Escuela de Arte y Patrimonio, Notas de tapa
El 29 de septiembre empieza el segundo workshop del Programa Internacional de Talleres y Conferencias en Diseño Avanzado “UNSAM + 6D”, a cargo de Mario Mariño y con la colaboración de Gerardo Tomé. A lo largo de una semana de trabajo intensivo se abordará el desarrollo del producto a través de la interacción disciplinaria.
Por Camila Flynn – Fotos: Alfredo Srur / Equipo de Comunicación UNSAM
Mario Mariño habla con la sencillez del sabio. Distinguido en 1995 con el título de doctor en Diseño por la presentación de un prototipo revolucionario de cama hospitalaria, hoy se destaca por su trabajo como investigador del Centro de Investigación de Diseño Industrial en Productos Complejos (CIDI), que él mismo fundó en 1987 y que depende de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
Dedicado a la solución de problemas de interés social a través de la aplicación de metodologías de investigación científico-tecnológicas, hoy trabaja junto a un grupo interdisciplinario de investigadores que comparten el compromiso de la humanización de la tecnología mediante el diseño industrial. Articulando las demandas provenientes de áreas como el diseño mecatrónico, el biodiseño y la biomecánica, a través de su trabajo en el CIDI Mariño obtuvo logros concretos en el área del transporte, discapacidad, equipamiento hospitalario y tercera edad.
Invitado por la UNSAM a participar del programa internacional en diseño avanzado “UNSAM + 6D”, Mariño planea generar en su taller un foro de debate donde los profesionales puedan interactuar desde un lugar poco habitual, integrando herramientas conceptuales del campo artístico, tecnológico y de gestión. Lo acompaña en esta iniciativa el actual director del centro, Gerardo Tomé, que además de ser especialista en análisis de productos es egresado de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata.
¿Qué es un objeto desde el punto de vista del diseño industrial?
Mario Mariño: Un objeto es algo que está afuera de uno. Aristóteles decía que tenía que haber una adecuación entre el intelecto y la cosa, el intelectus et rei. La cosa es lo que está “fuera de”. El objeto real es la materialización del objeto virtual.
Gerardo Tomé: El diseño industrial tiene que dar resolución física a las necesidades humanas. La forma de esas necesidades, el objeto que está afuera, es el fin del diseño. Pero como todo el diseño apunta a la repetitividad, ese objeto después se transforma en un producto industrial. El objeto se considera más bien el objeto único artesanal. El producto industrial de ese objeto es una copia, siempre igualita en cualquier lugar del mundo donde se la fabrique. Esta es la aplicación concreta de nuestra actividad.
¿Cuál es la responsabilidad social del diseñador?
GT: Hoy el énfasis está puesto en la dimensión sustentable del producto. Una vez cumplida su vida útil, la idea es que el objeto pueda desmembrarse, reciclarse en cada uno de sus componentes sin generar una basura eterna. Por otro lado, cualquier producto se piensa en función del mercado al cual va dirigido, la problemática a la cual tiene que dar solución. Y después se considera su factibilidad económica, técnica y de materiales. Todo esto sumado al tema de que la tecnología aplicada sea lo menos polucionante posible.
MM: La responsabilidad del diseñador es enorme. Su actividad no puede prescindir de lo social. No puede hacerlo porque en principio está dirigida al hombre. No podemos perjudicar esta esfera si queremos tener algún tipo de trascendencia. Cuando hablamos de no perjudicar al hombre hablamos de no perjudicar al planeta y su medio ambiente. Por eso es que el tema de la sustentabilidad tiene hoy en día una preponderancia fundamental.
¿Qué entiende un diseñador industrial por “desarrollo de producto” y cuáles son las disciplinas que pueden llegar a interactuar con su especialidad?
MM: La producción de nuevas tecnologías aumenta a escala exponencial. Hace muchos años Paolo de Anhelo, un diseñador italiano que estaba muy comprometido con la parte formal del diseño, la parte estética, me dijo algo que me quedó grabado: Mario, hoy el diseño va a caballo de la tecnología. Sin tecnología no hay diseño. Hacer un mate no es lo mismo que hacer una cama para un hospital. El número de disciplinas que concurren para poder hacer una cama de hospital es enorme. Te diría que más de diez. Desde los elementos formales hasta los elementos ergonómicos, pasando por la tecnología informática, la mecánica y la electrónica. Elementos que forman un mundo de gran complejidad. La creatividad formal viene después, al final de todo, unificando estos elementos para completar el objeto.
