Escuela de Economía y Negocios, Sin categoría

“La inclusión para el empleo mejora el ambiente laboral y el nivel de productividad”, dice Charlie Rivero, dueño de Zafrán.

Entrevista a uno de los socios fundadores de una empresa de alimentos que desafía los límites de la inclusión desde su planta de producción ubicada en San Martín

En el 2012, con el propósito de mejorar la alimentación, nace Zafrán, una empresa alimenticia fundada por Charlie Rivero Haedo y Nito Anello,  luego en 2016 se suma a la sociedad Diego Salmain. En 2017, Zafrán abre la planta de producción propia para la fabricación de barras de frutos secos, con depósito y oficinas en el Partido General San Martín. Con la misma marca hoy comercializan granolas, galletitas integrales, snacks de frutos secos sin TACC; tienen una marca para público infantil de productos orgánicos, Zafranito, con la que comercializan galletitas dulces integrales y cereales Sin Tacc, y además, producen barras para terceros: para Nat (Farmacity) y Extra (Carrefour).

Zafrán cuenta con 44 empleados/as, de los cuales un 51% son personas con barreras de acceso al empleo. La inclusión laboral es uno de los pilares de la misión de esta PyME junto con el impacto socio ambiental y económico. En esta entrevista con uno de los socios fundadores, Charlie Rivero Haedo, conocemos un poco más sobre la historia, el triple impacto y la relación de Zafrán con el Municipio de San Martín y la UNSAM.

 

¿Cómo surgió Zafrán y por qué se decidió instalar en San Martín? 

Zafrán surgió hace 12 años. Con Nito Anello somos amigos, veníamos de la idea de la alimentación, buscando un producto nutritivo y saludable, y empezamos haciendo unos snacks de frutos secos. Vendíamos por internet al principio y luego a comercios. Con el tiempo empezamos a trabajar con barras de frutos secos y galletitas integrales. Siempre buscamos que los productos sean de pocos ingredientes, en lo posible integrales, sin exceso de azúcar, grasa, sal, y sin conservantes ni aditivos. Como las barras funcionaban muy bien, hace 7 años decidimos poner nuestra planta propia y pensamos en San Martín, una localidad cercana a Capital, con muy buenos accesos y disponibilidad de galpones. Abrimos nuestra primera planta en Villa Lynch, y empezamos con nuestra producción de barras de frutos secos. El espacio también nos sirvió de depósito para el resto de los productos que trabajamos: galletitas, mixs de frutos secos y granolas. En ese lugar estuvimos 5 años, y después nos mudamos a un predio más grande también en Villa Lynch, en donde triplicamos espacio: hoy tenemos más o menos 2.000 m2. 

 

¿Zafrán produce y distribuye a todo el país? 

Nosotros producimos en San Martín las barras de frutos secos, y después tenemos otros fasones que nos producen las galletitas integrales, los cereales y las granolas, estas últimas, por ejemplo, las hacemos en una Asociación Civil que se llama Granja Andar. Todo eso, ya sean las barras nuestras o lo de fasón, se distribuye a supermercados, dietéticas, empresas, máquinas de vending, y más, de todo el país.

 

¿El 50% de la planta es personal femenino? 

Hoy tenemos exactamente el 45% de cupo femenino, de ese porcentaje el 51% tiene barrera de acceso al empleo, ya sea personas con discapacidad, madres solteras y/o personas que no saben leer ni escribir. Hay roles que son históricamente masculinos, que en nuestra fábrica están ocupados por mujeres: la jefa de planta es mujer, en el depósito hay mujeres, en cocción también hay mujeres, la encargada de marketing y la encargada de nuevos desarrollos también. Son posiciones variadas y de jerarquía, como en el caso de la jefa de planta. 

 

Respecto a las políticas de inclusión laboral que profundizan desde la empresa ¿Cuáles son los desafíos a la hora de trabajar justamente dicha inclusión? ¿Y qué recomendarían a otras empresas o PyMEs para empezar a abordar esta problemática? 

El primer desafío -y el más difícil- es que son muchos los sectores con barreras de empleo. Hay muchas personas a las cuales ayudar, y es muy reconfortante poder brindar oportunidades a quienes la tienen más difícil. Con el tiempo esta inclusión mejora el ambiente laboral y el nivel de productividad, porque no es que por trabajar con personas con discapacidad o de un taller protegido la productividad va a ser menor, sino todo lo contrario. 

Como hay muchos colectivos, el desafío está en la variedad y eso es nutrirse. Nosotros hoy tenemos en el depósito una persona que es hipoacúsica, entonces nos tuvimos que aggiornar para comunicarnos, en las reuniones del mes viene una intérprete de señas y en otras capacitaciones que hacemos también lo consideramos. Para las madres solteras, por ejemplo, es brindarles la oportunidad de que también estén con su familia si lo necesitan. Tenemos personas que no saben leer ni escribir, entonces la comunicación con esas personas tiene que ser un poco diferente, pero buscamos también que vayan aprendiendo.

Y lo otro que pensamos a nivel de inclusión es tratar de que sea en todas las áreas. No pensar que porque tenemos una planta con línea de producción va a ser inclusión solamente en el sector productivo. Hay varios sectores y un montón de maneras de incluir. Y el consejo es no bajar los brazos, hemos trabajado con personas liberadas y fue un aprendizaje muy grande aunque en ese momento no estábamos capacitados. Pero yo les diría que se animen, la verdad es que no hay nada más lindo que dar trabajo. 

 

Sobre el triple impacto de Zafrán desde lo social, lo económico y lo ambiental, ¿Desde donde trabajan el impacto ambiental? 

