#ComunidadUNSAM, Escuela de Ciencia y Tecnología, home, Instituto de Investigaciones Biotecnológicas

De nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia: Vuelven lxs científicxs a los laboratorios

Por reglamentación del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, El CONICET y el Municipio de San Martín, muchos científixs de la UNSAM volvieron a retomar sus actividades en los laboratorios. Ciencia, reencuentros, barbijos y protocolos en un Campus Miguelete que de a poco vuelve a llenarse de vida.

Por Gaspar Grieco. Fotos: Pablo Carrera Oser

Pasó casi un año, pero de nuevo están de vuelta. Traen historias de aislamientos, cuidados, teletrabajo y emociones como leñita seca. Pero con ellas no se juntarán en fogones ni se invitarán a matear. Lxs científicxs de la UNSAM están felices de verse de nuevo. Chocan sus codos y puños, conversan a la distancia con barbijos de por medio, rocían de alcohol 70 sus mesadas de trabajo y se enguantan con alcohol en gel a cada rato. 

Hasta marzo de 2021, sólo podían ingresar a los laboratorios los investigadores que trabajaran en proyectos vinculados al Covid-19. Hoy, muchxs científicxs de distintas áreas de investigación volvieron a encontrarse con sus colegas en sus mesas de trabajo ¿Qué fue lo que lo posibilitó?

El 13 de diciembre de 2020 la Resolucion 3667-2020 de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Provincia de Buenos Aires dio la primera vuelta a la llave para abrir los laboratorios para todxs lxs científicxs. La vuelta de llave definitiva que posibilitó la entrada de lxs investigarxs, la dieron las autoridades de la UNSAM en conjunto con el Municipio de San Martín que gestionan los protocolos y los avales con el CONICET.

 

“Abrir el laboratorio y ver nuestros cuadernos y todo tal como lo habíamos dejado fue raro y lindo a la vez”

Vanesa Sánchez es biotecnóloga y trabaja en el Centro de Salud y Medioambiente de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la UNSAM. Junto a su equipo de colegas, investiga los efectos de la infección crónica por toxoplasmosis en la vida de las personas mediante el uso de modelos experimentales para la evaluación terapéutica. 

“Volver al laboratorio es una emoción enorme. Estar en la mesada y hacer los experimentos que estuvimos diseñando durante tanto tiempo y sobre lo que venimos trabajando es algo inexplicable. Después de la partida abrupta que tuvimos el año pasado, llegar a abrir el laboratorio y ver nuestros cuadernos y todo tal como lo habíamos dejado fue un momento raro y lindo a la vez. Es realmente muy extraño y muy feliz”, dice Vanesa.

Durante el 2020, Vanesa y su equipo trabajaron de forma remota. Desde sus casas aprovecharon para analizar los datos resultantes de los experimentos y avanzar en la lectura de papers. “Todo nuestro trabajo se hace en equipo, así que hubo muchas videollamadas, muchas horas de zoom y tuvimos que aprender a relacionarnos de manera remota”, cuenta.

 

“No era consciente de lo que extrañaba”

Ignacio “Nacho” Fenoy es inmunólogo. Trabaja en el Centro de Salud y Medioambiente de la ECyT, emplazado en el INTI, e investiga cómo afecta el estrés materno al sistema inmune de la descendencia.

“Fue re raro entrar a la oficina y ver mi escritorio. Es como viajar a mi mente un año atrás y ver mis anotaciones y preocupaciones en ese momento. Antes de ir pensaba si me iba a acordar o no de hacer las técnicas experimentales. Pero salió todo muy bien y pude hacer mis ensayos sin problemas y estoy muy feliz”, dice Nacho.

En la cuarentena, Nacho siguió adelante con sus proyectos en “mesada seca”: “Tuve que reconvertir las investigaciones y nos orientamos mucho a cosas que se pueden hacer en  computadora. Buscamos formas de avanzar desde modelos computacionales, nos orientamos a analizar los resultados que teníamos y a escribir nuevos proyectos para lograr financiamiento”.

 

“Mi miedo era que los equipos con tubos de rayos X se dañen por estar apagados durante un año: por suerte, todo funcionó bien”

Diego Lamas dirige el Laboratorio de Cristalografía Aplicada de la ECyT, emplazado en el edificio Labocluster del Campus Miguelete. Investigador y docente de grado y posgrado, se encarga del cuidado y la puesta a punto de los dos equipos de alta tecnología: el difractómetro de rayos X de polvos y el equipo de dispersión de rayos X a bajo y ultrabajo ángulo.

