Escuela de Humanidades, LICH - Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas
El profesor e investigador de la Universidad de Teyko (Japón) visitará la UNSAM para participar de la Escuela de Verano del Doctorado en Ciencias Humanas. Referente en temas de educación y tecnologías en la era posmedia, su reflexión se inspira en el pensamiento crítico de Gilles Deleuze, Félix Guattari y Bernard Stiegler. A partir de estos autores, entiende la tecnología como potencialmente curativa o venenosa.
Joff Bradley llegó hace más de dos décadas a Japón, poco después de doctorarse en Filosofía en Inglaterra, su tierra natal. No hablaba ni una palabra en idioma nipón, pero su interés por el país asiático estaba dado por una mezcla de inquietudes literarias, artísticas y estéticas, además de una búsqueda concreta de nuevos horizontes laborales.
Hoy Bradley es profesor en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Teikyo (Japón) y en otras universidades de Tokio y Kanagawa. Además se desempeña como vicepresidente de la International Association of Japan Studies. Investiga temas relativos a la enseñanza y las tecnologías en la era posmedia cruzando el pensamiento crítico de los filósofos franceses Gilles Deleuze, Félix Guattari y Bernard Stiegler. “Hay una cierta intoxicación con las tecnologías. Guattari señala, con razón, que la vida para muchos de nosotros es casi un infierno total. Y eso es especialmente cierto en el sistema educativo japonés”, reflexiona pocos días antes de arribar a la UNSAM para participar de la Escuela de Verano del Doctorado en Ciencias Humanas, en la que brindará el seminario “Critical posmedia and technical objects: Deleuze, Guattari and Stiegler” (que contará con traducción). “Siempre me ha gustado enseñar a estudiantes japoneses, pero lamentablemente esa alegría en este momento en Japón está siendo puesta a prueba por la naturaleza hipercompetitiva de la sociedad japonesa”, señala.
Algunos de sus libros más recientes son Deleuze, Guattari and the Schizoanalysis of Postmedia (2023), Bernard Stiegler and the Philosophy of Education (2021), Educational Ills and the (Im)possibility of Utopia (2020) y Pedagogy of Cinema (2016), entre otros.
En esta entrevista, se refiere a los efectos devastadores que pueden tener las tecnologías sobre el deseo y la subjetividad, y a la forma en que la industria del marketing se apropió de internet, y plantea las posibilidades que ofrece la tecnología para transformarse en una cura a los males de este siglo y el rol de la filosofía en todo este lío para evocar un futuro más promisorio.
¿De qué manera entiende la era posmedia?
Esta era está dada por la revolución informática que comenzó a globalizarse en la década deel noventa y ofreció a la imaginación nuevos “universos de referencia”, como dice Guattari. La tecnología asistida por computadora abrió diferentes formas de ver el mundo, diferentes formas de explorar información y modos de manifestar los conocimientos. La era posmedia, entonces, vio a las microtecnologías como más democráticas, capaces de darle al público más libertad para manipular las tecnologías de manera creativa. Por ejemplo, el sintetizador cambió nuestra comprensión de lo que es y puede ser la música y abrió la posibilidad de que todos participen en este acto creativo de cortar el sonido y remezclarlo.
Algunos arqueólogos de los medios, e incluso quienes los piensan desde un enfoque materialista, plantean la necesidad de analizar las tecnologías mediáticas como algo irreductible a lo que pensamos de ellas, o incluso a cómo las usamos. ¿Le resulta productivo proponer formas alternativas de pensamiento en la línea de Deleuze y Guattari?
Nunca me ha interesado hacer una sociología de los medios o una sociología de los posmedios o averiguar cómo son los niños japoneses, chinos o coreanos utilizando la tecnología. Pero me han interesado los diagramas de Deleuze y Guattari y su filosofía como una especie de crítica de esa realidad. Y creo que mucha sociología no hace críticas, no busca algo más allá de la forma en que organizamos nuestras vidas. De alguna manera, la arqueología de los medios es retrospectiva, nunca es prospectiva. Y lo que tiene que hacer la filosofía es evocar un futuro alternativo, tratar de imaginar otra forma de vivir más allá de la manera en que organizamos el mundo.
¿Cuáles cree que son los peligros y las potencialidades liberadoras que encierran las tecnologías de la comunicación y la información?
