Dirección de Género y Diversidad Sexual, Secretaría General Académica
Todos los 23 de septiembre se conmemora internacionalmente el Día de la Bisexualidad, que también se conoce como el Día del Orgullo o Visibilidad Bisexual. Este es un día de celebración pero también de lucha contra la invisibilización y/o estigmatización de estas identidades. La iniciativa fue impulsada luego del desarrollo de una Convención Bisexual Anual (1999) por tres activistas bisexuales -Wendy Curry, junto con Michael Page y Gigi Raven Wilbur- y coincide con la celebración del nacimiento de Freddie Mercury, un ícono para para les activistas.
En este marco, desde la Dirección de Género y Diversidad Sexual (SGA) de UNSAM, entrevistamos a Belén Devoto, licenciada en antropología (EIDAES-UNSAM), activista bisexual, peronista y trabajadora de la salud. Conversamos acerca de su tesis de licenciatura “Ni confundidas ni en transición. Activismo “bi”, usos del cuerpo y búsqueda de reconocimiento”.
Equipo: Lo primero que queríamos preguntarte es cómo llegaste a la temática. ¿Cómo fue que te interesaste y qué te llevó a elegir este tema de investigación?
Belén: En realidad en un primer momento no tenía intenciones de estudiar sobre esto. Cuando empecé la carrera quería hacer antropología jurídica, y en el interín tuve una materia optativa, antropología de género y empecé a relacionarme más con los estudios de género y de sexualidades. Eso llegó en un momento personal muy particular de empezar a resignificar mi identidad, empezar a vivir mi sexualidad, y activar desde mi identidad bisexual con un grupo de compañeras. Fue un tiempo de activar la militancia de la disidencia sexual, hasta ocupar espacios en la universidad más de investigación ligados al campo del género y la sexualidad.
Empecé a darme cuenta de que no había mucho material escrito en relación a la bisexualidad, como sí por ahí en relación a los estudios de lesbianas, de personas del colectivo travesti, trans, no binarias. En cuanto a eso ya había un recorrido muy grande de propuestas teóricas y obviamente también de militancia, de mucha historia, y tal vez de la bisexualidad, no. Entonces, sabiendo que no quería ser investigadora en mi carrera profesional, dije: ¿de qué manera puedo usar esta instancia que en algún punto es de formación, de aprendizaje, para que eso también me dé herramientas para entender parte de mi construcción subjetiva? Desde lo que me estaba pasando, porque también es eso, al no haber tantas representaciones es muy difícil cuando uno empieza a darse cuenta de que de golpe es bisexual: ¿y ahora? ¿Qué es esto? Me faltaban herramientas para entender lo que me estaba pasando. Creo que hay algo de hacer la investigación que fue obviamente desde querer aportar algo en lo colectivo, pero también de poder identificar y ponerle palabras a cosas que me estaban pasando a mí en lo personal.
E: Encontrando que había poca investigación sobre el tema, ¿fue difícil hacerla, encontrar el marco teórico?
B: En realidad, el grupo en el que yo empecé a militar era un grupo de activistas, que la verdad es que construyeron bastante teoría, entonces pude reconstruir a partir de su experiencias y de textos que ellas ya habían publicado anteriormente. Por ahí algún que otro texto de autoría nacional, y después más la recuperación de las historias de vida del activismo de las compañeras. Después había algunos que otros que no estaban traducidos, que estaban en inglés, pero bueno, yo lo que hice en realidad un poco fue tomar más teóricas, como a Gayle Rubin, de las más clásicas, como para también entender: si acá hay un vacío, ¿por qué no se está hablando esto? No hablar también es un dato importantísimo, para poder discutir con un montón de autores y autoras en relación al marco teórico.
Gayle Rubin es una antropóloga cultural estadounidense, activista y teórica de las políticas de sexo y género. Una de sus definiciones fundamentales es la que realiza sobre el sistema sexo-género (1975). Se refiere al mismo como el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana.
