Winfried Menninghaus

Escuela de Humanidades, Notas de tapa

Winfried Menninghaus: “El arte impacta en nuestras emociones”

En diálogo con el profesor e investigador de la UNSAM Ricardo Ibarlucía, el filólogo alemán y director del Instituto Max Planck de Estética Empírica de Fráncfort del Meno explica por qué las personas sienten satisfacción o disgusto ante una expresión artística y cuenta cómo es el trabajo interdisciplinario para investigar en esta innovadora área del conocimiento.

Por Ricardo Ibarlucía. Fotos: Pablo Carrera Oser.

Cuando leemos un poema, escuchamos música o vemos un cuadro nos pasa algo: nos gusta, nos da placer, no parece feo, nos resulta horrible, queremos extender la experiencia o terminarla cuanto antes. Pero, ¿cuáles son las razones por las que esto sucede? ¿Cómo es qué nuestro cerebro identifica determinadas situaciones como bellas o desagradables? ¿Quiénes aprecian qué, por qué y bajo qué circunstancias? ¿Y cómo y cuánto sirven las prácticas y preferencias estéticas a los individuos, a los grupos sociales y a las sociedades?

En Alemania, hay un instituto que se encarga justamente de esto: de entender, a partir de métodos empíricos, por qué encontramos bellas, fascinantes, interesantes, placenteras o espectaculares determinadas estéticas naturales y también culturales. Es el Instituto Max Planck de Estética Empírica, donde más de 40 personas trabajan para proporcionar un nuevo marco a la investigación interdisciplinaria de la estética. El filólogo y teórico del arte alemán Winfried Menninghaus es su director y en marzo visitó la UNSAM para dictar el seminario de doctorado  “Tres aproximaciones a una estética empírica”, invitado por la Escuela de Humanidades.

¿Cuáles son las líneas principales del instituto?

Como lo que perseguimos es entender los mecanismos atencionales y efectivos que dirigen nuestra reacción ante cualquier fenómeno, queremos saber cómo trabajan en nuestros cuerpos el cerebro y la mente; cómo accedemos a la información relevante del discurso; y cómo son las diferentes propiedades de los objetos. Tenemos dos líneas principales de investigación que identifican las características de los objetos de apreciación estética y la cercanía y conexión emocional de los seres humanos para apreciarlos positivamente. Queremos comprender no sólo lo que los expertos en literatura sienten mientras leen, sino que consideramos que la dimensión poética y retórica del lenguaje es parte de toda comunicación.

Trabajamos de manera conjunta con investigadores y científicos de diferentes disciplinas; esta es la única manera de conseguir nuestros objetivos. Tenemos en mente lo que la institución ya desarrolló pero también tomamos métodos, herramientas técnicas e interrogantes de la ciencia. Por ejemplo, sabemos que el arte tiene un impacto grande sobre las emociones y que lo que somos se entiende a partir de cómo entendemos los estados emocionales. Bueno, en el siglo XXI se registró un gran progreso respecto de la psicología y cómo esta transforma nuestro entendimiento y el impacto emocional tanto del arte como de objetos no artísticos en nosotros.

¿Podría contarnos cómo son los experimentos que se llevan adelante en el Instituto Max Planck de Estética empírica?

Uno de los puntos interesantes de nuestro trabajo es que necesitamos intervenir en los elementos con los que trabajamos. Es decir, si queremos entender el trabajo específico de los rasgos poéticos y retóricos del lenguaje, necesitamos producir una versión de texto que contenga o no las características que se buscan analizar. Bastan ejemplos simples como cambiar una palabra que rima por otra que no lo hace o desplazándola a otro lugar en la oración. De la misma manera se trabaja con la métrica. Son muchas las marcas que se pueden encontrar en una frase o en un poema determinado. Nosotros modificamos en poemas la rima, la métrica y lo que el lingüista ruso Roman Jakobson llamó “paralelismo”, la repetición de estructuras de diferente tipo tanto sonoras como gramaticales. Gracias a estos mecanismos, nosotros pudimos comprobar que las respuestas emocionales a un texto dependen del refinamiento del lenguaje utilizado en el mismo. De hecho, podemos mostrar cosas que los participantes no perciben porque escapa a su atención.

¿Cómo llegó usted a interesarse por la estética experimental viniendo de los estudios literarios y la teoría del ate?

Dos grandes experiencias fueron las que me condujeron a los estudios empíricos. Una de ellas fue la lectura que hice sobre el mito de Adonis; al final de esa lectura sentí que no había logrado lo que buscaba. Algunas cosas permanecieron ininteligibles para mí, como por qué el hombre más hermoso debe afrontar una situación tan terrible como ser atacado y asesinado por un jabalí a los 23 años es algo totalmente alejado a lo que la mayoría de la gente cree, como que las personas más atractivas son inteligentes y sociables. En la lectura, no pude lograr un entendimiento persuasivo es por eso que pensé que debía inmiscuirme en las desventajas de la belleza.

Después empecé a poner el foco en teorías y detecté la ambivalencia que afecta a la belleza física. Por ejemplo, hay muchos mecanismos psicológicos que ayudan a que todo el mundo encuentre atractivos a hombres y mujeres jóvenes. Además, mujeres terriblemente lindas comúnmente no son tenidas en cuenta como buenas madres o si consiguen logros a nivel laboral, se los relaciona a su look y no a su trabajo. Hay toda clase de atribuciones que pueden derivar en resultados distorsionados para aquellos que son bonitos. Empecé a deconstruir el método de la belleza, a pensar una crítica del concepto naif que prima en la actualidad. Entonces, me puse a investigar el mensaje que aparece al respecto en los medios de comunicación masivos, que se replican también en las ciencias y en la literatura. Entonces, me puse a investigar el mensaje que aparece al respecto en los medios de comunicación masivos, que se replican también en las ciencias y en la literatura.

Y también me impulsaron a tomar esta dirección mis lecturas como estudiante de literatura. Estaba interesado en el lenguaje y sentí que era bueno para analizar cuestiones particulares; sin embargo me resultaba imposible determinar cómo afectaba a los lectores por ese entonces. Por eso, empecé a interiorizarme en la psicología del lenguaje, quería empujar los límites de mi propia disciplina con la ayuda de diferentes metodologías para desmantelar el mito de la belleza.

 

Nota actualizada el 9 de mayo de 2014

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