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CUSAM 15 años: La fiesta de un proyecto universitario vital, casi único en el mundo

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El Centro Universitario San Martín, “oasis educativo” creado en 2008 por la UNSAM en la Unidad Penal N.° 48 de José León Suárez, festejó su primera década y media con un megafestival de música y artes. Estudiantes, egresadxs, profesores y autoridades de la Universidad despidieron la jornada al ritmo de La Delio Valdez, que tocó en vivo para más de 500 personas.

Por Gaspar Grieco. Fotos: Pablo Carrera Oser. Cronistas especiales: Romina Figueira y Yanina Ramírez

El 4 de octubre de 2023, la Unidad Penal N.º 48 de José León Suárez se convirtió en un festival increíble en el que, durante unas horas, las rejas y el alambre de púas parecieron desaparecer. El festejo de los primeros 15 años del Centro Universitario San Martín (CUSAM) tuvo de todo: una feria artesanal con productos fabricados en los talleres de Cerámica y Costura, un escenario desde el que Larry no paró de agitar a lxs visitantes, la bandera de Diego Duarte con la consigna “Vuelta al río Reconquista” y una docena de artistas que hicieron bailar a internxs, profesores y autoridades universitarias hasta llegar al plato fuerte de cierre con La Delio Valdez, que inundó de cumbia el complejo penitenciario.

El encuentro arrancó con un sexteto de cuerdas integrado por internos-estudiantes del CUSAM que entonó Un ángel para tu soledad, de los Redondos, y Pensar en nada, de León Gieco. Marcos Perearnau, director del Centro, fue el primero en dirigirse a la audiencia. “Hoy, una de cada tres personas privadas de la libertad en este establecimiento participa del CUSAM. En total, son mil personas las que participan del programa. Eso es lo que recuperamos en esta historia de quince años”, dijo, y celebró: “Tenemos estudiantes que salieron en libertad, otros que están trabajando en la Universidad, otros que trabajan en cooperativas y otros que hoy nos acompañan”.

Por su parte, el rector Carlos Greco brindó un reconocimiento especial a quienes hicieron del CUSAM “un proyecto universitario vital y casi único en el mundo” y les habló a los estudiantes: “Ustedes, que provienen de un inframundo con posibilidades casi nulas, tienen como desafío llegar a la sociedad y a la familia, que espera de ustedes el ejemplo de transformación que significa la educación”. En esa línea, Greco señaló: “Cuando dicen que la libertad de mercado va a resolver las cosas es mentira. Estamos convencidos de que la educación como política de Estado es lo que va a hacer posible resolver los problemas del país y ustedes forman parte de ese proceso para lograr una construcción colectiva”.

Alexandre Roig, investigador de la Escuela IDAES e impulsor del dictado de la carrera de Sociología en el CUSAM, recordó los inicios del proyecto CUSAM y aseguró que “la Universidad funciona cuando sabe que no sabe”: “Logramos romper esa lógica tradicional universitaria que pretende traer a un mundo popular un saber iluminado. Sabemos que hay un saber del pueblo, un saber de la clase trabajadora, que se articula con el saber universitario. Saberes que saben que no saben y se encuentran en ese proceso. Eso lo logró la fuerza del CUSAM”.

Lalo Paret, director del Programa de Desarrollo y Articulación Territorial de la UNSAM, referente del Territorio Educativo y cofundador del CUSAM, festejó los primeros 15 años visiblemente emocionado. “Esta experiencia tan particular tiene un objetivo común que es la libertad. Ahora unos idiotas nos quieren arrebatar el significado de la libertad, pero no lo van a lograr. Acá se deconstruyeron las viejas antinomias que en la cárcel son corrientes, como esa que dice que cada uno se cuida solo. Hoy son todos estudiantes trabajando juntos, y los que van saliendo van construyendo nuevos paradigmas afuera”, aseguró.

