Lechugas, remolachas y tomates conviven con flores y plantas aromáticas en la huerta ubicada frente al Centro Asistencial Universitario del Campus Miguelete. Un espacio que vincula la promoción de una alimentación saludable con prácticas de integración social para toda la comunidad.
Plantar semillas, podar ramas, trasplantar plantines y sentir el perfume del cedrón o de las flores de lavanda y caléndula ayuda a mejorar la motricidad fina y estimula los sentidos y la concentración. En la huerta ubicada junto al edificio del Centro Asistencial Universitario (CAU) crecen diferentes especies de plantas en canteros de madera plástica. Allí, las personas que asisten al CAU realizan actividades de rehabilitación motriz y sensorial acompañadas por especialistas en Terapia Ocupacional y estudiantes que hacen las prácticas profesionales de esa carrera.
Además de lxs pacientes del CAU, al espacio también asisten talleristas en Cultivo de Alimentos —actividad a cargo de España Verrastro, responsable del Área de Sustentabilidad y Ambiente de la Dirección de Bienestar y Extensión de la Secretaría de Extensión y Vinculación de la UNSAM— y voluntarixs que colaboran con el cuidado y mantenimiento de la huerta.
La iniciativa surgió en 2016 con el proyecto de voluntariado UNSAM “Huerta, salud e integración”, articulado por el Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento (ICRM) y la Secretaría de Extensión. El proyecto tenía una misión terapéutica y educativa: involucrar a las personas —en especial, a aquellas con discapacidades que asistían al CAU— en el cultivo de alimentos saludables mediante actividades lúdicas e inclusivas. Hoy, además del trabajo en conjunto con el CAU, el espacio recibe la visita de diversas instituciones educativas y centros comunitarios y de salud de San Martín y alrededores que quieren conocer y replicar la experiencia.
Las personas con movilidad reducida también pueden acceder a la huerta: el espacio cuenta con dos canteros adaptados para pacientes en silla de ruedas o con requerimientos especiales. La adaptación del cantero fue ideada por un paciente del CAU y su fabricación se hizo en colaboración con participantes del Taller de Huerta, docentes y estudiantes del CAU y voluntarixs UNSAM. Una parte importante de este proyecto es que mejora la calidad de vida y el desempeño funcional de personas que sufren discapacidad temporal o permanente y, al mismo tiempo, fomenta el vínculo entre pacientes, estudiantes, docentes y voluntarixs.
Además del trabajo con el CAU, la huerta es visitada por otras instituciones educativas y centros comunitarios y de salud como la Escuela Maitén de Educación Especial con Orientación en Discapacidad Intelectual de San Martín: sus estudiantes, que reciben formación laboral en jardinería, exploraron la huerta buscando distintas especies de hojas e insectos, e identificando texturas y olores. La Escuela Secundaria Munacuna, una institución de educación comunitaria de CABA, también se interesó en la experiencia: sus docentes y estudiantes aprendieron sobre cultivo de alimentos y armado de canteros para su propio proyecto de huerta.
Las instituciones de educación especial reciben el acompañamiento de Gabriela Tomaciello, docente y coordinadora de Prácticas del CAU, y por Valentina Hernández, Valentina Lambert y Florencia Dematteis, estudiantes de Terapia Ocupacional.
Contacto: rhuertas@unsam.edu.ar