Una de las etapas de trabajo propuestas para el taller es la “introducción de cambios de ingeniería”. ¿Cómo es el que diseño puede avanzar sobre un campo tan específico?
MM: El diseñador industrial tiene necesariamente que transitar por la ingeniería. De lo contrario, el diseño queda incompleto. El diseño no es meramente un dibujo: es también un contenido y un contexto. Cuando llega el momento de armar el prototipo hay que transitar la ingeniería correspondiente. La ingeniería electrónica, la mecánica… Todas ingenierías del detalle que, de algún modo, pertenecen al campo del diseño. Por eso hoy tenemos un nicho disciplinar -que nosotros vamos a incluir en el taller- que se llama mecatrónica. Noción que fue acuñada por los japoneses en la década del ´70, cuando llegaron a la conclusión de que era necesario distinguir una nueva disciplina en la cual concurrieran el diseño mecánico, la electrónica, el software y el diseño como receptor final. Hoy casi no hay productos que no sean mecatrónicos. Es un feedback permanente.
GT: Todo producto que sense el entorno y reciba señales, las procese y genere una respuesta es un producto mecatrónico. El diseñador conoce una parte del proceso. Las partes restantes las aportan otros profesionales. No es que desde el diseño industrial se pretenda transformar el campo de la ingeniería como disciplina. Cuando hacemos referencia a “cambios de ingeniería” estamos hablando de la introducción de pequeñas modificaciones para la optimización de un producto que en el testeo presenta fallas o defectos. Una vez mejorada, la creación puede entrar en producción y salir al mercado. Es parte del proceso de diseño.
Durante el taller van a desarrollar casos concretos de productos asociados a tecnología de punta. ¿Cómo se aborda esta tecnología desde el punto de vista del diseño?
MM: Hay un nicho científico-tecnológico que habla de las tecnologías ubicuas. ‘Ubicuo’ parece un término muy ambiguo. Pero estas tecnologías son las que en este momento están dominando el mundo. Se las llama ubicuas a imagen y semejanza de Dios, que –dicen- está en todo lugar y al mismo tiempo. Hoy nos comunicamos con el teléfono celular en tiempo real. Lo mismo pasa con internet. Se trata de tecnologías que atraviesan la cotidianeidad de todos. Pero tecnologías de punta hay muchas: la mecatrónica, la micromecatrónica, las biotecnologías, la nanotecnología – con la cual entiendo que la UNSAM trabaja.
A nivel local, ¿cuáles son las demandas de la industria en la actualidad? ¿Qué cualidades debieran tener los diseñadores para afrontarlas?
GT: Hay mucha demanda de mobiliario, electrodomésticos, equipamiento médico, maquinaria agrícola, industria automotriz. Y también toda la parte de confección de vestimenta, en donde el diseño industrial tiene una gran intervención. En cuanto a la formación, yo creo que la preparación de la facultad es más bien general. Los egresados salen con una visión global y la especialización por rubro llega después, en función del gusto o los intereses de cada uno. También hay iniciativas interesantes como la de Carlos Borri, con la carrera de diseño en el Alto Valle de Río Negro, orientada al diseño de packaging y empacado de toda la producción local de fruta para exportar. Un propuesta enfocada a la actividad comercial de esa zona específica del país.
MM: Es como el proyecto para la producción de maquinaria agrícola en toda la zona central del país, donde hay muchísimas fábricas de maquinaria agrícola de punta y exportable. La siembra directa es un invento argentino. Un sistema que requiere una maquinaria muy específica.
¿Cuáles son los objetivos específicos del taller que van a ofrecer en la UNSAM?
MM: El objetivo principal es brindar conocimiento. Transmitir todo lo que hemos acumulado en tantos años de experiencia en el campo del diseño y la formación. Las etapas de trabajo van a estar organizadas por una metodología secuencial. Metodología en griego es ‘camino’. Nosotros les vamos a hacer transitar un camino predeterminado, proponiendo algunas metodologías para que los participantes del taller puedan internalizarlas. Una metodología es como aprender a manejar. Lo que al principio se hace pensando después ocurre de manera natural. La información pasa a estratos inferiores del cerebro y el movimiento se vuelve espontáneo. Esto es lo que a nosotros nos interesa transmitir: una metodología que primero se aprenda y después funcione sola.
