El grupo musical nacido en las aulas del Centro Universitario San Martín (CUSAM) hizo la presentación oficial de su primer disco, grabado íntegramente en la Unidad 48 del Penal de José León Suárez. Con la presencia de autoridades de la UNSAM, el Servicio Penitenciario, familiares, amigos, artistas e invitados, dieron un concierto inolvidable y emotivo.
Por Paula Bistagnino – Fotos: Alfredo Srur/Equipo de Comunicación UNSAM
Apenas abrieron las puertas del auditorio del Hotel Bauen, fue evidente que las 300 butacas de la sala iban a ser insuficientes: decenas de familiares, amigos, autoridades de la UNSAM, funcionarios del Gobierno y del Servicio Penitenciario bonaerenses, defensores y hasta jueces, además de militantes sociales y políticos, se acomodaron como pudieron para disfrutar de la primera presentación oficial de Rimas de Alto Calibre.
El grupo surgido entre los muros de la Unidad 48 del Penal de José León Suárez, en un taller de versada popular que dicta el Centro Universitario San Martín (CUSAM) para los internos, ya estaba listo para salir a escena y cantar los diez temas que componen Rimas de Alto Calibre. Es su primer disco, pero además es una experiencia inédita en el continente: nunca antes se compuso y grabó un disco en una cárcel latinoamericana.
La encargada de la presentación fue la licenciada Gabriela Salvini, directora del CUSAM. “Es una noche de muchos nervios y mucha emoción. Porque este es un momento extraordinario: acá estamos todos juntos y ese es el espíritu de este proyecto educativo”. Entonces, desde el fondo de la platea se escuchó un grito femenino anónimo: “¡Aguante la cultura!”. Enseguida, otro: “¡Abajo los muros!”. Luego habló Alexandre Roig, secretario de Extensión Universitaria de la UNSAM cuando nació y se forjó el proyecto musical de Rimas –y hoy secretario académico-: “Es una noche que estamos esperando hace mucho y con gran expectativa. Esto no es sólo música, porque lo que ellos están haciendo es cambiar conceptos. Tampoco son presos o liberados; son artistas que están dejando una obra. Así debemos verlo: no se trata sólo de igualdad de oportunidades; también es igualdad de inteligencia y sensibilidades”, dijo. También tomaron la palabra la actual secretaria de Extensión, María Pía Vallarino, y el vicerrector de la Universidad, Daniel Di Gregorio, para rendir homenaje a las voluntades oficiales y anónimas que hicieron posible el proyecto. “La palabra es gratitud”, cerró Di Gregorio.
Luego de mostrar un video con la historia de la banda contada por sus protagonistas, y grabado dentro de la cárcel, el docente Lautaro Merzari dedicó el show a Fabricio, el baterista, que no pudo llegar a tiempo porque el auto que lo llevaba desde el penal de General Alvear se rompió en el camino. En su lugar tocó el músico de Virus, Nicolás Méndez. Todo el resto del grupo estuvo en el Bauen. Incluso Ariel “el Patón” Argüello, que en la presentación de diciembre de 2011 en el campus Miguelete no pudo estar porque no le habían dado el permiso judicial. Entonces sí, al fin, llegó la música con La guajira, el primer tema que compusieron y que ya es un símbolo del grupo.
Uno de los muchos momentos especiales de la noche fue cuando Juan Andrés Chilote –uno de los dos integrantes que ya están en libertad- cantó El ángel vengador, un heavy metal escrito por él antes de que comenzara este proyecto musical. Y dijo: “De las cuatro veces que caí, esta fue la única que valió la pena. Porque entré por una celda y salí por un escenario”.
Entre los músicos invitados estuvieron el ex saxofonista de Los Redonditos de Ricota, Sergio Dawi, y la cantante de Miss Bolivia, Paz Ferreyra. También tocó la guitarra y el acordeón Juan Pablo de Mendonca, quien aportó el estudio móvil con el que se grabó el disco.
Otros invitados fueron Ana Sol Torrixa, percusionista de Las manos de Filippi, y Mariano Fernández, voz de Me darás mil hijos.
Antes de terminar, mientras Lautaro presentaba a cada uno de los 12 integrantes del grupo, las palabras de “el Patón” emocionaron al público que aplaudía de pie: “Nosostros hicimos las cosas mal, pero hoy estamos acá, haciendo esto. Dejemos de hacer escuelas para delincuentes y hagamos escuelas para educar”.
El cierre estuvo a cargo de la periodista y locutora Liliana Daunes, quien leyó un poema de Marcelo Gudiño, otro de los músicos que ya está en libertad. Y además dijo: “Es maravilloso que puedan hacerse estas cosas. Eso demuestra las ganas de salir adelante y de superarse, aún en las condiciones de las cárceles argentinas, que son fábricas de pobres a las que la sociedad no mira y le da la espalda”.