“Mi miedo al volver era que los equipos con tubos de rayos X, que son bastante sensibles, se dañen por estar apagados durante un año. No es recomendable tener el equipo apagado durante tanto tiempo y para la vuelta hay que encender todo como si fuera nuevo. Por suerte, todo funcionó bien, pero trabajamos con mucho cuidado”, dice Diego. 

Durante el 2020, Diego se dedicó a brindar cursos de posgrado para estudiantes latinoamericanos y charlas de divulgación de manera remota. Hoy, ya en su laboratorio, aún se muestra cauto: “Estoy contentísimo de estar acá, pero un poco preocupado porque nuestros becarios aún no pueden venir a culminar sus tesis”.

 

“Estuve el primer año de mi doctorado en mi casa, sin trabajar en la mesada que es lo que más me gusta”

Camila Centeno Camean es becaria doctoral en el Laboratorio de Biología Molecular de Protozoarios del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM. La cuarentena la encontró recién recibida de la Licenciatura en Biotecnología, cuando empezaba a transitar su primer año como becaria investigadora. 

“Fue re difícil mi primer año como becaria porque fue muy frustrante que se haya caído el plan original que tenía de trabajar en el laboratorio. Nunca pude hacer un experimento, estuve casi todo el primer año de mi doctorado en mi casa sin trabajar en la mesada, que es lo que más me gusta”, recuerda Camila. 

En septiembre, Camila se sumó al equipo que trabaja en los testeos de Covid-19 en el Laboratorio de Bioseguridad, haciendo las extracción de ARN a las muestras que llegan desde el Municipio de San Martín. “Eso estuvo bueno porque pude salir dos días por semana de mi casa, y además sentí que yo estaba aportando algo a la lucha contra esta pandemia”, cuenta.

Hoy, ya se encuentra realizando experimentos en su laboratorio del IIB, donde investiga la biología del Tripanosoma Cruzi, parásito que causa la enfermedad de Chagas. “En enero pudimos empezar a volver al Instituto, a nuestros laboratorios. Hubo que reordenar el espacio de trabajo y acostumbrarse a la nueva normalidad de usar barbijo todo el tiempo, respetar el distanciamiento social y trabajar con nuevos protocolos”, dice Camila.

 

“Volver para mí fue un alivio porque hice la cuarentena sola”

Eliana Mailen “Mei” Fernández es biotecnóloga y trabaja en el Laboratorio de Neurobiología del Estrés del  Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM. La pandemia la sorprendió en su último año de doctorado y echó por tierra toda la planificación que había pensado para ese año. “No podía terminar de hacer los experimentos para mi tesis y a su vez no sabía si me iban a extender la beca. Me mató no poder hacer trabajo en mesada pero nos pudimos reorganizar con el grupo y empezamos a escribir subsidios y papers y hasta pudimos establecer conexión con un grupo de afuera”, cuenta.

Al igual que Camila, en septiembre Mei se sumó al equipo de testeos de Covid-19 y volvió al Campus, al cual define como su “casa” desde 2010. “Volver para mi fue un alivio porque hice la cuarentena sola. Me encanta la UNSAM y volver al lugar donde uno se siente en su casa y está con sus compañeros de trabajo que ya son familia, fue algo re lindo. Estoy muy feliz de volver”, dice.

Mei es investigadora del laboratorio que dirige Marcela Brocco. Allí se investiga cómo el estrés crónico predispone a ciertas patologías neuropsiquiátricas como la depresión.

 

“No me daba cuenta de las comodidades que tenemos acá”

Arlinet Kierbel es científica de la UNSAM y dirige el Laboratorio de Interacciones bacteria-hospedador del IIB. Al igual que mucha gente, cuando llegó la cuarentena tuvo que volver a reorganizar su vida en su casa junto a su pareja y sus dos hijos. “No es lo mismo trabajar desde tu casa. Es fundamental estar en el laboratorio y mantener el diálogo constante con colegas”, dice.

Arlinet tuvo la posibilidad de volver al laboratorio en octubre, para terminar un paper en proceso. “La vuelta a mi me dio mucha felicidad. Cuando volví me di cuenta de todas las comodidades que hay acá para trabajar. En principio fue una gran alegría volver y darme cuenta de que acá hay todo un mundo y que lo tenía totalmente naturalizado”.

El laboratorio que dirige Arlinet estudia la bacteria patógena pseudomona aeruginosa y su interacción con los distintos tipos celulares que infecta. En particular, investigan su interacción con las células epiteliales y el proceso de adhesión y agregación de esta bacteria. 

Nota actualizada el 10 de marzo de 2021

No están permitidos los comentarios.