Tras recibir el máximo reconocimiento que otorga la Universidad, el neurocientífico argentino presentó sus estudios sobre neurobiología en la enfermedad de Alzheimer. Fue el martes 5 de noviembre en el Campus Miguelete.
“Es la máxima distinción que la Universidad puede otorgar y un reconocimiento a una trayectoria dedicada a la generación de un saber que mejora las condiciones de vida de la humanidad”, dijo el rector Carlos Greco en el acto de entrega del título de doctor Honoris Causa a Carlos Ibáñez.
“Estas distinciones son parte de una tradición universitaria. Sirven para que el homenajeado sea un mentor para nuestros docentes, investigadores y estudiantes y fortalecen nuestra caracterización como universidad de investigación, comprometida con el desarrollo tecnológico y social”, agregó Greco. “Vaya el reconocimiento de una joven, humilde, pero consistente universidad a la trayectoria de alguien que trascendió las fronteras y supo instalar el conocimiento generado en el país en el ámbito internacional”, celebró el rector.
Más tarde, el vicerrector Alberto Carlos Frasch ofreció la tradicional Laudatio. “Conozco a Carlos Ibáñez desde hace más de treinta años. Él buscaba un lugar de trabajo para hacer su tesis de doctorado y nuestro grupo de investigación se estaba mudando a la Fundación Campomar, hoy Instituto Leloir. Era un buen momento para incorporar jóvenes investigadores y, al poco tiempo de conocerlo, se sumó a nuestro equipo. Fue una de las tesis más rápidas que se hizo en el Instituto. En tres años finalizó su trabajo sobre clonado y caracterización de genes de Cruzi que, en ese momento, era una tema técnicamente difícil”, contó Frasch.
“Durante su tesis doctoral, el Estado sueco le financió una estadía en Estocolmo, donde conoció a quien sería su futura esposa. Al finalizar su tesis, Ibáñez emigró a Suecia y se incorporó al Departamento de Neurociencia de la Universidad de Karolinska, donde se convirtió en profesor. En 2012, se incorporó al Departamento de Fisiología de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional de Singapur”, amplió Frasch. “Quienes han trabajado en laboratorios experimentales saben lo difícil que es formar un grupo de trabajo. Hoy Ibáñez tiene dos grupos a trece horas de distancia de vuelo entre Estocolmo y Singapur”, elogió el vicerrector.
Sobre los aportes científicos de Ibáñez, Frasch dijo: “Las proteínas que identificó para su tesis permitieron desarrollar un kit que todavía hoy debe ser el más utilizado para diagnosticar enfermedad de chagas en bancos de sangre”. Además, “entre las moléculas que caracterizó están los dos grupos que siguen siendo los más importantes para explicar los factores de virulencia del trypanosoma cruzi”. Luego, Frasch introdujo el campo de la neurobiología y mencionó los estudios de Ibáñez sobre células cerebrales y proteínas del medio extracelular. “Estos estudios son claves para el tratamiento de demencias y obesidad, entre otras afecciones. Allí se demuestra que la inhibición de la acción de un receptor puede inducir la muerte de células de melanoma (células cancerígenas en el cerebro)”, concluyó Frasch.
Luego de recibir el título honorífico y los agradecimientos, Ibáñez ofreció la conferencia “Estudios sobre la neurobiología de la enfermedad de Alzheimer”. La misma estará próximamente disponible en nuestro canal de Youtube.
De la ceremonia también participaron lxs decanxs del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB), Juan Ugalde; del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento (ICRM), Hugo Rodríguez Isarn; y del Instituto de Artes Mauricio Kagel (IAMK), Laura Malosetti Costa. También asistieron investigadorxs, estudiantes y docentes.
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