Campus de Innovación, Notas de tapa
La empresa de base tecnológica Inmunova, incubada por la Fundación Argentina de Nanotecnología desde 2016, probó con éxito un nuevo tratamiento para el mal que afecta a niños y niñas menores de cinco años. Se trata del primer antisuero contra esta enfermedad y fue desarrollado íntegramente en la Argentina.
El padre llega corriendo al hospital con su hija en brazos. Mientras espera a ser atendido, intenta calmarla para que deje de llorar. “Hizo caca con sangre y le duele mucho la panza”, cuenta en el consultorio. Se trata de los primeros síntomas que indican que la bacteria Escherichia coli ingresó en su organismo y liberó la toxina Shiga. Pero el problema más grave se produce cuando la toxina desencadena el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH).
Con un promedio de 5 mil infecciones anuales por E. coli en la Argentina, alrededor de 500 niños/as desarrollan el SUH. Esta enfermedad puede causar daños irreversibles —principalmente en los riñones—, secuelas permanentes e incluso la muerte. Según la Organización Mundial de la Salud, nuestro país tiene la tasa de niños/as menores de cinco años infectados más alta del mundo. Un 20 % de los trasplantes de riñón se realiza a causa de esta enfermedad.
Investigadores de la empresa biotecnológica Inmunova, incubada por la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) desde 2016, probaron con éxito el primer tratamiento contra el SUH. Se trata del primer fármaco desarrollado íntegramente en la Argentina y cuenta con una patente del CONICET. Consiste en un antisuero que se administra a los/as pacientes infectados con la bacteria y la toxina.
La E. Coli se contrae por contaminación en el alimento, en la carne mal cocida, en las verduras mal lavadas o de persona a persona. Esta bacteria se aloja en el intestino y allí libera la shigatoxina. Como un barco pirata, la toxina navega por el sistema circulatorio y descarga su artillería en el organismo. Con el correr de los días, puede afectar los riñones y otros órganos causando daños irreversibles.
“Desde el momento en que se contrae la bacteria y aparecen los primeros síntomas —por lo general, diarrea con sangre— hasta que se desarrolla el SUH, hay una ventana de tiempo breve, que dura entre siete y diez días. Buscamos aplicar el tratamiento en ese lapso para evitar que la toxina dañe el riñón”, explica Vanesa Zylberman, bióloga e integrante de INMUNOVA.
La primera fase de los ensayos clínicos comenzó en 2017 y se realizó en el Hospital Italiano (CABA) con resultados alentadores. El análisis se hizo en 14 pacientes adultos sanos que son parte del Registro de Voluntarios Sanos del Hospital Italiano, en los que se ensayó la toxicidad del producto. “Los resultaron dieron que el producto es inocuo. También se estudió el tiempo en que el organismo tarda en desecharlo, lo que se denomina farmacocinética. Todo salió muy bien”, dice Lucas Bukata, biotecnólogo de la UNSAM y miembro del equipo de investigación.
El paso siguiente será todo un desafío: “Iniciaremos la administración de este antisuero en centros hospitalarios de casi toda la Argentina, en niños y niñas shigapositivos ”, dice Bukata.
En 2006, el grupo dirigido por Fernando Goldbaum en el Instituto Leloir comenzó a desarrollar una molécula que contiene una parte de la toxina Shiga. Una vez lograda, la innovación fue probada en ratones y conejos con resultados positivos. Finalizados los estudios in vitro e in vivo, se llevó a cabo la primera fase del estudio clínico. Cada etapa fue regulada por organismos de control nacionales e internacionales como la Asociación Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y la Food and Drugs Administration (FDA).
“Es el primer producto biotecnológico desarrollado íntegramente en la Argentina, de principio a fin. Es muy importante porque sirve para tratar una problemática local muy grave, pero que también está presente en otros países del mundo”, dice Zylberman y habla sobre las facilidades que encontró en la UNSAM desde que llegó en 2016: “Necesitábamos expandirnos y la UNSAM nos permitió crecer. Trabajamos en los laboratorios de la FAN y del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM y nunca nos hicieron cuestionamientos”.
Para poder aplicar el tratamiento a tiempo, ni bien el niño/a es diagnosticado/a, es necesario contar con un test de diagnóstico rápido. Si bien ya existe uno en el mercado, la empresa de base tecnológica Chemtest del IIB y los científicos de INMUNOVA están trabajando en el diseño de otro kit más eficaz y que permita abaratar costos. “El kit que estamos desarrollando diagnostica muy bien y muy rápido”, celebra Zylberman.
El SUH y la hamburguesa
El Síndrome Urémico Hemolítico afecta principalmente a niños/as menores de 5 años —la enfermedad ataca con mayor virulencia en riñones más pequeños—. Además, a esa edad el sistema inmunológico no está completamente desarrollado. Entre un 15 y un 20 % de los niños shigapositivos pueden contraer la enfermedad y, de ese porcentaje, son altísimas las probabilidades de que se generen daños graves en el riñón, secuelas permanentes e incluso la muerte.
La bacteria Escherichia coli está presente en el tracto digestivo de la vaca, que la expulsa a través de la materia fecal. Son las malas condiciones sanitarias de la faena lo que puede causar la contaminación de la carne que consumimos, pero también los sistemas de riego en frutas y verduras cercanas a lugares de pastoreo de ganado.
¿Y qué pasa con la hamburguesa? La bacteria suele añadirse a la superficie de la carne, por lo que la cocción de un churrasco la mata al instante. Pero claro, en la carne picada la superficie se mezcla con el centro y si una hamburguesa no está bien cocida la bacteria sobrevive.
“En la Argentina tenemos cepas de E. coli que son más virulentas que en otras partes del mundo. Por eso insistimos hasta el cansancio en que hay que lavarse bien las manos, lavar bien las frutas y las verduras y cocinar bien la carne y todos los alimentos”, concluye Bukata.
Campus de Innovación, desarrollo de base tecnológica, síndrome urémico hemolítico
Como pediatra una maravillosa noticia y un orgullo por una investigacion argentina