Alberto Carlos Frasch, actual decano del IIB–INTECH, describe a Ugalde como “un individuo brillante, ávido de nuevos conocimientos, muy creativo y enamorado de la vida y la naturaleza. Una persona que, trabajando todo el día, todos los días del año, decía: Yo no me tomo vacaciones porque vivo de vacaciones”.

Investigador Asociado del Premio Nobel Luis Federico Leloir en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas – Fundación Campomar (IIB-FC) y responsable de su Laboratorio de Interacción Microorganismos-Plantas entre 1987-1997, Ugalde también se desempeñó como investigador superior del Conicet, profesor de Química Biológica en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y profesor titular de Microbiología en la UNSAM.

Adrián Mutto, investigador a cargo del área de biotecnología aplicada a la reproducción animal del IIB-INTECH y uno de sus principales discípulos, rememora: “Rodolfo me enseñó a amar este trabajo con el corazón y con el alma. Él falleció un 17 de agosto. En ese momento yo estaba escribiendo mi trabajo de tesis doctoral, que él, como director, corrigió hasta el 15 de ese mismo mes. No cualquiera puede comprender la importancia de este gesto. Es una muestra de su grandeza y compromiso. Lo extraño mucho”.

Rodolfo Ugalde, Luis Ielpi y Ricardo Wolosiuk

Entre muchos otros aportes significativos, Ugalde trabajó en la develación de procesos moleculares para la fijación de nitrógeno por parte de los cultivos, el descubrimiento de los mecanismos patogénicos de la brucelosis, el desarrollo de nuevas vacunas para contrarrestarlos y la clonación del primer ternero Brangus. Además participó activamente del proceso de diseño “paquetes tecnológicos” para ampliar y mejorar la producción agropecuaria de la depresión del Salado, como el cultivo intensivo de pejerrey y de hongos comestibles.

Otro de sus importantes colaboradores, Diego Comerci, actual profesor adjunto del IIB-INTECH, sostiene hoy que en respuesta a la habitual insistencia de Ugalde en la realización de nuevos descubrimientos, le diría: “Jefe, ya pusimos en funcionamiento la nueva sede del IIB, tu último gran proyecto institucional. Además el INTECH inauguró la carrera de Ingeniería en Agrobiotecnología, una carrera que seguramente te habría enorgullecido. Y como si esto fuera poco, seguimos avanzando con los proyectos de la vacuna contra la brucelosis bovina y la clonación y transgénesis de bovinos: ¡Rosita Isa dio vueltas al mundo! Por lo demás, la idea loca que tuviste hace cinco años de fabricar un aparatito que permitiera diagnosticar una enfermedad con una sola gota de sangre hoy es un proyecto consorciado con INTI y 3 PyMES locales, con los que ya hicimos el primer prototipo portátil: el NANOPOC, que permite diagnosticar en 15 minutos chagas, brucelosis y síndrome urémico hemolítico. Ya ves que seguimos transitando el camino que nos marcaste, haciendo crecer el proyecto día a día”.

Además de su trabajo en el laboratorio, Ugalde fue asesor del Gabinete Científico Tecnológico de la Jefatura de Gabinete de Ministros (1996-1999), miembro del Directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (1997-2003) y presidente de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (2000-2002). Publicó 93 trabajos científicos (58 en revistas internacionales) y registró 3 patentes de invención.

En el homenaje llevado a cabo al año de su fallecimiento, Carlos Ruta, rector de la UNSAM, dijo: “Su honestidad intelectual nos impone un destino, soñar una universidad cerca de las necesidades de nuestro pueblo y servir a la justicia. Como Ugalde, nosotros debemos pensar la universidad no sólo como un lugar de enseñanza sino también de producción de conocimiento y creatividad. Y sobre estas cuestiones debemos firmar un pacto de fidelidad”.

Rodolfo Ugalde junto a Rodrigo Sieira, Lucas Bukata, Diego Comerci, Juan Spera, Andrea Merás e Inés Marchesini

Juan Ugalde, director de uno de los grupos de investigación del laboratorio de microbiología del IIB-INTECH y además hijo de Rodolfo, confirma esta premisa. “Comprendió algo que pocos cultivan hoy en la ciencia local: que la formación de los jóvenes con honestidad intelectual es la base del desarrollo científico a largo plazo. Atravesando yo una de las tantas crisis existenciales que se sufren a lo largo de la carrera, relacionada con la lentitud en el avance de algunos descubrimientos, él me dijo: “Si no sos vos, será tu alumno, o el alumno de tu alumno”. Hoy creo entender lo que quiso decirme y trato de transmitírselo a mis alumnos: que la honestidad intelectual y el trabajo a conciencia, a la larga, dan sus frutos, aunque no necesariamente sea uno el que vaya a cosecharlos. Creo que logrando sembrar y propagar esta semilla, un país mejor puede construirse. Y esto es algo que él nos transmitió, como lema bajo el cual también vivió: siempre el optimismo”.