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Es docente de la UNSAM y forma parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU

Laura Dawidowski, docente e investigadora de nuestra Escuela de Hábitat y Sostenibilidad y de la Comisión Nacional de Energía Atómica, fue electa por el ente internacional de la ONU como representante de Sudamérica. “La emisión global de gases de efecto invernadero es una de las principales causas del cambio climático. Estamos ante el riesgo de una situación catastrófica”.

Por Gaspar Grieco. Fotos: Pablo Carrera Oser

Profesora de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad (EHyS) de la UNSAM e investigadora del grupo de Monitoreo Ambiental de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Laura Dawidowski fue incorporada al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) de la ONU en el marco de su 59.ª sesión, celebrada en Nairobi (Kenia) del 25 al 28 de julio.

Con el nombramiento, la especialista en emisiones de gases de efecto invernadero pasó a representar a la región Sudamérica del Grupo Especial para los Inventarios Nacionales de Gases de Efecto Invernadero, integrado por doce científicxs. “Ya estamos en la etapa del riesgo alto, por eso el IPCC es muy importante en este período: los Estados deben comprender que, si no se toman acciones ahora, la posibilidad de que este mundo no tenga vuelta atrás es muy alta”, advierte.

¿Por qué es importante formar parte del IPCC?

El IPCC proporciona información clave a la comisión marco de la ONU, que toma las decisiones políticas e impulsa la firma de compromisos entre los países. Es un ente que no produce ciencia nueva, pero compila todos los estudios científicos que se hicieron en el mundo para producir reportes que sirven de base para la toma de decisiones. Está integrado por cuatro grupos: el de las bases científicas, el de adaptación, el de mitigación y el de confección de inventarios de gases de efecto invernadero, que es el que yo integro.

¿Qué desafíos operativos se le plantean a tu grupo?

En cada grupo tiene que haber representatividad de todas las regiones. Nosotros pertenecemos a la región Sudamérica; tenemos cuatro representantes para el IPCC y dos para el grupo de apoyo de inventarios. Yo formo parte de este último. Es muy importante que nuestra región tenga representatividad: en los últimos años hemos llevado adelante muchos estudios para la mejora de la estimación de las emisiones y para el seguimiento de los compromisos de los países en términos de cuántas emisiones prometen emitir, cuántas emiten y cuánto emite cada tecnología, y eso tiene que reflejarse en el IPCC. Sudamérica produjo muchísimos trabajos, muchísima ciencia. Sin embargo, estos trabajos tienen muy poca representatividad a escala mundial.

¿Por qué?

Nuestra región se caracteriza por tener grupos de trabajo chicos, de unas siete personas, en comparación con China, por ejemplo, que tiene grupos integrados por trescientas personas. Eso atenta contra la posibilidad de publicar los resultados en forma rápida, lo que hace que la llegada de nuestra región sea limitada. Por ejemplo, una publicación cuesta alrededor de 1500 dólares y nuestros grupos no cuentan con ese dinero. Mi rol es tratar de ayudar para que todas esas barreras se minimicen y lograr que nuestros grupos tengan mayor representatividad.

El IPCC calcula que, en poco tiempo, podría alcanzarse un calentamiento global de 1.5 °C.  ¿En qué condiciones está hoy el mundo?

Existen dos umbrales. Hace unos diez años se estableció que el umbral eran los 2 °C de aumento de las temperaturas a escala global respecto del promedio histórico antes de la revolución industrial. Cuando el hombre comenzó a emitir contaminantes, empezaron a subir las temperaturas y se estableció que, después de los 2 ºC, los efectos podían ser muy significativos. Luego se dijo que había que pasar de 2 ºC a 1.5 ºC y se estableció que ese era el límite razonable, pero en 2021 se registró un aumento de 1.1 ºC y ahora tenemos más que eso. Estamos llegando al límite muy rápidamente y ya se empiezan a ver los efectos que se habían pronosticado.

¿Cuáles son esos efectos?

El derretimiento de los glaciares y el aumento de los eventos climáticos extremos: lluvias fuertes, granizo fuerte, sequías muy profundas. Después también hay riesgos de situaciones catastróficas. Si se corta la corriente aérea del Norte se puede producir una disminución abrupta de las temperaturas de toda Europa. Otra cosa es el derretimiento del hielo Oeste de la Antártida y de una parte importante de Groenlandia, lo que produciría un aumento del nivel del mar de manera irreversible, lo que causaría graves inundaciones e, incluso, la desaparición de varias islas. Esas son las cosas que pueden empezar a pasar si pasamos el umbral de 1.5 ºC. La no regeneración del bloque de hielo en la Antártida del tamaño de la Argentina que trascendió en los últimos días también es una consecuencia de esto. El IPCC dice que es altamente probable que en Buenos Aires las temperaturas crezcan y que lleguen a los 2 ºC de manera irreversible. Eso va a producir que en el verano no podamos soportar las temperaturas. Son situaciones complejas y falta muy poco para eso. Lo que está pasando es que estas cosas están sucediendo más rápido de lo pronosticado.