Justamente de esto es de lo que voy a hablar en Argentina. En la filosofía de Bernard Stiegler encuentro una continuación del pensamiento de Félix Guattari en el sentido de que intenta comprender la forma en que la tecnología moderna puede tener efectos muy devastadores sobre el deseo. Y no basta con rechazar la tecnología. Tenemos que entenderlo farmacológicamente, como veneno y como cura. Entonces, una de las cosas que estoy tratando de conectar de alguna manera es la interpretación de Guattari de la tecnología o posmedia o microtecnologías y cosas así, y la filosofía del pharmakon de Bernard Stiegler, entendiendo las posibilidades venenosas y terapéuticas de la tecnología.
¿De qué manera le parece que en este momento la tecnología puede tener efectos devastadores sobre el deseo?
Creo que Guattari vio que hay una especie de represión de la subjetividad, especialmente de los jóvenes. No es el surgimiento de nuevas formas de subjetividad, sino la represión, lo que es devastador. Guattari observó esto pero se mantuvo “desesperadamente optimista”. Insistió en que se pueden abrir algunas formas de comunidades de resistencia donde podrían ser posibles nuevas subjetividades. Es decir, puede haber nuevas exploraciones del deseo, nuevas relaciones con el futuro, nuevas formas de visualizar el futuro. Pero admitió que esto es cada vez menos factible.
Pero creo que Stiegler continúa el tema donde lo dejó Guattari. Stiegler entiende que la formación de la World Wide Web se volvió tóxica, ya que ha sido absorbida por la industria del marketing. Piensa en cómo el cine ha sido tomado por grandes empresas globales y eso significa capturar el deseo. En lugar de que las nuevas tecnologías sean más democráticas y abran nuevas vías para la creatividad, parece que se ha producido una desvinculación entre los impulsos y el deseo. Lo que quiero decir con esto es que las industrias del marketing han apelado a los impulsos básicos y, una vez que eso sucede, se corta la relación entre los impulsos y el deseo. Esto significa que hay un problema o un déficit de sublimación. No hay elevación de lo sublime, lo que en cierto modo significa que cada vez hay menos base para el cuidado de los demás, el cuidado del otro, lo que tiene efectos devastadores en nuestra vida social. Y si los impulsos toman el control y actuamos según los impulsos, esto es devastador para la sociedad en general.
¿Cómo entiende que son las posibilidades “venenosas” y “terapéuticas” de la tecnología?
Esto se llama pharmakon en el lenguaje de Stiegler, y esto sugiere la posibilidad de que la tecnología pueda ser curativa o venenosa. No se trata de rechazar la tecnología como un ludita ni de adoptar la tecnología sin pensar, sino de encontrar tecnologías que puedan ayudar a reconstruir comunidades y que puedan ayudar a restaurar un sentido de comunidad. Y hay maneras de hacer esto, pero es una verdadera lucha encontrar y utilizar la tecnología en este sentido terapéutico. Entonces Stiegler dice que las tecnologías se están volviendo tóxicas. Por ejemplo, pensemos en la forma en que el niño compite por la atención de la madre que está obsesionada con su teléfono móvil. Entonces el niño quiere la atención de la madre y ve que el móvil le gana en la carrera por la atención, digamos.
Pero luego también podemos pensar en el sentido terapéutico de esto. Por ejemplo: ¿qué tal usar la tecnología para hacer que las personas socialmente retraídas, totalmente adictas a la tecnología, salgan al mundo usando Pokemon Go, usando teléfonos móviles, haciendo que caminen a sus reuniones grupales? Psiquiatras y psicólogos están intentando esto en Japón. Esto es claramente terapéutico porque las personas socialmente retraídas en realidad están saliendo de la casa, pero usan la tecnología para llegar a esos lugares. De alguna manera, esto es una tecnología terapéutica en acción. Sin embargo, la pregunta es sobre la naturaleza adictiva de la tecnología. La pregunta es cómo transformar el vínculo entre el objeto transicional, como un teléfono móvil, en el sentido de Winnicott, y crear circuitos de deseo. Cómo hacer eso es una pregunta realmente difícil.
Para consultas o inscripciones en la Escuela de Verano del Doctorado en Ciencias Humanas escribir a doctorcshumanas@unsam.edu.ar
Bernard Stiegler, Doctorado en Ciencias Humanas, Educación y Tecnologías, Félix Guattari, Gilles Deleuze, Joff Bradley, posmedia