Escuela de Humanidades

“¿Es posible justificar el derecho a disponer de la vida ajena?”

La investigadora Griselda Gaiada dictará el seminario “Los lobos del hombre. Estrategias de guerra y paz”, en el marco del Doctorado en Filosofía de la Escuela de Humanidades. El curso abordará la polaridad “polemología-irenología” que tensionó al pensamiento filosófico en el campo de los estudios estratégicos. En esta entrevista reflexiona sobre las nuevas modalidades de lo bélico y las implicancias de la despersonalización del derecho de guerra.

La investigadora Griselda Gaiada dictará a partir de noviembre el seminario “Los lobos del hombre. Estrategias de guerra y paz”, en el marco del Doctorado en Filosofía de la Escuela de Humanidades. El curso abordará la polaridad “polemología-irenología” que tensionó al pensamiento filosófico, mostrando la incidencia que tuvieron las ideas de sus principales exponentes (Hobbes, Hegel, Schmitt, Leibniz, Kant, entre otros) en el campo de los estudios estratégicos.

Griselda Gaiada es doctora en Filosofía por la Universidad Nacional de La Plata, investigadora del CONICET por la Universidad de la Defensa Nacional y miembro del Directorio de la Société d’Études Leibniziennes en Langue Française. Sus temas de investigación versan sobre la Filosofía Moderna y Política, con especial interés en la reflexión sobre la guerra. Realizó estancias de investigación post-doctorales en la Sorbona y en el Instituto de Estudios Avanzados de Nantes. Ha publicado libros, artículos y traducciones en el ámbito de la Filosofía Moderna leibniziana.

En esta entrevista, desde una perspectiva centrada en la guerra como problema filosófico, habla de las nuevas modalidades de lo bélico; de la crisis de las estructuras, conceptos y diferenciaciones que lo ordenaron durante más de trescientos años; y de las implicancias de la despersonalización del derecho de guerra. “La guerra ha sido objeto de diversas disciplinas, sin embargo, la Filosofía parece situarse en la raíz misma del problema de la guerra por haberse planteado la pregunta posiblemente más obvia, aunque también la más difícil de responder: ¿es posible justificar la guerra? ¿Es posible justificar el derecho a disponer de la vida ajena?”, reflexiona Gaiada.

¿Cómo tensionó al pensamiento filosófico la polaridad “polemología-irenología” en el campo de los estudios estratégicos?

La polaridad en cuestión nace de la respuesta que demos a la pregunta por la justificación de la guerra. Dicho de otro modo, podemos responder a ella en términos afirmativos o negativos, pero no sólo eso. Puede tratarse de una respuesta siempre afirmativa, siempre negativa, o bien a veces afirmativa y a veces negativa; modalidades que lógicamente revelan diferentes posiciones filosóficas con relación a la gran cuestión de la justificación de la guerra. Mientras que el belicismo sostiene que toda guerra está justificada como el ejercicio del derecho del más fuerte, el pacifismo cree que toda guerra resulta injustificada desde el punto de vista moral. Esta polaridad expresa los dos extremos que han tensionado al pensamiento filosófico, entre los cuales se encuentra una gran variedad de abordajes de la guerra y de la paz como objetos de la filosofía. Es frecuente que se diga que ha habido una gran filosofía de la guerra, al menos desde Hobbes, pero que ello no ha tenido su equivalente en una “gran filosofía de la paz”, salvo ciertas excepciones como Saint Pierre o Kant. Como veremos, los estudios irenológicos no son pocos, aunque el campo de la estrategia, por razones obvias, haya exacerbado el polo polemológico.

¿Cómo se relacionan los conceptos de Estado, derecho de guerra y guerra privada?

En la Filosofía moderna se anuda la trabazón entre los conceptos de Estado, soberanía y jus belli, y en ella encuentra su origen la definición jurídica de guerra que sigue siendo en esencia la que movilizan los principales documentos de derecho internacional: la guerra es una competencia de los Estados soberanos. Sin embargo, esta definición se muestra problemática o insuficiente en los hechos, a causa de la evolución proteiforme de la guerra, singularmente vertiginosa en las últimas décadas, y la aparición en escena de nuevos actores que la practican sin responder a una lógica estatal. Dicho de otro modo, la guerra, en el sentido lato de una interrupción de la paz, puede ser llevada a cabo por sujetos no reconocidos por el derecho internacional, y de hecho suele ser el caso de un modo cada vez más frecuente en Irak, Libia, Siria, Yemen y Ucrania. Asistimos en cierto modo a una reaparición de la guerra privada que en general asume dos caras: por un lado, la insurgencia no-estatal, hoy en día predominantemente de carácter yihadista; por otro lado, los ejércitos privados o compañías de mercenarios.