Rubin, G. (1975). “El tráfico de mujeres: notas sobre la ‘economía política del sexo’” en Navarro, M. y Stimpson, C. (comps). ¿Qué son los estudios de las mujeres? Buenos Aires Fondo de Cultura Económica. |
E: Acerca del título de la investigación, ¿por qué englobaste ahí en estos dos términos? Hablar de “confundidas” y de “transición”, ¿qué lugar tuvo el cuerpo en toda la investigación que aparece también en su título?
B: A lo largo de toda la investigación y de mi trayectoria personal me fui encontrando esto de la bisexualidad como una etapa. Como una etapa de transición justamente hasta que te vas a decidir, no, en esta lógica monosexista de entender la sexualidad: o que sos homosexuales o sos heterosexual. La bisexualidad queda ahí: “Che, ¿y cuándo te vas a definir?” “Todavía no te decidiste, pero ya te vas a dar cuenta de qué es lo que te gusta”. Esa norma monosexista que rige todo el tiempo y que opera constantemente la construcción de la sexualidad.
Entonces para mí había algo del activismo también de reivindicar estas categorías, de sacarles el estigma en las luchas por el reconocimiento. Porque efectivamente existimos, porque son las maneras en las que decidimos habitar el mundo y vivir nuestra sexualidad, es válida y existe. No estamos ni confundidas, ni estamos en transición, simplemente es una manera de vivir nuestra sexualidad y nuestra identidad también. Reapropiarnos de la categoría para poder activar desde ahí y desarmar un montón de prácticas estigmatizantes con las que cargamos. Creo que en el cuerpo de la investigación eso aparece todo el tiempo, es la idea de la no definición, pero también es la promiscuidad, la infidelidad. Son un montón de otras categorías o adjetivos con los cuales cargamos que son peyorativos.
Durante la entrevista, le pedimos a Belén que nos explique de qué se trata el monosexismo, a lo que nos respondió: una lógica según la cual sólo te puede gustar o sólo podés desear a un género. |
E: ¿Cómo se relacionan los planteos que existen sobre el binarismo de género y la bisexualidad?
B: Creo que hay algo de la manera de entender el mundo que de por sí es binaria y no por esto me refiero a “varón”, “mujer”, digo está pensando en opuestos como cis-trans, por ejemplo. Me parece que hay algo de la bisexualidad que no viene a poner el foco en el género o en la identidad de la persona, una persona puede ser bisexual y tener una atracción erótico-afectiva por una persona trans y eso no lo hace binario. Cada uno puede vivir esa experiencia identitaria de múltiples maneras y no por eso viene a reproducir una lógica binaria y que sólo existen varones con pene y mujeres con vulva.
También recae de nuevo sobre nosotres la responsabilidad de ser binarios o no binarios, cuando esa lógica binaria persiste en todas las identidades. La bisexualidad no viene a plantear eso y de hecho me parece que no hay nada más disruptivo que ese “entre” todas las identidades y no anclarse con ninguna. Creo que por sí nombrarte de una manera no determina que no seas binario, que no seas odiante, me parece que esa discusión pasa por otro lado, y es mucha responsabilidad que una persona por nombrarse de tal manera tenga que cargar con eso encima. Esa lógica termina siendo persecutoria y criminalizante de las prácticas. Yo creo que no hay una reproducción del binarismo, o sea, siempre puede haberla, pero me parece que no es para hacer responsable a la bisexualidad por eso. Hay binomios todo el tiempo que están operando en nuestras lógicas, desde uno que se define en oposición al otro, entonces justamente en esa lógica binaria la bisexualidad irrumpe, porque no está confrontándose con ninguno de esos opuestos y viene a plantear algo que es otra cosa, que es más “entre” y eso es lo que irrumpe. El planteo más político de la bisexualidad es que justamente no se para en esa lógica binaria, sino que plantea otra cosa que va más allá.
