Texto: Karin Miller

¿Es para mí la universidad? ¿Puedo estudiar y trabajar? ¿Qué salida laboral tiene la carrera que me interesa? ¿Y si me equivoco? Estas son algunas de las muchas preguntas que se hacen los jóvenes y adolescentes que se acercan a participar del Servicio de Orientación Vocacional y Ocupacional (SOVO) del área de Extensión de la Escuela de Humanidades. Se trata de una propuesta gratuita y abierta a la comunidad, dirigida a jóvenes y adolescentes que estén finalizando la escuela secundaria. Busca colaborar en el esclarecimiento de los intereses, motivaciones, dudas y temores que surgen en la culminación de esta etapa y la transición a la siguiente.

El SOVO se originó en el año 2013 en el marco del Programa Psicopedagógico para Adolescentes (PPA), desde la Cátedra de Orientación Vocacional Ocupacional y Laboral de la carrera de Psicopedagogía. Adriana Gordon, coordinadora general del servicio, señala que se creó con un doble propósito: “Generar un espacio, por un lado, de participación de estudiantes y graduadxs de la carrera para la formación psicopedagógica en el campo de la orientación vocacional ocupacional desde una práctica supervisada; y por el otro, de apertura asistencial a la comunidad de la población adolescente en el acompañamiento en sus proyectos vocacionales”.

Gordon explica que en un contexto social y educativo cada vez más complejo, en donde los jóvenes se enfrentan con un amplio abanico de opciones y desafíos al momento de definir su proyecto de vida, resulta fundamental que puedan contar con un espacio de orientación que los acompañe en el proceso y responda a sus demandas. Afirma: “Nuestro objetivo es  acompañar a  adolescentes y jóvenes en la construcción de proyectos educativos y/o laborales a partir de la reflexión singular y colectiva, en la búsqueda de aprender a elegir de manera asertiva, con propósito y mayor convicción”. La especialista asegura que en muchos casos existe cierta desorientación en el conocimiento de sí mismos. 

Gordon señala que desde la tarea orientadora, se favorecen “espacios de escucha atenta, colaborando en el esclarecimiento de los intereses, dudas y temores que surgen en la transición, la culminación e inicio de una nueva etapa plena de incertidumbre”. Desde el servicio se trabaja sobre el conocimiento de la realidad socio-económica, cultural y laboral. Se proponen instancias de reflexión para profundizar en los procesos de toma de decisión a la hora de elegir un estudio u ocupación. “Los y las adolescentes que participan en este espacio nos interpelan desde sus diversas realidades y nos invitan a reflexionar sobre los nuevos dilemas vinculados con la proyección de futuro”, agrega Gordon. Asegura que el SOVO parte de reconocer a la educación como un derecho fundamental y busca contribuir al desarrollo de capacidades y oportunidades de estudio y aprendizaje, favoreciendo espacios para habilitar la pregunta y colaborando en la construcción de proyectos de vida saludables. 

El servicio realiza principalmente talleres presenciales grupales, aunque también se realizan otros tipos de acompañamientos, cuando se presentan consultantes que así lo requieren. En 2023, más de 100 personas participaron de estos espacios. El SOVO recibe a adolescentes del último año de escuelas medias de San Martín y otros partidos, a jóvenes que por diferentes motivos hicieron un intervalo tras terminar la secundaria o la concluyeron más tarde, y a estudiantes cursantes de carreras terciarias o universitarias que se replantean su continuidad. 

Verónica Loaglia y Lucía Monsalvo, integrantes del equipo de orientadores, cuentan que en los talleres, lxs docentes y voluntarios que forman parte del servicio trabajan a partir de diversos recursos. Uno de ellos es el “panel de experiencias”, en el que estudiantes avanzadxs de distintas carreras, con trayectorias disímiles, cuentan sobre su transitar en la vida universitaria y su desarrollo profesional. Allí lxs jóvenes/adolescentes que participan de los talleres les hacen preguntas sobre sus experiencias, inquietudes, miedos y expectativas. 

“La modalidad que usamos es la de taller vivencial grupal, acompañando los procesos individuales de cada uno de los integrantes, con una cantidad no mayor a 15 jóvenes, para poder sostener el espacio de escucha”, señalan Loaglia y Monsalvo. Se trata de talleres de 2 o 3 encuentros coordinados por profesionales psicopedagogxs. “En ellos se trabaja de manera conjunta y reflexiva sobre el autoconocimiento y sobre la información acerca del sistema educativo y la educación superior, además de propiciar las herramientas necesarias para saber cómo y dónde buscar. Se hace hincapié en la escucha y el diálogo compartido, con actividades tanto grupales como individuales”, explican.

Loaglia y Monsalvo dicen que como orientadoras aprendieron “de la flexibilidad, de interpelarnos en nuestras propias prácticas y  replantearnos  la lógica de nuestras intervenciones, de la importancia de planificar y pensar los encuentros y actividades, pero también de recibir las búsquedas y necesidades de cada participante y de cada grupo, para repensar los espacios de escucha”. Además, participar del SOVO les permitió pensar la trayectoria estudiantil como un camino particular, con sus tiempos y formas variadas, pero que también se enriquece e impulsa a partir de la trayectoria compartida. Cuentan que apuntan a gestar un espacio amoroso, divertido, participativo, de escucha, y dar lugar a las nuevas formas de comunicarse y vincularse, respetando la singularidad de cada unx. 

Micaela Amore integra el equipo de orientadores del SOVO. Comenzó a estudiar Psicopedagogía en la EH en 2018 y se sumó al servicio como adscripta. “Es una experiencia enriquecedora que me desafió a pensarme como profesional. Desde el acompañamiento a otros y otras me planteé también mis propias dudas ocupacionales. Resignifiqué los sentidos del trabajo en equipo, aprendiendo de las diferencias, de las experiencias de mis compañeras y docentes. Reafirmé la idea de que nadie aprende solo”, expresa. Explica que la orientación vocacional la invitó a construir nuevas preguntas, a investigar, a  indagar en cómo se vive hoy elegir una carrera, en qué es lo que priorizan las adolescencias de hoy en relación con las de ayer, en la formación de quienes acompañan los procesos vocacionales, entre otras cuestiones. 

Amore señala que los talleres buscan generar “momentos de interioridad, de reconocimiento de los propios gustos e intereses, de compartir sensaciones” y permitir que lxs jóvenes reconozcan que no están solxs en las tensiones que trae el terminar el secundario. “Trabajamos como un solo equipo entre las docentes de la cátedra y las voluntarias. Proyectamos espacios que sigan trazando puentes entre instituciones educativas, que puedan acercar herramientas para vivir el proceso de la toma de decisiones desde una mirada crítica, cuidada y personal de forma comunitaria, desde el encuentro con un otro”, asegura Amore.

Giuliana tiene 18 años y participó de los talleres de orientación vocacional que realiza el SOVO. “El taller me sirvió porque me sentí más acompañada, sabiendo que había gente en la misma situación que yo, de no estar tan segura, de no tener una idea concreta de lo que querés hacer”, reconoce. “Me parece un buen espacio también para conocer otras experiencias y aprender, analizar también mejor las opciones que nos da la universidad y saber qué herramientas podemos usar para informarnos y estar un poco más seguros de lo que queremos hacer”, agrega.

Si querés participar de los talleres, podés escribir a sovo-ppa@unsam.edu.ar

Servicio de Orientación Vocacional y Ocupacional