En marzo en la Argentina tuvimos una sensación térmica de 45 ºC, hubo incendios en el Delta y ahora estamos atravesando una gran sequía, ¿esto es parte de esos efectos? 

En el Río de la Plata hay una correlación clara entre el aumento de las temperaturas y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, hay otros efectos, no son los únicos. El aumento de las temperaturas está establecido con un alto nivel de confiabilidad. La situación de las temperaturas de marzo es un evento extremo.

Existe una tensión constante entre las infraestructuras con las que contamos para nuestra industria y el impacto ambiental que genera o puede generar. ¿Es posible desarrollar actividades industriales a gran escala con un cuidado ambiental considerable?

Sin duda que sí, pero todo es costoso. Si me preguntás si una central nuclear es la solución, yo te digo que sí. El tema es que es muy costoso y requiere un seguimiento específico de control de sus tecnologías. Existen las soluciones, pero hacen falta muchos recursos y estamos en un mundo muy desigual, en el no todos tienen sus necesidades básicas satisfechas. Entonces sí, es posible generar esos desarrollos, pero hacen falta decisiones muy fuertes, que a la Argentina, en este momento, le resulta muy difícil tomar. ¿Qué pasaría si dejáramos de producir energía como la estamos produciendo? Realmente se moriría muchísima gente. Si no tenemos energía en los hospitales la gente se muere. Si no tenemos ventiladores en el verano la gente se muere. Para hacer la transición hacia una matriz energética más verde hacen falta muchos recursos y tiempo.

¿Y esto sucede también a escala global?   

En el mundo hay muchas promesas de reducción de emisiones para 2030 y 2050. Casi todos los países tienen presentaciones de Carbono Cero para 2050. Esto no significa dejar de emitir, sino mejorar las matrices energéticas aumentando la cantidad de renovables, reduciendo el consumo de combustibles fósiles y aumentando las absorciones mediante la plantación de árboles. Pero los límites de esas acciones están pobremente definidos. Nuestros consumos energéticos van en aumento y la población también. Hace falta crear energía más verde.

Desde el comienzo de la guerra en Ucrania hay una crisis energética que afecta a los Estados de manera directa. ¿Esto impacta en el calentamiento global?

Entre 2021 y 2022, las emisiones de combustibles fósiles aumentaron un 6 %. Todavía no está definido cuál es el efecto de la guerra en términos de gases de efecto invernadero porque los países reportan dos años para atrás. Recién en 2024 vamos a tener la información del efecto neto. Pero ya sabemos que durante 2021 los combustibles fósiles aumentaron un 6 %, lo cual es muchísimo y nunca habían aumentado tanto. Para reemplazar ese gas natural que venía de Rusia, Europa (que es una gran consumidora) tuvo que pasar al combustible líquido, que para producir la misma cantidad de energía del gas natural, que es el más limpio, quema mucho más carbón.

¿Existe alguna voluntad de Estados Unidos y de China, que son los países que más emiten, de reducir las emisiones?

China se plantea reducir el pico de emisiones antes de 2030 y carbono cero en 2060. El caso de Estados Unidos es distinto porque el Acuerdo de París se firmó durante la presidencia de Obama. Después vino Trump y deshizo su adhesión al acuerdo, lo cual fue un retroceso enorme. Biden se reincorporó al Acuerdo y presentó un compromiso de disminución del 50 % en 2030 respecto de lo que emitió en 2005. La realidad es que vamos bastante mal. Si miramos la tendencia de las emisiones es bastante difícil. Estados Unidos quiere reemplazar toda su flota de autos a autos eléctricos, pero no alcanzan los recursos mundiales en términos de litio y capacidad de fabricación para cumplir con ese compromiso para 2030.

Los chinos han reducido sustantivamente la cantidad de las centrales térmicas a carbón. Es el país que más renovables ha incorporado, pero el crecimiento económico también depende del consumo energético. Yo diría que el país más complicado es India porque fundamentalmente quema carbón y porque, como dicen ellos claramente, no dejarán que su población muera de hambre por las cuestiones climáticas. Tienen una situación muy complicada. Ya estamos en la etapa del riesgo alto, por eso el IPCC es muy importante en este período para explicar a los Estados que, si no se toman acciones ahora, la posibilidad de que este mundo no tenga vuelta atrás es muy alta.

¿Podremos alcanzar la llamada “justicia climática”?

La injusticia climática se da en los países que sufren los impactos y no han emitido nada. La vulnerabilidad la tienen los países más pobres, que son los que menos han emitido. Porque también hay que pensar en los cambio de adaptación al cambio climático. ¿Cómo se genera esa adaptación? ¿Forzando a las comunidades a que vivan como puedan en situaciones no deseadas? ¿Trasladando a las comunidades a zonas donde haya un poco más de agua? Se necesita una transferencia de recursos del mundo desarrollado a los países más pobres. Si bien ya existe esa transferencia, no alcanza. Tiene que haber algún apoyo de los países responsables hacia los países más pobres para que puedan adaptarse a esta nueva circunstancia climática. Si el mundo es tan injusto, yo no veo que podamos a alcanzar la justicia climática.

Nota actualizada el 4 de agosto de 2023

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