Entendemos al binarismo como un sistema cultural, social, político y económico organizado en función de la división binaria de los géneros.
Este sistema reconoce como únicas formas legítimas de identificación el binomio mujer-varón, generando ciertas expectativas acerca de lo femenino y lo masculino. Subordina lo femenino respecto de lo masculino y expulsa e invisibiliza a aquello que quede por fuera de dicha norma. Esto incluye la presunción de cisexualidad y de heterosexualidad, es decir, asumir que todas las personas son varones y mujeres, y que son heterosexuales. |
E: En esta lógica que hablabas de oposiciones intramovimiento y un proceso de visibilización y reconocimiento hacia el interior, ¿cómo lo viviste en torno a tu proceso de investigación?
B: En cuanto a si fue un tema controversial, me parece que no, que fue súper bien recibido también. Yo estaba en ese momento en un núcleo de investigación, estuvo muy acompañado por personas que tal vez trabajaban ya esos temas entonces no fue tan tan difícil. No sé después cómo eso iba a ser o no leído por los demás, pero así a priori te diría que no tuve un gran conflicto. No me llevé en ese proceso como un disgusto de no entender o tener que dar explicaciones o más explicaciones de las que tenía que dar ya por investigar, solo por hablar de bisexualidad. Creo que por suerte no me pasó.
E: ¿Nos podrías contar cuáles fueron los principales hallazgos o las cosas que más te resonaron de tu investigación?
B: Para mí hay dos cosas súper importantes o que yo me llevo de la tesis. Una es esto que decía sobre las relaciones de poder que se ponen en juego en la construcción del activismo en general. En la política hay relaciones de poder, hay actores pujando todo el tiempo y tal vez cuando eso se traspola al movimiento de la disidencia o el movimiento sociosexual uno piensa que el único “enemigo” por el que lucha es contra la heteronorma. Cuando empezás a reconstruir las historias de activismo, a entender los procesos que se dieron en nuestro país, se empieza a dar cuenta de que en el movimiento de la disidencia también hay actores que están todo el tiempo pujando. Que se ponen en juego todo el tiempo esas relaciones de poder. Se habla de esta jerarquización de las sexualidades, eso también sucede en el movimiento, entre gays, lesbianas, bisexuales. ¿Quién agarra la bandera, quién tiene el micrófono? ¿qué pasa con les bisexuales? Hay ahí construcciones y políticas que obviamente llevan tiempo, por eso el título es esto: la lucha por el reconocimiento. Porque para que te reconozcan como una identidad válida tienen que darse un montón de eventos y procesos a lo largo del tiempo. Uno de los hallazgos es ese, entender las lógicas de poder del propio movimiento LGBTIQ+.
Tal vez generaciones anteriores venían del feminismo de los 70, que entendían que la teoría era el arma para salir a la calle y cómo eso estaba en tensión todo el tiempo entre quienes tal vez tenían una trayectoria. O al margen de el feminismo, quienes en algún momento tuvieron que instalarse en el movimiento con las lesbianas, porque eran lesbianas hasta que se nombraron bisexuales, y ahí tuvieron que hacer una lucha muy fuerte para que las les permitan quedarse y ser reconocidas como tales con todo lo que eso implicaba. Después, llegaron las pibas de una generación mucho más joven a plantear otra manera de entender el activismo. Entonces para mí hay algo que, por un lado, tiene que ver con esta jerarquización de las identidades y las luchas de poder intramorvimiento; Y por otro lado, visualizar un poco los cambios generacionales en el feminismo a nivel nacional. Siempre algo se gana y algo se pierde.
E: Y sobre esto, ¿vos creés que se transformó del 2018 hasta acá ese activismo o incluso la forma de entender la bisexualidad?