Los profesores y profesoras del CUSAM también compartieron su experiencia y agradecieron a sus estudiantes. “Nos gusta mucho venir acá. Hemos crecido y traspasado los muros: muchos de nosotros llevamos al Campus lo que aprendimos en el CUSAM”, dijo Luciana Strauss, a lo que José Garriga, subsecretario de Desarrollo Territorial, sumó: “Nadie que pase por el CUSAM es la misma persona que antes. Te obliga a transformar la sociedad porque, además de transformarte, te convierte en agente de transformación”.

En cuanto a la situación actual de las internas de la Unidad N.º 47 —muchas de las cuales pisaron el CUSAM por primera vez para esta fecha—, Mónica Montero, profesora de la carrera de Sociología, señaló: “Falta feminismo en el CUSAM, por eso yo las convoco a las compañeras para motivarlas y que se apropien de este espacio como su casa. ‘La salida es colectiva, chicas. Aprópiense de la idea de ser estudiantes universitarias porque, si un varón sufre en una cárcel, una mujer sufre cuatro veces más’”.

La niña bonita

El pabellón del CUSAM parecía una plaza pública durante un festival masivo. Flores y guirnaldas de todos los colores decoraban las paredes y la pizza, los panchos y los sánguches de pollo alegraban el estómago de todxs lxs presentes. En el patio había música: lxs profes, los internos y las internas bailaban cumbia, reggaetón, rock y cuarteto mientras en el escenario Larry oficiaba de maestro de ceremonias.

Sobre el escenario, Maxi Rial, egresado de la Escuela Secundaria Técnica UNSAM, y el Patón Argüello, exdetenido y estudiante del CUSAM, agitaron los cuerpos al ritmo de rap; un cuartetero hizo bailar a todo el pabellón y en pibe deslumbró a la audiencia con un set de beatbox. Los guardiacárceles del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires también fueron invitados a la fiesta. Mientras disfrutaban de la música y grababan videos con sus celulares, los presos abrieron la reja y los invitaron a sumarse a los festejos.

“La comunidad CUSAM, después de tanto tiempo, es para mí como mi familia. De acá me llevo amigos, compañeros y recuerdos hermosos en el espacio”, dijo Emanuel Lopera a Yanina Ramírez, estudiante-interna del CUSAM y una de las cronistas especiales de la jornada junto con Romina Figueira, también estudiante-interna. Abel Díaz, presidente del Centro de Estudiantes, les comentó: “Al CUSAM lo veo como un espacio de resistencia y de lucha. Lo que veo es un oasis en la realidad penitenciaria”.

Para Milagros, interna/estudiante de la Unidad Penal N.º 47, el evento fue inolvidable: “Me siento muy afortunada y contenta por estar compartiendo este acontecimiento único. Estar acá te hace ver todo desde otro punto de vista. La sabiduría verdaderamente cambia todo. Espero cada miércoles para venir porque acá me siento libre. Me siento en sociedad”. Yanina y Romina, ambas internas de la Unidad 47, trabajaron como noteras para enriquecer la cobertura en el lugar. Sin ellas, esta crónica no hubiera sido posible. ¡Gracias, chicas!

Pablo “el Oso” Broide, saxofonista de La Delio Valdés y exprofesor de música del CUSAM, habló de la importancia del asociativismo cooperativo que se vive en ambos proyectos: “Me encontré con gente muy poderosa acá, gente con mucha voluntad y un montón de ganas de cambiar las cosas. Formar parte de una organización así te cambia de verdad. Algo parecido me paso con La Delio Valdez, que es una organización cooperativa que constantemente me cambia”.

Al cierre del festival, todo el pabellón bailó cumbia colombiana al ritmo de los tambores de La Delio y cantó los éxitos Inocente y Negra, ron y velas junto con la voz de la inigualable Ivonne Guzmán.

¡Felices 15, CUSAM!

La carpeta con todas las fotos de la jornada, acá.

Tres directores, un proyecto colectivo

En sus 15 años de historia, el CUSAM fue dirigido por tres personas. Gabriela Salvini tomó el timón en los inicios, Natalia Ojeda se hizo cargo en 2016 y Marcos Perearnau está al frente de la gestión desde 2020. En esta entrevista, hablan sobre el crecimiento del espacio y celebran su aniversario.

¿Cómo fue el inicio del CUSAM?

