Escuela de Economía y Negocios
Ante la crítica situación que atraviesan los sectores académico y científico, investigadores y autoridades de la UNSAM debatieron sobre los desafíos que supone investigar hoy en la Argentina: alternativas de financiamiento, estrategias para articular con los sectores productivos, el rol de las universidades y el vínculo entre el Estado y las instituciones de ciencia y tecnología, entre otros. Fue durante la Semana de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación 2024.
Los recortes en ciencia, tecnología y educación se profundizan desde el cambio de gobierno. Esto no solo ocurre con los salarios —en el sistema universitario, la pérdida del poder adquisitivo dejó al 85 % de los docentes y al 60 % de los nodocentes por debajo de la línea de pobreza—, sino también con los programas y la infraestructura, con una caída de la función de ciencia y tecnología que puede llegar al 0,213 % del PBI, un nivel de desinversión comparable al que se produjo durante la dictadura de 1976, la crisis inflacionaria de 1992 y la debacle de 2002, según un informe elaborado por el Grupo de Economía, Política y Ciencia del Centro Iberamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (EPC-CIICTI).
Ante este panorama, ¿cuáles son las proyecciones y los desafíos que hoy enfrenta la investigación en la Argentina? ¿Cómo adaptar el sistema académico a las nuevas demandas de los jóvenes investigadores? ¿Cómo financiar proyectos de investigación y cómo transferir los desarrollos tecnológicos al mercado? Esas fueron algunas de las cuestiones que investigadorxs y autoridades de la UNSAM abordaron en la mesa de reflexión y debate “El futuro de la investigación en Argentina”, que se desarrolló el miércoles pasado en el marco de la novena edición de la Semana de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación (SIDI), organizada por la Escuela de Economía y Negocios (EEyN).
Una de las principales preocupaciones que se planteó durante el encuentro estuvo vinculada al desfinanciamiento y a la falta de políticas públicas para el sector. “Ante el vacío de políticas, creo que tenemos un campo posible para avanzar y que deberíamos acercarle al Estado propuestas serias de reforma y de políticas para alinear al sector de ciencia y tecnología estatal con los intereses del Estado”, dijo Diego Comerci, subsecretario de Desarrollo e Innovación de la UNSAM. En esa línea, el biotecnólogo destacó dos cualidades de la Universidad: estar en el conurbano y tener investigación prestigiosa. Sin embargo, esa investigación es mayoritariamente financiada por programas de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación y por el CONICET. “Esto hace que, frente al desfinanciamiento actual, el sostenimiento de nuestras actividades corra riesgo”.
Por su parte, Lucía Vincent, secretaria de Investigación de la EEyN, sostuvo: “Tenemos que hacer un diagnóstico de cómo y en dónde estamos, los grandes potenciales que tienen las ciencias en la Argentina, los grandes logros, lo valioso y todo lo que no ha sido provechoso. Por supuesto, no vamos a opinar todos lo mismo y habrá un gran debate, pero necesitamos hacer planes estratégicos, pensar en el desarrollo, en la democracia y en qué vamos a proponer como sistema científico. Y esto necesitamos hacerlo ya”.
Otra de las preocupaciones planteadas fue la necesidad de repensar los modos de hacer transferencia de conociemientos y desarrollos tecnológicos al mercado y a la sociedad. “La extensión es transferencia, pero incluso esa extensión no puede seguir siendo pensada como antes. Y ese es uno de los grandes desafíos, pensar una política certera sobre cómo transferir y producir valor con el saber que se genera desde la investigación y la academia”, señaló Silvia Grinberg, subsecretaria de Investigación de la UNSAM, que cuestionó la tendencia a pensar en términos de antinomias: “O producís un conocimiento prístino, como si existiera algo así, o haces negocio. Eso no funciona”.
En respuesta, Comerci dijo que, a diferencia de lo que ocurría cuando se creó la Universidad, hoy los alumnos demandan un cambio estrutural de sus carreras. “No piensan en investigar, sino en tener una start up”, afirmó, y agregó que también es importante repensar las grandes áreas de conocimientos en las que el CONICET organiza las investigaciones, ya que los emprendimientos de base tecnológica exitosos suelen valerse de la transdisciplinaridad e interdisciplinaridad.
Al respecto, Lilia Stubrin, directora del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT), contó que los países de la región se están apurando para atraer especialistas para formar start ups, joint ventures y empresas de base tecnológica, y que muchos de los investigadores formados en la Argentina se están yendo del país para aprovechar esas oportunidades en el exterior. “Los países limítrofes se estan moviendo rápido para atraer especialistas para formar start ups, y nosotros nos vamos a quedar sin masa crítica y sin empresas”, alertó la investigadora, que agregó que el sistema científico “tiene un rol enorme en todas las arenas del desarrollo, más allá de lo macro”.
Lxs participantes de la mesa también se refirieron a la necesidad de que, ante los discursos violentos y de odio que circulan contra el sector, la sociedad vuelva a revalorizar el rol de la ciencia. “Los gobiernos pasan, pero las universidades y el sistema científico quedan. Nuestro objetivo también tendría que ser mostrarle a la sociedad argentina que vale la pena apostar por la ciencia nacional, ver modelos científicos que hay en el mundo, los buenos ejemplos que hay, incluso en el país hay muchos, y responderle a la sociedad argentina qué tipo de ciencia le vamos a proponer”, dijo Vincent.
Para finalizar, Marcelo Paz, decano de la EEyN, se refirió a la necesidad de dialogar y tratar de llegar a acuerdos entre personas con ideas diferentes, para terminar con las categorías de “amigos y enemigos” que parecen haberse impuesto en la actualidad. “El proceso de los últimos años en la Argentina nos hizo creer que el que piensa distinto es enemigo, pero podemos ser amigos sin estar de acuerdo en todo, y la UNSAM tiene la ventaja de que muchas veces pensamos distinto: tenemos que encontrar la manera de dialogar y buscar una posición consensuada, no hay que convencer al otro, sino buscar una posición en la que todos estemos confortables”, concluyó.