David es estudiante del Doctorado en Ciencias Ambientales en la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM) y becario doctoral CONICET. Su estudio se enfoca en la transformación de ambientes asociada al avance de los cultivos de arroz (arroceras), por medio del análisis de imágenes satelitales, y en la evaluación de la calidad ambiental en la zona del Bajo de los Saladillos, provincia de Santa Fe. En el Wetland Ecology Department of the Institute of Geography and Geoecology, del KIT, se encuentra realizando una estadía de investigación hasta julio de este año. Su objetivo es el análisis espacial y temporal de la dinámica de distintos ríos en el Amazonas boliviano y su relación con los cambios en la vegetación ribereña. Para ello, utiliza sensores remotos y programas informáticos para el procesamiento de imágenes satelitales.

Debido a que su bisabuela emigró de Alemania antes de la Primer Guerra Mundial, esta oportunidad no sólo era beneficiosa para su carrera académica sino, también, una forma de entender ciertas costumbres familiares. Sus metas académicas, por otro lado, se basan en poder conocer el funcionamiento de otros institutos, adquirir nuevas herramientas y fortalecer el vínculo entre los laboratorios.

Los primeros días son los más difíciles dado a que se debe sumergir en una nueva cultura donde desde el horario hasta la forma de funcionar el transporte son distintas. El laboratorio donde se encuentra está integrado por personas de distintas partes del mundo, pero con una impronta muy fuerte de Sudamérica. Esto genera una gran diversidad y cuenta que es muy divertido ver como en una misma mesa se puede estar hablando en alemán, inglés, portugués, francés o español. También, tuvo la oportunidad de fortalecer el vínculo con sus compañerxs durante un viaje a la región de Asturias, España, en el marco de la carrera de Geografía dictada en el KIT. Conocer gente y generar nuevos vínculos, es la clave para poder ir adaptándose al día a día en una nueva ciudad.

Mucho de lo que está viviendo es anécdota para contar al regreso. Sobre todo cuando, gracias a animarse a hablarle a dos desconocidos en el tren, consiguió un club donde practicar futsal tal como lo hace en Argentina. Dos semanas después de su llegada a Karlsruhe, cuando iba viajando de regreso, escucho a dos chicos hablando en español sobre fútbol y que normalmente juegan entre ellos. Como a él le encanta el fútbol, incluso se llevó los botines, les habló para saber si me podía sumar a sus partidos. Se intercambiaron los contactos y, hoy día, son grandes amigos con los cuales van a escalar con frecuencia y juegan al Voley todos los viernes.

David recomienda a investigadores/as UNSAM que hagan este tipo de experiencia porque “te abre la mente en un montón de sentidos, posibilitando conocer a un montón de personas y otras culturas. Y te permite conocerte mucho mejor y valorar cosas que uno muchas veces da por sentado o no aprecia con el valor que realmente se merecen”.

Para convocatorias de movilidad seguí nuestro boletín.