Nuestro propósito es mejorar el mundo a través de la alimentación, que nutra, genere trabajo inclusivo y regenere la tierra. Una de las maneras que tenemos es trabajando con productores directos, haciendo alianzas con productores que sabemos cómo trabajan la tierra, la harina agroecológica se la compramos a Fincas del Paraíso, trabajar con productores de almendra y azúcar mascavo que son productos más integrales,conociendo al productor, eso es una manera muy interesante de trabajar con el planeta. Después desarrollamos un producto que es una barra de algarroba y nueces, que se hace con algarroba que es recolectada del monte chaqueño y eso da trabajo a la comunidad, antes este árbol era podado para hacer leña, eso también es mantener la regeneración de la tierra.

 

En la planta trabajamos mucho con eficiencia energética, tenemos detectores de movimiento para las luces, luces LED, el 25% de la energía es brindada por paneles solares que pusimos en el techo y queremos comprar más, no solo para reducir los costos y consumir menos energía, sino también para que en el tiempo ocioso dársela al sistema, ser nosotros generadores de energía. Trabajamos muy conscientes el reciclado, en alimentación se trabaja con plástico y es un desafío reciclar, trabajamos constantemente con nuestros productos, la certificación de de las cajas son FSC, con lo cual todo el papel sabemos de los orígenes porque trabajamos con buenos proveedores. Formamos parte de “1% for the Planet”, que es una agrupación mundial en la cual el 1% de la facturación de la empresa la donamos a causas que están asociadas directamente a generar soluciones ambientales. 

 

La importancia de la asociatividad y la vinculación para las PyMEs

¿Pensás que existe algún tipo de diferencial respecto de la relación de la municipalidad con el sector productivo? 

Desde el municipio de San Martín siempre estuvieron activos y tenemos buena relación con la gente de Producción y de Capacitación. Participamos de la Expo PyME; de capacitaciones que nos brindan junto a la Escuela de Economía y Negocios de la UNSAM, como la propuesta Directorio Ampliado, un espacio de encuentro con otrxs empresarixs del Partido; trabajamos con talleres protegidos y cooperativas del sector; con pasantías, brindando una primera oportunidad de empleo a personas con discapacidad, trabajamos con muchas personas que ingresaron con una pasantía y después los incorporamos a la planta permanente, tanto en la línea de producción como en el sector administrativo. También trabajamos con el taller Fueguitos, que es un taller protegido de personas con discapacidad a cargo de la Municipalidad donde está parte de nuestro proceso de empaquetado. Adherimos también al Manual de Buenas Prácticas para la Igualdad de Género en Organizaciones Productivas, desde ese lado también la municipalidad nos brindó capacitación y asesoramiento para poder estar en ese protocolo que es muy importante en este momento. Trabajamos con inclusión en todos los niveles y el 50% de la nómina es femenina, por lo cual es importante también tener un protocolo en caso de que pase algo, además de brindar capacitaciones. 

 

¿Cómo está influyendo la participación en Directorio Ampliado, una propuesta pensada por UNSAM y el Municipio? 

Bien, es muy gratificante conocer otras industrias de la zona y otras personas, hay una muy buena colaboración con las personas que trabajamos, conocer otras industrias, otras complicaciones, otros desafíos y sirve también para abstraerse un rato del día a día, poder charlar con colegas y pensar en mejoras en la actualidad y en mejoras para el futuro, además de generar muy buenas relaciones e impulsando a la industria acá en San Martín, si nos apoyamos entre los que estamos en San Martín vamos a mejorar todos,

Ya conocí posibles proveedores, posibles clientes también, entonces también está bueno poder compartir las buenas noticias entre más personas del sector. Obviamente también la UNSAM trae personas a disertar que son muy interesantes y aprovechamos para seguir la relación con la municipalidad, conocer las ideas que tiene la municipalidad y la Universidad, aprovecharnos también para acercar complejidades que estamos teniendo, entonces que la municipalidad escuche también a varios empresarios pymes, creemos que va a ser bueno para que nos ayuden a mejorar y a traer soluciones a algunos inconvenientes o los límites que podamos estar teniendo en general. 

 

Respecto a la industria del agro y a la industria alimenticia en particular, ya yéndonos de San Martín, ¿Cómo ves el sector y cómo pensás que podría aportar a lo social? 

Creo que en general se puede aportar a lo social desde mejorar las prácticas de elaboración, usando una menor cantidad de agrotóxicos, químicos, para buscar productos más orgánicos y agroecológicos, lo cual regenere la tierra y no la lastime. Se puede trabajar mucho con organizaciones sociales y con comunidades en los diferentes lugares. Nosotros trabajamos con el monte chaqueño, con una asociación que son emprendedores por naturaleza, están capacitando y relacionándose con las comunidades del monte chaqueño, para mejorar la vida. Pensá que antes las personas que vivían ahí veían un árbol algarrobo, lo talaban, vendían la leña y con eso comían, y hoy en vez de talarlo están enseñando a recolectar la chaucha y a conectarlo con otras empresas que hacen la harina, y eso también les da una posibilidad de mejora y un trabajo continuo. O sea, creo que también empezar a trabajar con comunidades y pequeños productores va a hacer que se mejore todo a nivel social.

¿Y ves que se está empezando a contagiar de esta mirada el sector productivo? Es minoritario hoy, pero está virando y hay muchas empresas que están empezando a modificar estos aspectos. Nosotros trabajamos con muchos proveedores que están creciendo a la par nuestra en alcance y en prácticas. Creo que de a poco van apareciendo nuevos productores, conocemos gente que hace el vino orgánico, hace el olivo orgánico, y de a poco se irá viendo en los comercios a medida que las personas también cambien sus hábitos de consumo.

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Nota actualizada el 2 de agosto de 2024

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