que se transmitan las enfermedades”.
De acuerdo con el documento elaborado por el Ministerio de Salud, los primeros puntos críticos de la epidemia de 2016 se registraron a principios de noviembre de 2015, por lo que, según Carbajo, “sí se puede saber cuándo está por venir”. Lo mismo ocurrió con la ola de dengue registrada en 2009, cuando los primeros valores fueron visibles a mediados de noviembre de 2008.
Por su parte, la doctora María Victoria Cardo no recomienda el uso de insecticidas para prevenir: “La fumigación es una alternativa para el momento crítico, cuando hay trasmisión activa para bajar los niveles de adultos. Pero no es una medida que sirva a mediano plazo como preventiva porque incluso la aplicación de insecticidas genera resistencia en el mosquito y mata otros insectos que sirven al medioambiente, como los polinizadores”.
Por último, Carbajo señala la necesidad de informar a la población mediante campañas masivas para que pueda ejercerse presión sobre las autoridades. “Porque la respuesta de las autoridades aumenta mucho cuando la epidemia ya está instalada, pero después decae. Y esta es una enfermedad contra lo que hay que pelear continuamente”, concluye el especialista.