B: No estoy activando desde la bisexualidad ahora, pero no dejo de ser una persona bisexual y puedo hablar desde ahí, porque después yo empecé a militar más en en territorio desde otro lugar´. Obviamente que tengo un posicionamiento subjetivo que no dejo de ser bisexual, pero también me entiendo que soy bisexual, peronista, trabajadora de la salud, soy otro montón de cosas. Entonces no podría hablar por actualmente el activismo bisexual, pero sí creo que hay a nivel general hay, por un lado, una politización de la sexualidad absoluta.
No me parece casualidad que estemos frente a un avance de la derecha. Hay un montón de discursos, por un lado, de un avance muy liberal, que por un lado hace que las personas puedan nombrarse bisexual o vivir la sexualidad de una manera más libre, que me parece buenísimo. Ahora la contracara de eso y que también tiene que ver con la masificación, es que no hay una organización colectiva detrás que pueda pujar para pensar algo más colectivo. Entonces me parece que si bien hay mucha más apertura, también hay menos organización. Hay algo de lo que yo estoy viendo al menos, como que la sociedad está súper desgastada, o sea, súper individualizada. Creo que también pasa con el feminismo. El 8 de marzo en la marcha fuimos muy pocas.
Obviamente la gente la está pasando mal y es algo que pasa a nivel mundial. No creo que sea solo nosotros, pero me parece que sí hay como un adormecimiento de lo colectivo que afecta al activismo sin duda. Y justamente en este momento tan álgido de avance de la derecha, empezar a pensar de qué hacemos de acá en adelante. Porque sabemos quiénes lo vamos a padecer más, no solo son las personas pobres, sino también las personas que no encajan con la norma y parte de las normas es la heterosexualidad, la familia tradicional. Creo que por un lado hay algo de la generaciones más jóvenes que tienen mucho más naturalizado, “No tengo que ir a decirte, hola, soy bisexual, hola, soy lesbiana”, hay algo de eso que se vive con mucho menos culpa lo cual me parece que está buenísimo, pero a la vez no deja de ser también un ejercicio muy liberal de la sexualidad y eso es lo que me me lleva a preguntarme ¿cómo hacemos para no perder de vista que también es necesario que nos organicemos porque si no nos van a pasar por arriba?
E: En relación a eso, queríamos preguntarte, frente a esta avanzada de derecha, con discursos que van directamente contra la ESI, contra la disidencia sexual, ¿qué lugar pueden tener los activismos LGBTIQ+?
B: Creo que es sumamente importante el rol del movimiento de la disidencia sexual siempre y cuando ese discurso esté en diálogo con otra montón de opresiones que vivimos por ser un país latinoamericano, que está recontra explotado por el norte. No olvidarnos nunca de eso, porque me parece que atacar un solo frente no alcanza, porque sabemos que las luchas son interseccionales e intersectoriales o así lo entiendo yo.
Entonces me parece que si ese activismo no va en diálogo con otro montón de de variables que nos hacen tener una vida horrible, igual va a haber personas que pueden ser heterosexuales y que sigan en situación de calle y no tengan para comer. Me parece que la discusión es con todes. Y obviamente que hay que seguir poniéndolo en la agenda, porque nuestras vidas igual siguen valiendo menos, seguimos siendo asesinades, seguimos no pudiendo acceder un montón de espacios, entonces es con todos los derechos que tenemos, de acá para adelante y en diálogo con otres para poder efectivamente pensar en una sociedad más igualitaria y más justa y habitable.
E: Nos queda una pregunta que un poco va para atrás con lo que decías que nos preguntamos a partir de la investigación qué te transformó, si considerás que fue un momento bisagra en el activismo o en la forma de entender la bisexualidad.