¿Qué conceptos filosóficos hicieron posible el surgimiento del Estado soberano moderno?

Suele afirmarse que la Paz de Westfalia (1648), que puso fin a una de las guerras más despiadadas de la humanidad, ha sido la partera del Estado soberano moderno. Esto es acertado desde el punto de vista histórico, pero es preciso comprender cuál ha sido el proceso de pensamiento que lo hizo posible. La diferencia con otras formas políticas previas como la polis, el Imperio romano o el Sacro imperio, radica en que el Estado moderno ya no podrá ser pensado ni como una unidad espiritual de cuerpo eventualmente mudable, como fueron concebidas ciertas comunidades antiguas, ni como un cuerpo combinando más de un principio rector, cuyo ejemplo más elocuente lo dio el orden político de la Europa medieval. Por el contrario, la “materia” o cuerpo de la estatalidad se compone de los individuos que se agregan en comunidad sobre un suelo, lo que actualmente encuentra su expresión jurídica en el concepto de integridad territorial, y su “forma” está dada por la forma de gobierno adoptada (independencia política derivada del derecho de autodeterminación), diversamente declinable, como por ejemplo democracia, monarquía, o aristocracia. De este hilemorfismo se desprenden, a mi entender, los dos rasgos principales de la soberanía, tal como es definida hoy en día en la Carta de Naciones Unidas, y por tanto, el jus ad bellum que le está asociado como derecho a la defensa.

¿Estos conceptos están hoy en crisis? ¿Por qué?

No dejamos de escuchar a los medios de comunicación afirmando que el derecho post-II Guerra Mundial está en crisis. Sin duda es así. Y a ello habría que agregar que también lo están, lógicamente, los conceptos que se encuentran en su fundamento y sirvieron para forjarlo. Ocurre que la guerra interestatal, aunque se trate de la sola guerra por derecho, no es en los hechos la única guerra ni mucho menos convierte a la otra en no-guerra. A juzgar por la actualidad, hay mucha más guerra sin acto jurídico que guerra en el sentido ya clásico del término. El problema mayor parece ser que, en ausencia del carácter estatal de lo bélico, ya no hay posibilidad de guerra limitada. El terror, la práctica de la muerte indiscriminada es más que la simple violación del principio de discriminación del jus in bello: es el desconcierto del jurista del derecho internacional ante la vacuidad de sus definiciones, es la impotencia de un mundo pensado como comunidad de estados con exclusivo derecho para hacerse la guerra, es la imposición del decisionismo de la condotta o de la fe para obligar a dar muerte y a sacrificarse en la muerte, es la negación misma de toda demarcación nítida entre guerra y paz. En suma, el vacío legal ante las nuevas modalidades de la guerra parece ser reflejo de la crisis de las estructuras, conceptos y diferenciaciones ordenadoras de la existencia durante más de trescientos años.

¿Qué implicancias tiene el proceso actual de despersonalización de la facultad militar?

Si la Filosofía moderna pensó al Estado como un proceso de personificación (persona civilis, persona civitatis, persona juris gentium), entendido como la concentración de la facultad bélica en la persona del soberano, la despersonalización del jus belli acarrea múltiples implicancias, la más grave de las cuales parece confrontarnos con el colapso de las codificaciones del jus in bello debido a una dispersión inusitada del jus ad bellum. En el seminario veremos hasta dónde pueden llegar las consecuencias de esto. Por lo pronto, valga concluir que preguntarse por la transformación de la guerra equivale a reavivar bajo una nueva lente el gran problema filosófico de la guerra, que la Filosofía moderna parecía haber resuelto. A saber: ¿quién estaría justificado a disponer de la vida ajena en ausencia de la unidad estatal?

Seminario: Los lobos del hombre. Estrategias de guerra y paz.
Carga horaria: 18 horas totales
Días y horarios de cursada: Martes a las 16 h.
Fecha de inicio: 5 de noviembre
Cantidad de encuentros: 7
Carrera para las que se dicta la asignatura: Doctorado en Filosofía
Contacto: doctorfilosofia@unsam.edu.ar
Docente: Griselda Gaiada

Nota actualizada el 18 de octubre de 2024

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