Gabriela Salvini: Bueno, fue un arranque impensado y pensado a la vez. Digo impensado para nosotros como universidad y muy pensado por esos primeros detenidos que iban llegando a la Unidad 48, que era un complejo nuevo. Ellos pidieron a la UNSAM la posibilidad de tener algún tipo de formación. Primero llegaron algunos talleres de arte y yo llegué como profesora de lo único que había en ese momento, que era el curso de ingreso para la carrera de Sociología, que iniciaría un año después. Nos juntábamos en un aula con un baño y mucho campito alrededor, primero con tres, después con cinco, después con ocho, después con diez hombres privados de su libertad, con los que conversábamos y veíamos que podíamos armar. Con Carlos Ruta, quien era el rector en ese momento, y Alexandre Roig, por entonces secretario de Extensión, empezamos a pensar una extensión universitaria diferente a la tradicional. Mi rol fue empezar a recoger todas las voces y hacer una especie de interlocución entre la universidad, el Servicio Penitenciario Bonaerense y quienes estaban privados de la libertad. Fue una experiencia de gestión muy dura, pero a la vez novedosa, porque no había nada hecho: había que inventarlo. Y en ese inventar fueron surgiendo esas semillas que hoy vemos crecer.

Vos fuiste la segunda directora del CUSAM, ¿cómo fue la experiencia durante tu gestión?

Natalia Ojeda: Bueno, fue intenso. Lo que hicimos fue enfocarnos mucho en consolidar el proyecto académico. Había cosas que sí estaban funcionando y muy bien. Con la carrera de Sociología tuvimos por un momento una explosión de graduados, porque claro, venían formándose de la etapa anterior y bueno, nos tocó coronar esas historias académicas con graduaciones. Muchas defensas de tesis. Ese fue un momento de producción académica muy interesante. Orientamos todo nuestro trabajo a lo que sabíamos hacer como investigadoras del CONICET. Entonces sumamos la carrera de Trabajo Social. Eso fue uno de los grandes logros de ese momento histórico que tuvo que ver con la consolidación de un proyecto arraigado en el territorio. Hicimos un laburo bastante intenso con la gente del sistema penitenciario, con la incorporación de muchos de sus agentes y eso siempre fue un poco avances y retrocesos. Y si bien nos costó alcancar cierta estabilidad, finalmente eso se logró al igual que la consolidación de las carreras y de las diplomaturas.

¿Cómo ves hoy el CUSAM en este 15 aniversario y cuáles son los desafíos a futuro?

Marcos Perearnau: Yo entré al CUSAM por la puerta de atrás, coordinando los talleres de arte y oficios. En mi caso, la dirección llegó en un momento de bastante complejidad, que fue la pandemia. Por suerte, ciertas previsiones que habíamos tomado nos ayudaron a sostener la cursada. También sufrimos el ataque al juzgado con un motín, cuando se incendió parte del Centro Universitario. Pero siempre sentimos mucho apoyo tanto de la Universidad como de los internos. Del Ministerio de Justicia también, y esto fue un poco como un resucitar de las cenizas:  crecimos muchísimo, duplicamos el espacio físico e incorporamos muchas carreras de otras unidades académicas de la UNSAM —escuelas de Humanidades y de Política de Gobierno, Instituto de Transporte— además de experiencias como el Centro de Estudios Psicoanalíticos.

En este sentido, queremos que la universidad sepa que tiene las puertas abiertas para generar formación y también acompañar las distintas trayectorias educativas de estudiantes en libertad. La creación de la Cooperativa Las Casitas, por ejemplo, el trabajo de Diego Tejerina con los graduados, es lo que nos permite acompañar la trayectoria de quienes dejan el encierro. Tenemos pabellones universitarios y el orgullo de haber sido el primer organizador del encuentro internacional Abrir la Cárcel, en el que todos los programas de educación universitaria en encierro vinieron a la UNSAM a conocer esta experiencia. El objetivo ahora es fortalecer una red nacional e internacional de programas de educación y desarrollo en contextos de encierro.

Nota actualizada el 9 de octubre de 2023

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