B: Yo creo que sí, digo, una nunca termina igual, nunca sale igual de como empezó. Primero, porque fue la piedra angular para recibirme y pensarme como profesional. Partiendo de esa base: de repente ya no soy una estudiante, soy una antropóloga. Después, porque creo que en esto de una búsqueda personal un poco empecé a encontrar respuestas. De ahí, a si eran las respuestas que esperaba, la verdad que no lo sé. Porque de hecho yo no pensaba hablar de la masificación del feminismo, yo pensaba hacer algo mucho más ligado a la bisexualidad y entender cuestiones de prácticas sexuales y terminé estudiando otra cosa, que no tenía nada que ver con eso.
Entonces creo que sí me dio herramientas como para entender el activismo, para entender un montón de cosas que yo como militante también las tenía hipernaturalizadas y también para ver qué quiero y qué no a partir de toda esta información. De acá en adelante qué elijo y desde dónde me voy a posicionar políticamente para pensarme como como activista. Creo que sí, obviamente hay una transformación al menos desde contar con un montón de información y hacer ese proceso de investigación es un momento de reflexividad, o al menos para mí que claramente me veía hiper implicada porque básicamente era mi grupo, mi vida, mi activismo, mi identidad, mi identificación. Entonces sí, obviamente empecé al menos a preguntarme cosas que tenían mucho más que ver conmigo, ¿qué me pasa con esto? Sentir “me está pasando lo mismo”. “Mira, a esta le pasó lo mismo”. Entonces me parece que sí, que sí hubo una transformación ahí.
La reflexividad señala la íntima relación entre la comprensión y la expresión de dicha comprensión. El relato es el soporte y el vehículo de esta intimidad. Por eso, la reflexividad supone que las actividades realizadas para producir y manejar las situaciones de la vida cotidiana son idénticas a los procedimientos empleados para describir esas situaciones.
Guber, Rosana (2001) La etnografía, método, campo y reflexividad. |
E: Por último te queríamos preguntar, si tenés ganas de dar un consejo que te parezca importante para quienes están en un proceso de investigación o de escritura de sus tesis.
B: Creo que está bueno pensar que en una licenciatura esto es parte de tu proceso formativo y esto es una herramienta más para aplicar todo eso que aprendiste en la carrera, en una instancia que por ahí conlleve un poco más de tiempo, pero que no es tan grave. Me parece que es entenderlo como parte del proceso pedagógico, elegir algo que te va a interesar y que te guste o que quieras entender.
Algo que yo me acuerdo mucho, que hablé con una antropóloga lesbiana de la UBA, que era una conocida mía y ella me dijo andá a encontrar algo que te que te motive, que quieras entender, si es por ahí, no vas a poder no hacerlo porque hay algo que te moviliza desde los objetivos, de querer encontrar respuestas. Es por ahí, algo sobre lo que tengas dudas, que vos no estás entendiendo desde vos o desde otra cosa. Usar esta instancia para entenderlo y darle la vuelta. Yo diría que sí se puede hacer un trabajo colectivo mejor, aunque sé que la tesis es una instancia individual. Pero si eso puede estar puesto en discusión con otres va a ser mucho más llevadero, porque por ahí hablando con otres te das cuenta de otras cosas. Eso, es como una herramienta más de formación para una en su carrera profesional y una instancia pedagógica más, como sacarle el peso de la tesis, porque sino de verdad que lo padeces un montón cuando en realidad debería ser algo que se debería disfrutar porque al fin y al cabo, uno lo elige, te interesa por algo. Siempre entender que eso puede ir modificándose, que por ahí es un tema que nos interesa hoy, por cuestiones de la vida, y que puede dejar de interesarnos y está bien también.
Desde el área de Contenidos (DGyDS-SGA) desarrollamos acciones de divulgación científica. Estas actividades incluyen la convocatoria a docentes, estudiantes e investigadorxs de nuestra casa de estudios para la presentación de resultados de investigaciones, ensayos, artículos académicos, libros, encuentros de formación, síntesis de jornadas o congresos, entre otras. Para conocer más sobre esta iniciativa podés contactarnos a contenidosdgs@unsam.edu.ar