GT: Otro aspecto a destacar es que los temas que vamos a ofrecer son poco usuales en la práctica cotidiana. Vamos a incorporar, por ejemplo, equipamiento médico de alta complejidad, butacas de avión con sistemas de rescate en desastres… Temas que permiten plantear escenarios en los cuales los participantes van a tener que innovar y generar conceptos originales. Se van a encontrar con un mundo desconocido, un desafío sobre el cual van a tener que investigar. Y como el tema es la interacción disciplinaria, esperamos generar una instancia de corrección colectiva. Que todos puedan plantear su proyecto y además se animen a bombardear cada una de las propuestas, corrigiendo y aportando soluciones. A veces la mirada del otro aporta soluciones más originales.
MM: El trabajo en equipo es fundamental. Acá en el CIDI opinamos todos, y siempre elegimos la mejor idea. La permeabilidad al perfeccionamiento de la propia idea es clave. La idea de uno se valida cuando entra en contacto con las ideas de otros.
¿Qué investigaciones llevan a cabo en el CIDI?
GT: El CIDI es una unidad de investigación de la UBA que investiga sobre productos de alta complejidad, sistemas que no son habituales en la industria o en el medio y que aportan soluciones integrales a problemas específicos. Una vez resueltos, estos productos se trasladan al ámbito privado para su fabricación y comercialización. Productos que no suelen ser encarados por la industria privada, dada la complejidad de su estructura. Se trata de desarrollos que llevan un mínimo de tres años. Detectamos nichos que no han tenido respuestas satisfactorias, o carecen de respuesta a nivel local, desarrollamos el producto y después buscamos la empresa adecuada para recepcionarlo. La universidad después recupera en parte lo invertido en la etapa del desarrollo.
¿Qué productos desarrollaron hasta ahora?
GT: Hicimos camas de alta complejidad y sistemas para casos de desastre. Junto con investigadores del Hospital de Clínicas diseñamos mesas de cirugía, y junto con el área de terapia intensiva del Instituto de Oncología `Ángel Roffo’ ideamos mesas para pacientes con problemas respiratorios. Nos surtimos con la inteligencia de otros sectores de la universidad. Ahora estamos desarrollando una nueva versión de la cama original pero con una adaptación electrónica con aplicaciones de la mecatrónica, para que un cuadripléjico pueda movilizarla con un mínimo de movimiento, y un hovercraft, que es un sistema de transporte adaptado a terrenos inundables o poco accesibles. También estamos con investigaciones no oficiales, que más bien son delirios nuestros, pergeñados en los ratos libres.
¿Exportaron alguno de estos diseños?
MM: No. Pero lo que sí logramos exportar es nuestro formato de investigación. Después de dar workshops en la Universidad de California durante tres años, las autoridades decidieron armar el Design Center for Global Needs, un centro de investigación que replica el formato de investigación que tenemos en el CIDI. Un formato que sigue vigente y que tiene que ver sobre todo con el trabajo multidisciplinario.
La Universidad de Buenos Aires le otorgó en 1995 el título de Doctor. ¿A qué se debió este reconocimiento, que es un antecedente institucional inédito?
MM: Yo presenté una tesis sobre un principio de movimiento que permite movilizar a un paciente postrado y en peligro de escaramiento mediante un software que regula posiciones en forma secuencial. Diseñé una cama –que vamos a poner como ejemplo en el workshop, porque tiene una vigencia enorme como principio teórico- que resolvió el problema de las escaras y de la atelectasia, que es la concentración de detritus en los pulmones, y alrededor de esto construí mi tesis, que fue la segunda tesis en el mundo que se defendió en forma hipertextual. Tanto el público como el jurado participaron activamente en la exposición de todo el proceso de trabajo, con sus éxitos y sus fracasos.
¿Qué opinión les merece esta iniciativa de la UNSAM?
MM: Es muy interesante. Todo lo que implique la incorporación de conocimientos es muy valioso. Hay que armar cada vez más talleres donde los profesionales puedan transmitir su experiencia y decir lo que no se dice todos los días.